Jayson Stark 10y

Francisco Liriano: el boleto ganador

PITTSBURGH – El hombre que abrirá el primer juego de Serie Divisional en la historia de los Piratas de Pittsburgh es la versión del béisbol de pegar los seis números de la loteria Powerball.

Cha-chingggg.

En serio, si uno trabaja en la oficina central de cualquier equipo, ¿acaso hay algo mejor que firmar a un lanzador por un millón de dólares quien, de forma mágica, e inesperadamente, se convierte en un candidato al Cy Young, justo frente a tus ojos?

Bueno, eso sucedió. Le sucedió a los Piratas, con un boleto de lotería llamado Francisco Liriano.

Y ahora, después de una sensacional temporada de 16 victorias, tras haber lanzado una fenomenal joya en el juego de comodines en Pittsburgh, sera el turno del zurdo dominicano de 29 años para subirse al montículo en el Juego 3 de la Serie Divisional de la Liga Nacional el domingo, contra un equipo de los Cardenales que dominó durante todo el año (3-0, 0.75 ERA, en tres aperturas).

Podemos escuchar a todo el mundo alrededor de Estados Unidos mirando a Francisco Liriano, apenas una temporada después de haber conseguido números de pesadilla de 6-12, 5.34 con los Mellizos y los Medias Blancas, y diciéndose a sí mismos: "Wow, los Piratas tuvieron mucha suerte con este muchacho".

Ha-ha-ha-ha-ha. Bueno, quizas PAREZCA suerte si no examinamos esta saga bien de cerca. Pero les aseguro una cosa. Cosas como estas – virazones como estos – nunca suceden de la nada, como si un chico de siete años se encontrara un billete de $50 tirado en la acera.

Esas cosas solo suceden cuando el equipo correcto encuentra el proyecto de reclamación correcto, y junta ese proyecto de reclamación con un grupo de gente realmente inteligente y talentosa, y todo funciona.

Bueno, eso sucedió también. Le sucedió a Francisco Liriano y los Piratas. Pero no por algún golpe de suerte.

Sucedió porque no hay otra organización en el béisbol ahora mismo que haga un mejor trabajo de traer lanzadores quebrados y meterlos a su Taller de Afinamiento Milagroso de Lanzadores y dejarlos como nuevos. O mejor que nuevos.

Realmente. Piensen en eso. Piensen en todos los lanzadores que han pasado por Pittsburgh y se convirtieron en engranajes principales del Tren para Romper la Maldición de Sid Bream: Jason Grilli, Mark Melancon, Charlie Morton, Jeff Locke, Jeanmar Gómez . . .

Y Francisco Liriano.

Especialmente Francisco Liriano.

La historia de cómo él llegó a ese lugar especial, donde una ciudad entera piensa que enviarlo al montículo en octubre es tan cercano al Cielo del Béisbol como observar por vez No. 75,819 la repetición del cuadrangular de Bill Mazeroski, es un cuento increíble.

Originalmente firmó un contrato de dos años y $12.75 millones en diciembre pasado. Y luego des-acordó dicho contrato luego de ganar la competencia de La Lesión Idiota del Año en diciembre al romperse su brazo derecho (también conocido como su OTRO brazo) mientras jugaba con sus hijos.

Lo que dejó al pobre Francisco Liriano en el limbo por otro mes y medio. Hasta que acordó con los Piratas ese otro acuerdo por apenas $1 millón garantizado, y el resto de los dineros establecidos en el acuerdo estaban sujetos a que volviera a la salud.

Así que en ese momento, esa rara lesión lucía como un desastre.

Pero él no se imaginaba – ninguno de nosotros nos imaginábamos – que eso sería lo mejor que ha pasado a Francisco Liriano en años.

"Pienso que todo sucede por una razón", dijo el sábado, en la víspera de su cuarta salida de su carrera en postemporada. "Me rompí el brazo, pero todo sucede por una razón. No pensaba que iba a jugar este año, así que estoy sorprendido del año que he tenido. Solo le doy gracias a Dios por la oportunidad, y a los Piratas por darme la oportunidad de poder lanzar. Todo ha salido maravilloso para mí, y estoy muy agradecido por ello".

Todo luce loco ahora mismo, mirando a lo lejos, de que siquiera esté agradecido por la lesión en sí. Pero a la larga resulta ser que eso también fue una bendición disfrazada de dolor.

"Una de las cosas más grandes que le sucedió fue que, gracias a la lesión, tuvo un entrenamiento primaveral bien largo", dijo Jim Benedict, asistente especial del gerente de los Piratas Neal Huntington y ex coordinador de pitcheo de liga menor quien también se involucró en desarrollo especial de jugadores y en proyectos como Liriano.

"Los cambios que él hizo – no los podia haber hecho si hubiese estado en entrenamiento de Grandes Ligas", siguió diciendo Benedict. "Porque pasó tanto tiempo en los entrenamientos extendidos de primavera, que tuvo tiempo para enderezar su mecánica de lanzamiento y regresarle la fuerza a su brazo de forma lenta".

Esa frase, "enderezar su mecánica de lanzamiento", parece tan simple cuando la escuchas en un vacío. Pero en el caso de Liriano, nada sobre su forma de lanzar ha sido simple – o siquiera repetible, por largos periodos de su -- en ocasiones brillante y en otras ocasiones descarrilada -- carrera.

