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Un cazador de sueños

ORLANDO -- Durante su adolescencia, Gustavo Ayón se despertaba al alba para ir a ordeñar las vacas en su Zapotán natal.

A las siete de la mañana regresaba a su casa a tomar el desayuno, sólo para luego seguir trabajando en el campo.

"Sembrar, fertilizar, hacía lo que tenía que hacer", recordó Ayón. "Mi única meta era terminar lo más pronto posible para poder ir a jugar al básquetbol".

El municipio de Compostela, Nayarit no es necesariamente una autopista al primer mundo, y es normal que muchos de los locales sueñen con irse a Estados Unidos en el futuro.

"Era mi único deseo", declaró el alero de poder del Orlando Magic. "Sin embargo, mis padres nunca me dejarían irme. Los estudios eran prioritarios para ellos".

De hecho su madre María Edelmira era maestra, y por eso tenía las conexiones para seguir cada uno de los pasos de Gustavo en cuanto a su vida escolar se refiere. Aunque para Ayón, los estudios estaban en un segundo plano en ese entonces; el baloncesto era su vida.

Después de todo, era el deporte familiar. Los hermanos del abuelo de Gustavo, sus tíos y sus hermanos Carlos y Juan practicaban el deporte que él tanto ama. "En el pueblo ya saben que es una tradición de los Ayón", expresó. "Ahora mis sobrinos están empezando de chicos".

En esa región, cuando hay fiestas patrias, se hacen torneos y todos los pueblos van a jugar básquetbol a ese sitio.

Esa era la extensión del horizonte del baloncesto para Gustavo Ayón en ese entonces. Hasta que apareció su tío para romper el molde.

"Mi tío empezó a jugar más a nivel estatal, nacional, y es quien me empieza a llevar a otros sitios que yo no tenía en la imaginación", dijo Ayón. "Él fue el que me enseñó los fundamentos principales".

Por esos tiempos, Ayón asistía a una preparatoria en Zapotán llamada Compostela, donde se la pasaba jugando al básquetbol, y no asistía a las clases.

Acto seguido, se vio obligado a dejar los estudios. Su padre, Carlos Gustavo, lo obligó a volver a trabajar en el campo.

"Allí me di cuenta que no quería trabajar en el campo de tiempo completo", señaló Ayón. "Le digo a mis padres que quiero volver a estudiar, y lo hago en Conalep. No tenía otra visión más que jugar al baloncesto, y si tenía que estudiar para poder hacerlo, entonces eso sería lo que haría".

Dos años más tarde, Ayón se va a jugar a la capital del estado de Tepic, donde su presencia se hizo sentir de inmediato. En mayo del 2003, le llegó una carta a casa de su abuela; era una invitación a un campo de pruebas en la universidad.

"Fue la primera vez que mi padre me dejó tomar una decisión por mi cuenta", sentenció Ayón. "Recuerdo que tomamos el autobús juntos, y en el camino yo le dije que estaba seguro que me iba a quedar porque era muy alto. Mi padre no me respondió y siguió mirando la ventana".

Desde los 13 años, cuando Gustavo vio por primera vez algo relacionado con la NBA, ese fue su único sueño, y esta prueba significaba dar otro paso en la dirección indicada.
Sin embargo, para su sorpresa, se encontró con que todos los otros jugadores que habían ido a la prueba, eran igual o más altos que él.

Su talento lo hizo brillar una vez más, y la universidad decidió darle la beca, por lo cual su padre se quedó con él durante tres días para comprar muebles para su nueva habitación.

DEL CAMPO A LA CIUDAD
En ese momento comenzaba su nueva vida, de aquí en adelante Gustavo estaría por su cuenta.

"No me voy a olvidar jamás cuando mi padre se subió al autobús para irse", recordó. "Allí fue cuando me llegó, y tenía ganas de ir corriendo y subirme con él. Se dio vuelta con los ojos llorosos, y yo me emocioné también".

Los siguientes tres meses fueron muy duros porque Ayón no quería más que regresarse a su casa.

Pero a medida que se fue acostumbrando, entendió que la única meta de su padre era abrirle puertas de cara al futuro. Era el momento de soltarle la rienda, y el dolor era simplemente parte del camino.

