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Un mundo feliz

BUENOS AIRES -- Salvo para los equipos que disputan su pasaje al Mundial, estas fechas finales de las Eliminatorias son perfectamente prescindibles.

Argentina, por caso, salió a jugar ante Perú con la clasificación en la mano. Por lo tanto, el público respondió más tímidamente que en otras ocasiones. Además, no estaba Messi, la gran atracción, para revertir el interés declinante.

Los peruanos, por su parte, piensan desde hace rato en un futuro mejor, en una organización que les permita salir del lamento permanente, de la añoranza de los buenos viejos tiempos del Nene Cubillas y el Cholo Sotil.

Es decir que exhibieron una mezcla de inferioridad y desapego por el partido, que fue tan vibrante como un entrenamiento.

De acuerdo: Argentina jugó en serio. Se tomó la fecha para probar alternativas ante una hipótesis infausta: el día que no esté Messi. Para colmo, esta vez tampoco estuvo Higuaín, otro de los cuatro estelares que alimentan las esperanzas criollas de ganar la copa en Brasil 2014.

La sustitución resultó perfecta. Lavezzi y Palacio, titulares por un día, jugaron un partidazo. Di María se disfrazó de organizador y la Selección metió tres goles que pudieron ser siete o diez.

Claro que no es aconsejable confiar en este test de baja exigencia. Argentina ya había jugado sin Messi en un partido de compromiso ante Italia y también ganó. Pero seguimos sin saber qué ocurriría entre pares (ante un equipo de potencial parejo) en una instancia de eliminación directa.

Quizá no haya preparación posible para esos momentos únicos, subordinados a veces a contingencias menores, a accidentes y hasta al azar. Pero pensar así dejaría sin trabajo a más de uno, así que volvamos a la mesa de las previsiones.

Otro dato claro. La Selección sigue siendo un despilfarro de pólvora en la delantera y un terreno pantanoso en la defensa. Frente al debilísimo Perú hubo una nueva versión de esta doble personalidad.
Como otras veces, los veloces e imaginativos atacantes lograron disimular las reiteradas negligencias de la gestión defensiva.

No parece tratarse de una mala noche o de un problema de funcionamiento que el entrenador Sabella podría remediar con entrenamientos intensivos y los videos de rigor. Hay nombres (acaso la línea entera y también el arquero) ajenos al pedigrí de Selección. ¿Existen otros? Tal vez no.

Queda un encuentro más con Uruguay, que será todavía más irrelevante. Argentina jugará con suplentes, Uruguay hará otro tanto para preservar a los mejores en vistas del repechaje.

Así las cosas, la suerte está echada. La Selección culminará la Eliminatoria en el tope de la clasificación. En la despedida, dejó una imagen de contundencia y variedad de recursos. Redondeó una versión para el recuerdo.

Pero ninguna de las últimas fotos de este mundo feliz (y tampoco el ranking que el equipo de Sabella encabeza con justicia y orgullo) guarda relación con lo que ocurrirá dentro de unos meses en Brasil.