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Con el pie derecho

Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": la muy prometedora primera apertura de Yu Darvish en la pretemporada, hace albergar serias esperanzas a los seguidores de los Vigilantes de Texas en relación a que, con la llegada del japonés a su elenco monticular, la ausencia de C. J. Wilson podría no representar una gran diferencia en relación a lo que los tejanos experimentaron durante las dos temporadas anteriores, alcanzando el Clásico de Otoño.

Darvish lanzó dos entradas sin permitir carreras a los Padres de San Diego, admitiendo eso sí, dos imparables, ambos dobletes, pero con tres pasados por los strikes en un total de 36 lanzamientos con extraordinario comando. La recta de cuatro costuras y su slider fueron los pitcheos que el nipón utilizó con mayor regularidad y después de la acción, manifestó sentirse satisfecho con lo que había podido hacer.

Lo cierto es que pocos dudamos del éxito que va a tener Yarvish en su primera temporada en las mayores. No se trata solo de la gran calidad que tiene como lanzador, sino del hecho histórico de que los pitchers japoneses, por sus movimientos tan extraños sobre la loma, por su repertorio y por ese trabajo de espejo en el que tanto énfasis ponen los japoneses en sus entrenamientos, son serpentineros que generalmente se complican mucho a los bateadores de las Grandes Ligas en el inicio de sus carreras.

Antecedentes sobran para ejemplificar el éxito de los orientales en su primer año en Estados Unidos. Hideo Nomo por ejemplo, terminó con marca de 13-6 y 2.54 de efectividad, además de 236 ponches en 1995 cuando llegó a los Dodgers. Kazuhisa Ishii también ganó 14 de sus 28 aperturas con los Esquivadores en 2002, Hideki Irabu finalizó con 13 triunfos cuando los Yankees lo colocaron como abridor de tiempo completo en 1998, también su primera campaña de principio a fin en las mayores, y hasta el propio Daisuke Matsuzaka, quien ganó 33 juegos en sus dos primeros calendarios con los Medias Rojas de Boston.

Lamentablemente, no se trata sólo del hecho de que los bateadores se acostumbran a sus movimientos, los estudian y conocen más de su repertorio, sino también por el gran número de lesiones que comienzan a afectar a estos lanzadores, una vez que avanza su carrera en Grandes Ligas, comienzan muy temprano a "no ser los de antes".

Hay dos factores importantes. El primero, sin lugar a dudas, es el hecho de que por la situación de los reglamentos en Japón, estos pitchers llegan ya a edades avanzadas a los Estados Unidos. Matsuzaka por ejemplo, debutó con Boston a los 26 años de edad, y los demás de esa lista no se quedan tan atrás: Nomo lo hizo también a los 26, Ishii a los 28, lo mismo que Irabu, mientras que Yu Darvish lo hará a los 25.

Por otra parte, el régimen de trabajo que resulta ser completamente diferente a lo que ellos vienen realizando en Japón, en donde se les exige mucho más en el aspecto físico, desde los mismos entrenamientos previos a la temporada, una cantidad de trabajo que se reduce bastante cuando llegan a los Estados Unidos, y que por eso mismo, puede llegar también a provocar molestias físicas y problemas en hombros y codos, ya que han venido trabajando bajo otro régimen, mucho más intenso, durante casi más de una década.

Esas serán las circunstancias adversas en el caso de Darvish, quien ya era el número uno de la rotación de sus equipos desde el primer año en la escuela. La negociación de Yu costará a los Rangers más de 111 millones de dólares, entre la cantidad que tuvieron que pagar para comenzar negociaciones ($ 51.703.411) y el salario de 60 millones en seis años. Ligeramente superior a los casi 104 millones de billetes verdes que Boston pagó por Matsuzaka en el 2006 y por supuesto, mucho más de los 27 millones que los Mariners pagaron por Ichiro Suzuki en su primer contrato allá por el 2000.

Pero por supuesto Nolan Ryan y compañía esperan obtener dividendos mucho más altos de los que los otros dos rivales han obtenido, algo que no resultará muy fácil, pues superar lo realizado por los otros dos requiere de una carrera casi de Salón de la Fama (máxime en el caso de Ichiro). Pero para alcanzar esa proeza, se requiere comenzar con el pie derecho, y la primera salida de Darvish, aunque sea en entrenamiento primaveral, le dará al menos un par de noches de buen sueño a Nolan Ryan.