La meta seguía siendo la misma, pero en su primer año en la universidad se vio relegado a la banca dado que tenía muchos jugadores de renombre por encima de él.

Sin embargo, tras esa primera temporada se ganó la titularidad, terminaron ganando el campeonato y Ayón incluso fue seleccionado al quinteto ideal.

"La persona más influyente en mi tiempo allí fue Javier Ceniceros", dijo Ayón. "Yo siempre tuve un carácter muy explosivo y él me hablaba de la actitud. Fue él quien me introdujo la necesidad del trabajo para mejorar".

En efecto, Ayón llegaba todos los días una hora antes que sus compañeros para trabajar en su juego.

Y el esfuerzo pagó sus dividendos, porque lo contactó la Universidad de San José para irse a Estados Unidos.

"Surgió de la nada esa oportunidad", enfatizó Ayón. "Al día de hoy sigo sin saber cómo llegaron a mí".

No obstante, esa "luna de miel", sería de corto plazo. La distancia con su novia resultó ser demasiado dura, y a pesar de que su padre le pedía que se quedera, decidió regresarse casi que recién llegado.

Su padre no compartía la decisión, pero Gustavo insistía en que iba a terminar llegando a su meta.

"Le dije a mi padre que me iba a ir a Europa eventualmente", sentenció Ayón. "El camino iba a ser más largo, pero iba a llegar. La ley de atracción es lo mejor, y si deseas algo lo suficiente, hay más posibilidades de que se dé".

Para llegar al viejo continente, Ayón debía dominar en Xalapa, donde otra vez no tuvo un primer año sencillo. Al igual que a lo largo de toda su carrera, sus segundos años fueron mejores y a la postre determinantes.

En esa segunda campaña empieza a ver más minutos, y recibe una oferta del Fuenlabrada, aunque opta por quedarse dos años más Xalapa porque tenía la responsabilidad de su esposa y sentía que todavía no era su momento.

El tiempo le terminó dando la razón, considerando que ganaron dos títulos y tuvo un partido consagratorio ante Mexicali.

"Nunca había visto a la gente tan metida como ese día en el sexto juego de la final", explicó Ayón. "El gimnasio estaba lleno, terminé con 25 puntos y 19 rebotes y fue la despedida perfecta del equipo que me abrió las puertas al profesionalismo".

Dio la casualidad que el técnico rival ese día fue un español llamado Iván Denis, quien se fue a dirigir a Tenerife la siguiente temporada. Él es quien cuenta en España que "ese chico me ganó la final".

Fue allí cuando llegó la oportunidad de Ayón en España, donde en un inicio jugó en la tercera división. Como era de esperarse, dominó esa liga hasta el hartazgo e incluso llegó a decirle a su mujer que se volvían a México, donde había ofertas económicamente importantes "si no hay noticias en las próximas dos semanas".

Justamente la noche del ultimátum llegó el llamado de Tenerife, y su pasaje de salida de la tercera división.

"No me importaba ir, sólo quería salir de la tercera división", declaró Ayón. "Allí me topé con que Tenerife había perdido sus primeros siete encuentros".

Tenerife, equipo de segunda división, empieza a ganar y Ayón continúa con su dominio habitual. El deseo del llamado de Fuenlabrada seguía latente, pero se fue la campaña sin recibir el llamado tan esperado.

Hay un cupo de dos extranjeros en Europa, que en Fuenlabrada ocupaban el uruguayo Esteban Batista y el norteamericano Gerald Fitch. Este último se lesiona la rodilla, y finalmente le llegó su turno a Ayón.

La liga ACB ya era una realidad, y por ende la evolución de Ayón como jugador también.
"No estaba acostumbrado a trabajar como se debe", admitió. "Allí se entrena seis días y se juega el séptimo. Estaba realmente cansado, pero cada vez que sentía que quería bajar los brazos, pensaba en mi deseo de ir a la NBA".

Esteban Batista recibe su oportunidad, y Ayón podría ser el siguiente. El problema fue que el mexicano tuvo tres partidos muy malos tras la salida del charrúa.