"Si eres un lanzador que ponchó a 15 contrarios y no das boletos en un partido, y al juego siguiente das siete boletos y ponchas a dos, y entonces comparas esos dos juegos, realmente vas a ver dos tipos diferentes", dijo Benedict. "Así que cuando lo tienes en tu equipo, lo primero que le dices es, `vamos a hablar sobre esto'".

Así que en esta primavera, en el tranquilo escensario de Brandenton, Fla., Liriano se sentó y tuvo esa charla -- con Benedict, con el coach de pitcheo de los Piratas, con el coach del bullpen Euclides Rojas y con el coach de pitcheo de los Piratas en la Liga del Golfo, Miguel Bonilla, quien pudo hablar cómodamente con Liriano en español, y luego traducirle lo que conversaron al resto del grupo.

Lo que todos decidieron fue que el mayor problema de Liriano fue su inhabilidad de quedarse atrás con su pierna izquierda con alguna consistencia – un fallo en su envío que puede causarle que se apresure, que pierda el control y que no pueda corregirlo, aun cuando sepa lo que está haciendo mal.

Así que eventualmente, ellos acordaron una terminología que todo el mundo pudiese entender – especialmente Liriano – y que siempre estuviera allí para recordarle lo que necesitaba hacer para "quedarse atrás".

La frase que seleccionaron fue "bolsillo trasero izquierdo".

Eso no fue porque querían que él pensara en meter la mano para buscar su billetera. Fue porque querían que él recordara que si él podia levantar su "bolsillo trasero izquierdo", se mantendría un poco más sobre su pierna izquierda en su envío. Y todo lo demás caería mágicamente en su lugar.

"Eso hizo que su cabeza se alineara", dijo Benedict. "Y cuando él mantiene su cabeza alineada, puede conquistar a cualquiera. Y no es solo eso. Esa única cosa mejoró también el resto de su cuerpo.

De haber tenido un entrenamiento primaveral normal, habría tenido solo seis semanas para tratar de entender ese concepto mientras trataba de aumentar su conteo de pitcheos para estar listo para la temporada. En cambio, tuvo un mes adicional para perfeccionar su mecánica, recuperar gradualmente su fuerza y que su regreso fuera más suave.

Y cuando finalmente volvió a las Grandes Ligas el 11 de mayo, era un tipo diferente – incluso mejor, en algunas formas, que el fenómeno de 22 años que con un slider relampagueante que irrumpió en escena con los Mellizos en el 2006.

Los números de Liriano en esa temporada 2006 (12-3, 2.16, con 144 ponches en 121 entradas) quizás hayan sido mucho más que sorprendentes. Pero él no tenía el control de su devastador repertorio de tres pitcheos (recta/slider/cambio) que tiene ahora. Y además tenía un envío tan violento, que se le explotó el codo luego de apenas 20 salidas en su carrera de Grandes Ligas.

Pero ahora, a medida que se acerca a su cumpleaños 30 en este mes, es más un as que antes. Y eso es exactamente lo que los Piratas esperaban que sucediera cuando hicieron la apuesta por él en el invierno pasado.

"Uno tiene que darle crédito al hombre por el corazón, la convicción, y el empeño que ha puesto en todo", dijo el sábado su manager Clint Hurdle. "Pienso que eso es lo que ha dado el grado de separación de lo que podríamos haber pensado que íbamos a conseguir, a lo que en realidad ha hecho y llevado a cabo, y que ha demostrado que puede hacer".

Liriano no pudo calificar para el cetro de efectividad por apenas una entrada. Pero de haber calificado, habría tenido el tercer OPS más bajo de los contrarios (.611), el tercer mejor slugging de los contrarios (.314), el cuarto promedio de bateo más bajo de los contrarios (.224) y la quinta mejor efectividad (3.02) entre todos los zurdos de la Liga Nacional. Solo Clayton Kersaw y Madison Bumgarner lo vencieron en todas esas categorías.

Y a medida que se acerca el Juego 3, nadie tiene que recordarles a los Cardenales que Liriano fue especialmente devastador contra ellos. Ellos batearon una ridícula línea estadística de .127/.179/.165 ante él, sin cuadrangulares, en tres aperturas, y le anotaron dos carreras en 24 entradas.

Así que, si no fue la mejor firma en la agencia libre en todo el invierno, de cualquier equipo, definitivamente fue la mejor ganga de un millón de dólares. Pero hay una diferencia entre encontrarse un agente libre como este y hacer lo que sea necesario para que suceda. Y queda claro ahora que los Piratas no se lo encontraron, sino que lo trabajaron.

"Esta es una victoria de la organización", dijo Benedict. "Desde la adquisición por parte de la oficina central, a las revisiones de su forma de lanzar, a los coaches de Grandes Ligas, esto fue un esfuerzo de toda la organización. Y él lo ha tomado bien en serio. Así que esto ha sido bueno. Todo sobre esto ha sido bueno".

Y si esta corrida de brillantez sigue en el domingo de octubre más importante que los Piratas de Pittsburgh han experimentado en dos décadas, se pondrá aún mejor.

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