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Podría destinarse a otro fin

CIUDAD DEL CABO (AP) -- La euforia que reinó en Sudáfrica luego de ganar el derecho a organizar la Copa del Mundo del 2010 ha dado paso a la preocupación e indignación por el elevado costo del torneo.

En Ciudad del Cabo, el nuevo alcalde, planificadores y residentes critican el costo de más de 165 millones de dólares de un nuevo estadio en el corazón de la ciudad, y afirman que el dinero sería mejor destinado a los suburbios pobres de la ciudad.

La cancha, con capacidad para 68.000 personas, se construirá en el lugar donde se ubica actualmente el campo de golf Metropolitano, construido hace 110 años.

"Ciudad del Cabo no puede darse el lujo de gastar esa cantidad de dinero en cuatro días de fútbol en el 2010. Sería mejor gastar ese dinero en los problemas que afectan a los residentes de Ciudad del Cabo todos los días de cada año", escribió la residente Jacci Rudling en una carta a un diario local.

Su sentir refleja la preocupación de muchos, que temen que el campeonato rinda menos frutos de los que originalmente se prometieron.

La FIFA posiblemente será la más beneficiada gracias a la venta de derechos de transmisión y patrocinios que se espera alcancen los 2.200 millones de dólares. Compañías locales podrían salir perdiendo con los acuerdos comerciales de la FIFA.

"Siempre ha estado claro que la Copa del Mundo es un negocio para que la FIFA gane dinero", dijo Achille Mbembe, un investigador de la Universidad de Witwatersrand que organiza seminarios sobre el 2010.

El gobierno sudafricano asegura que los beneficios superan a los costos. El comité organizador cita los cálculos de la firma de consultoría Grant Thornton de que el Mundial ingresará unos 3.500 millones de dólares a la economía, y creará unos 159.000 nuevos empleos.

También se esperan cientos de miles de turistas.

"Es una gran oportunidad para promocionar a nuestro país y nuestro continentes", dijo el portavoz del gobierno, Joel Netshitenze.

Las autoridades planifican gastar unos 823 millones de dólares para construir y remozar diez estadios, y unos 1.400 millones para mejoras en aeropuertos, carreras y líneas de ferrocarril.