Con la ayuda de Salva Maldonado, quien le inculcó "la mentalidad de equipo", el repunte llegó en el mes de marzo, cuando Fuenlabrada le ganó a gran parte de los equipos grandes de España y clasificó a los playoffs por primera vez en 11 años.

El ídolo de Ayón no es Michael Jordan, ni Magic Johnson, es el argentino Luis Scola.
"Recuerdo que estábamos en Puerto Rico en el 2009, y me lo encuentro en el elevador", dijo Ayón. "Le dije que lo admiraba, y me sorprendió al decirme que yo tenía más futuro que él".

Al igual que Ayón, Scola también comenzó en la tercera división española hasta hacerse su camino a la NBA.

"A mi juicio el mejor pick and roll del mundo es el de Pablo Prigioni y Scola", admitió Ayón. "Por eso empezó a estudiar videos para perfeccionar el movimiento".

Con el pared y desmarque como herramienta, y el corte "por la puerta trasera" como recurso, Ayón se convirtió en uno de los principales protagonistas de la liga.

El parte aguas se da en el juego ante el Barcelona. El gerente general de los Lakers había ido a mirar a Ricky Rubio, pero Ayón también dejó su huella.

El efecto dominó no tardó en llegar y comenzó a surgir el interés de los equipos de la NBA. Para ser más preciso, cuatro equipos contactan a Emilio Durán, agente de Ayón.
New Orleans fue la primera visita, y el equipo a priori más interesado. La siguiente parada fue en San Antonio, donde conoció a su actual entrenador Jacque Vaughn. No obstante, sufrió una lesión en la pierna y no pudo entrenar.

Los Spurs le pidieron que se quedara a rehabilitar su pierna para que luego pueda entrenar con ellos, pero la barrera del lenguaje hizo que Ayón "no comprendiera el mensaje", y se terminó yendo a Denver.

La última parada fue Oklahoma City, donde curiosamente el asistente del gerente general Sam Presti era Rob Hennigan, actual gerente general del Magic.

"Me llamó la atención que me preguntó mucho acerca de mi vida personal", expresó Ayón. "Igualmente a fin de cuentas la plantilla del Thunder estaba completa y me volví a México para luego emprender mi regreso a España".

El problema es que la NBA estaba en pleno cierre patronal, y una adquisición era una misión imposible.

Meses más tarde, apenas horas de terminada la huelga, Durán recibe un llamado de los Hornets, que le indican que apenas se concrete un intercambio por Chris Paul, irían en busca de Ayón.

La ansiada espera estaba llegando a su final. Y dos horas antes de su siguiente partido en España llegó el llamado confirmando la buena noticia.

El problema es que en el Fuenlabrada tenía una cláusula de un millón y medio de dólares.
"Les dije que era mi sueño ir a la NBA", dijo el alero mexicano. "Que no tenía el dinero para pagarles en ese entonces, pero que si me dejaban ir les daba mi palabra que les pagaría".

ADIÓS EUROPA, BIENVENIDA NBA
El primer llamado, como no podía ser de otra manera, fue a sus padres.

"Recuerdo que estaban en una fiesta", soslayó Ayón. "Mi madre es muy llorona y me hizo emocionarme, mientras que mi papá me felicitó pero es más reservado. El sueño de toda mi vida se había hecho realidad".

Una vez en New Orleans, tenía tres internos importantes por delante de él; Chris Kaman, Emeka Okafor y Carl Landry, y por ende pocos minutos de juego. Su debut fue ante Sacramento en Año nuevo.

"Estaba muy nervioso, muy ansioso", admitió el mexicano. "Hasta ese momento me sorprendía la manera en que viajaban los equipos, el hecho de tener una habitación para mí solo. Realmente estaba emocionado por todo. Pero cuando entré en acción, sentía que todos volaban y yo tenía unos 300 kilos encima".

Lo que muchos no saben es que Ayón fue uno de los líderes en su posición en producción por minuto.

Evidentemente algo que los Hornets tampoco sabían o eligieron mirar hacia otro lado cuando lo intercambiaron al Magic.

