Vive una situación similar a la del año pasado. E inclusive mejor aún. Juan Martín del Potro, el abanderado del tenis latinoamericano, fue el cuarto clasificado para las Finales ATP de Londres y participa de este selecto torneo por cuarta vez en su carrera. Con mayor confianza con respecto a la situación de 2012, el argentino aterriza en la capital inglesa con cuatro títulos en 2013, victorias sobre las demás figuras y una lucha muy atractiva para dar otro salto de calidad y buscar llegar al podio del ranking. Figura 5º, pero bien puede finalizar la temporada en el 3º lugar.
El gigante de Tandil, con 25 años, pretende ser el cuarto argentino en acceder a uno de los tres primeros puestos del ranking, como ya lo hicieron Guillermo Vilas, David Nalbandian y Guillermo Coria. Esta temporada, ausente con aviso de la Copa Davis -aún así el equipo albiceleste accedió a semifinales-, volvió a sufrir algunos contratiempos con su físico. Diferentes molestias lo marginaron de algunos torneos y, de hecho, se quedó afuera de Roland Garros. Aún así, logró muy buenas actuaciones, con picos de rendimiento notables.
Del Potro tuvo un 2013 extraño, si se quiere, ya que fue campeón en Rotterdam, Washington, Tokio y Basilea, todos sobre canchas duras, el primero y el último bajo techo, pero sólo sobresalió en un Grand Slam. Es que fue eliminado en la tercera ronda del Abierto de Australia, faltó en París, luego se metió por primera vez en su vida en las semifinales de Wimbledon y finalmente se despidió en la segunda rueda del US Open. Por eso, fue muy irregular en las grandes citas y, así y todo, llega consolidado a Londres como uno de los top 5 del circuito.
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El Masters es un torneo especial. Me motiva haberles ganado a los mejores: este año derroté a Nadal, Djokovic, Federer, Murray, Ferrer...
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Uno de los aspectos más importantes de Del Potro fue que pudo derrotar a varios colegas de los mejores, como el gran triunfo sobre Rafael Nadal, líder indiscutido tras un regreso magistral, en las semifinales de Shanghai. Justamente, el argentino no pudo con el español en la final de Indian Wells, tras haber eliminado a Novak Djokovic, ahora 2º y por entonces Nº 1, en semi. La situación inversa se dio en el reciente caso de Shanghai, cuando tras superar al zurdo de Manacor cayó con lo justo ante el serbio en la definición. Así, sigue sin poder coronarse en un Masters 1000, siendo el único jugador activo campeón de un Grand Slam (US Open 2009) que nunca ganó un Masters 1000.
Después de aquella caída en Indian Wells, Del Potro dijo sentirse "cerca de mi mejor nivel", contento por la gran forma en que se mostró e ilusionado con ir por más. Y la inestabilidad mostrada fue evidente, por ejemplo, tras ese certamen, ya que cayó inesperadamente en su debut en Miami. "No me encontraba en las mejores condiciones anímicas" expresó, sumado a algunas molestias en su maltrecha muñeca izquierda.
Más allá de la alegría y la fe generada tras cada uno de sus títulos ATP, la semifinal de Wimbledon, donde cayó en un maratónico partido contra Djokovic, fue su punto más alto, que lo puso en boca de todos. "Voy tomando dimensión de a poco", afirmó en ese momento Del Potro. Y fue una inyección anímica para la segunda mitad del calendario. De hecho, tres torneos los logró en este tramo y los dos últimos fueron en la recta final. El corolario fue haber podido retener la corona de Basilea, justo contra el ídolo suizo Roger Federer, como un año antes. "Esta parte está siendo muy buena", dijo muy feliz.
Así llega el argentino a Londres, donde siempre ganó al menos un partido y se dio el gusto de ser finalista en 2009. Aquella vez, como en 2012, derrotó a Federer en su grupo, dejando en claro que le gustan estos compromisos. Este es el tercer año que gana cuatro títulos (su mejor marca), con el plus de haber jugado más finales, con seis. Está sólido, punzante con su terrible derecha y buscando dominar más desde el saque y cerrar más puntos en la red. Su nuevo desafío es poder superar a más top en partidos seguidos para así volver a conquistar un gran campeonato. La mentalidad es clave y sabe que tiene otra chance para demostrar a ver si puede hacerlo realidad.