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El Coton, entre oraciones y balanzas

A Revecco le costó dar el peso Gentileza Diario UNO de Mendoza

SAN MARTIN, MENDOZA. -- "Padre nuestro que estás en los cielos..." La oración, pronunciada por unas cincuenta personas, impregnó de calidez el ámbito. En las paredes, dibujos de siluetas de boxeadores. A un costado, un ring. Y, frente a los fieles, el sacerdote Horacio Day. Se terminaba de inaugurar el gimnasio municipal "José Antonio Sasso", con el viejo maestro presente, y las instalaciones fueron bendecidas. Jorge Omar Giménez, Intendente de General San Martín, le pidió a todos los empleados que le entregaran un obsequio al profesor Sasso, en su silla de ruedas...Apenas unos minutos después comenzó el pesaje de la función de este sábado 12 de octubre, en la que en el combate de fondo estará en juego el campeonato mundial de peso mosca de la Asociación.

Fue la primera vez que escuchamos un padrenuestro antes de un pesaje. Luego empezó la ceremonia. Primera conmoción, porque Juan Carlos Reveco, campeón regular mosca AMB, con 31 victorias (17 KO) y una sola derrota, no dio el peso. El límite de la división es de 50,802 kilogramos (112 libras) y por consiguiente, al registrar 51,200 debió ir bajar de peso. Límite: dos horas. En cambio, su retador panameño Ricardo Núñez (26-3-0, 22 KO) no tuvo problemas con su registro de 50,650 kilos.

Partió Reveco con su equipo –el técnico José Arias, el preparador físico Diego Giménez-, con la desazón en el rostro. Apenas un rato antes, cuando lo encontramos a las puertas del flamante gimnasio aún no inaugurado, su rostro era de total confianza. Sonriente y distendido, esperando en la puerta como uno más, Reveco no parecía estar en las vísperas de una nueva defensa de su corona, la quinta. Esta vez en el Polideportivo Gustavo "Torito" Rodríguez, un hermoso ámbito en el que se espera un mínimo de asistencia de siete mil personas.

No dejó de ser una contrariedad lo de Reveco. Es que todo el ambiente boxístico está esperando de él un despegue para cosas mayores. Eso, claro, sin restarle mérito alguno a su desafiante: "El Matemático" es un boxeador con casi un 80% de peleas ganadas por nocaut, siete centímetros más alto que el argentino (mide 1,64, mientras que Reveco tiene 1,57m) y que es un mosca natural. Reveco, tras reinar entre los mini moscas, subió de categoría, perdiendo un poco de potencia en sus golpes ante rivales de mayor estructura física.

De todas formas, todo parece indicar que será Reveco quien se lleve la pelea si logra establecer la corta distancia –ideal para colocar su clásico gancho al hígado-, y trabajar de contragolpe ante un rival impetuoso, pero predecible, que posee poca defensa. De hecho, sus tres derrotas fueron por nocaut.

Pero se le reclama más acción internacional al boxeador nacido en Malargüe, quien a los 30, comienza a asentarse en su reinado. Su victoria en Japón el 27 de febrero ante Masayuki Kuroda (por puntos, 12, unánime) pareció abrirle las puertas de un mercado rico e interesante.

Primero, claro, deberá ganarle al "Matemático". Cumplidas las dos horas, Reveco registró 50,600 Kg y todos en paz. "Fue un descuido, porque me había controlado en mi balanza, y estaba todo tan bien, que hasta tomé un poco de yogurt y un poquito de agua", dijo. "Pero, claro, tendría que haberme controlado en la balanza oficial, así que cuando subí, apareció el exceso y tuve que bajar, pero no fue gran cosa. Fui a un sauna, corrí un poco en la cinta, unos cinco minutos y me metí en el vapor y listo, lo importante en estos casos es que no te trabaje la cabeza, tengo tiempo de sobra para recuperarme".

Se bebió lentamente un agua mineral, mientras hablaba de su rival. "Es alto, largo, y tira la derecha a fondo, es peligroso, pero me da la sensación de que abre demasiado los brazos cuando tira las manos, hay que trabajarlo por dentro, y tener los ojos bien abiertos". La sonrisa, que desapareció de golpe cuando subió a la balanza por primera vez, había vuelto.

El susto quedó atrás y ahora solamente queda esperar a la noche del sábado, cuando Reveco deberá demostrar que lo de la balanza fue, apenas, un detalle. Cuando todo hubo terminado, el gimnasio recién inaugurado lucía diferente, pues tras aquel Padrenuestro, el ámbito ya tiene una pequeña historia vivida bajo su techo, la historia de un campeón que tuvo que salir a bajar de peso cuando todo parecía estar controlado.