"Realmente me tomó por sorpresa", dijo Ayón. "Me habían dicho que querían contar conmigo, y el cambio me cayó como un balde de agua fría".

El Magic intercambió a Ryan Anderson, que venía de tener una gran temporada, a los Hornets, y pidieron específicamente por Ayón; Hennigan no se olvidaba la impresión que había causado en él.

Y a juzgar por la situación actual del Magic, ahora que intercambiaron a Dwight Howard, podría terminar siendo la sede ideal para Ayón.

Después de todo, Orlando es un equipo joven y no tiene un centro puro, por lo cual Ayón no sólo debería ver más minutos, sino que además se especula con que podría estar en el quinteto titular cuando inicie la temporada.

"Aquí no hay tantas figuras", expresó Ayón. "Es un cambio mandado a hacer para mí".
Ayón jugó los últimos tres meses en Europa como centro, por lo cual más allá de que no tiene el tamaño ideal, podría cumplir con ese rol.

Con la etapa de la adaptación en el pasado, Ayón está listo para hacerse sentir en su segunda campaña.

"La velocidad es distinta y aprendí a pensar más rápido", admitió el alero. "Lo importante es estar bien todas las noches defensivamente, y el resto viene solo".

El Magic tiene a un gerente general y a un entrenador que estarán cumpliendo sus primeros años en sus funciones. El plantel no tiene una gran figura, y la inexperiencia es moneda corriente.

Por esas razones, la mayoría de los expertos creen que Orlando estará en el sótano de su división al finalizar la campaña.

"Tenemos que trabajar en equipo, porque no tenemos las individualidades", explicó Ayón. "No somos sobre dotados físicamente, pero jugando en conjunto y con mentalidad de sacrificio, podemos llegar donde queramos".

Vaughn tiene un estilo democrático como entrenador, y Ayón disfruta de "la manera en que pide las cosas". Curiosamente el martes paró la práctica para felicitar al jugador mexicano por una gran cortina que hizo.

Detalles cómo estos hacen que el equipo le haya respondido de entrada al joven entrenador, cuya presencia se ha hecho sentir.

Todavía existe la barrera del idioma para Ayón, que está tomando clases de inglés, y según Quentin Richardson "se le entiende perfectamente".

No obstante, Ayón no es el único que está intentando aprender un nuevo idioma. El gerente general Rob Hennigan está intentando aprender el español.

"Es curioso que quiera aprender el idioma, aquí no hay pretextos", dijo. "Igualmente dentro de la cancha hay un idioma universal".

El Magic inicia la pretemporada este domingo curiosamente ante los Hornets, nada más y nada menos que en la Ciudad de México.

Lo raro es que la NBA había pactado inicialmente ese partido en México por la presencia de Ayón con los Hornets. Tras el intercambio, no lograron cambiar el partido, pero dio la casualidad, que justamente pasó al equipo rival, en este caso el Magic.

Esa casualidad tendrá un final feliz, sobre todo para Ayón, para quien no será un partido cualquiera.

"Será la primera vez que mi hijo me vea jugar", enfatizó el mexicano. "Además muchos de mis compatriotas no tienen la oportunidad de verme jugar seguido. Y como si fuera poco estaré jugando ante mi ex equipo, que me tocó un poco el orgullo al cambiarme".

A los 27 años, Gustavo Ayón está viviendo su sueño de toda la vida, aunque está lejos de sentirse realizado.

"Me tengo que consolidar en esta temporada", expresó Ayón. "Luego quiero estar muchos años más en la liga, y eventualmente buscar un campeonato en la NBA".

Hasta ahora, todo lo que se ha propuesto Ayón, lo ha logrado. Ha habido muchos sacrificios a lo largo del camino, y Ayón ya piensa en las recompensas para los más afectados.

"Cuando termine mi carrera, me gustaría estar cerca de mi hijo y llevarlo a la escuela todos los días", concluyó Ayón. "No lo pude ver gatear por primera vez y me he perdido varios momentos importantes, pero ya llegará el momento de poder estar junto a él en todo momento".

Después de todo, qué clase de hombre sería si no le mostrara a su hijo que los sueños están hechos para perseguirlos.