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Nacional de Clubes: CUBA se quedó con la fiesta ante Duendes

BUENOS AIRES -- El celeste y negro de CUBA volvió a brillar en lo más alto de un torneo, esta vez fue más allá y enmarcó una tarde gloriosa a nivel nacional con la obtención del torneo más federal del país como el Nacional de Clubes, al vencer en la final a Duendes por 21-20.

En Villa de Mayo estaban dispuestos a vivir una fiesta dentro y fuera de la cancha. El convite era en casa después de algunas idas y vueltas y había que vivirla como tal. El club se revolucionó, todos a disposición para que la tarde, sea cual sea el resultado, se viva como una gran jornada de rugby.

La famosa hinchada de CUBA, Los 4 Barrios, se encargó de llevar las banderas. No faltaron las remeras con el slogan que los llevó al podio en 2013: "Vamos que vamos". La cancha fue una fiesta y al grito de "para ser campeón, hoy hay que ganar", el equipo se hizo presente en el campo de juego.

Con Santiago Tsin en la tribuna, tryman del equipo local en 2012, los papeles inundaron el campo de juego que explicaban la fuerza de un público que siempre está. Casi 4.000 almas se juntaron en un grito sagrado, el pedido del triunfo.

Desde Rosario llegaron 400 hinchas del verdinegro y se hicieron sentir. Fuegos artificiales, banderas y un aliento constante a lo largo de todo el partido fueron las características de los santafesinos que aplaudieron a rabiar cada pelota recuperada y encendieron sus gargantas con cada punto que sumó su equipo.

Un hincha vestido del superhéroe Flash corría alrededor de la cancha con la bandera de Duendes. Unos niños de CUBA corrían con las banderas de su club. Todo era aplauso y respeto, como cuando ambos entraron al terreno de juego.

Los duelos fueron intensos dentro y fuera del terreno de juego, CUBA mostraba mayor eficacia en las formaciones fijas. Duendes no bajaba los brazos a pesar de un comienzo arrollador de los universitarios y al terminar el primer tiempo sus seguidores se relamían con el try de Genaro Carrió que dejaba el parcial 14-8 a su favor.

En la segunda mitad los de CUBA no se quedaron callados. A puro aliento pidieron el triunfo y desde adentro respondieron. Facundo Bosch volvió a aparecer con un try. Bautista Güemes hizo que un penal rebotara en el horizontal y pasara entre los verticales.

La suerte estaba echada, solo uno iba a festejar y la historia determinó que fuera CUBA. Cuando Francisco Pastrana marcó el final todos bajaron para saludar a los campeones. Retumbaba en Villa de Mayo el "dale campeón" y el capitán Joaquín Hardoy le pedía a Lucas Piña, que levantó la Copa de la URBA seis meses atrás, que se acerque para recibir el trofeo.

De un lado silencio, lagrimas, impotencia, que veía como le sacaban la frutilla de una torta de grandes éxitos que exigía obtener el Nacional de Clubes para no dejar dudas de su hegemonía. Hubo abrazos y lamentos, algunos hablaron de suerte, otros de problemas de obtención en las formaciones fijas.

Seguían los brazos en alto, jugadores e hinchas otra vez en la cresta de la ola. De la cancha fueron a la pileta para el tradicional festejo del rugby. Villa de Mayo iba perdiendo la luz, y comenzaba a escucharse la música, será otra noche larga, de copas, de sonrisas, de esas a las que CUBA se está acostumbrando.