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Pase amargo

MÉXICO, D.F. -- Aunque todos se apresuraban, más que de costumbre y más temprano para llegar a trabajar, a eso de las 8:50 hora local, la inmensidad de la ciudad de México se transformó, y como si de un milagro se tratase, se podía circular libremente por sus avenidas.

Faltaban minutos para que el Tri nos mostrara de qué estaba hecho, y hacernos saber si el "verde esperanza" de la playera que el miércoles portaban millones, se convertiría en realidad.

Pero no, cuando los jugadores saltaron al terreno de juego, y por fin se despejó la incógnita de la alineación, la cual por cierto nadie acertó, como que algo nos decía que no sería fácil el encuentro.

Y es que no hay que ser vidente para saber que forzar a los jugadores en otra posición, lleva cierto tiempo de acoplamiento, y ensayarlo en una Copa Mundial, y en un partido decisivo... eso, ¡eso sólo se le ocurriría a Ricardo Lavolpe!

¿Se trataba acaso de otra lección?... con eso de que está educando a los mexicanos, pero no, era una estrategia para desconcertar al enemigo, pero los sorprendidos fuímos millones de mexicanos que aún así, esperábamos que el Tri sacara la casta y consiguiera ese pase a octavos de final en un buen partido, porque más allá de lo resultados, nos hábía quedado a deber en el triunfo ante Irán y el empate angoleño.

Sabíamos que la calificación estaba "casi" en la bolsa, pero el pase nos dejó un sabor muy, pero muy amargo.

Debemos poner en punto y aparte a Kikín Fonseca, que el miércoles, fue la figura del partido, aún por encima de la derrota y los nervios que se convirtieron en un desastre durante el segundo tiempo, porque amén de anotar el gol, se mostró como un luchador incansable y nunca se dejó caer.

Si bien todo el partido fue de angustia, el peor momento fue el que vivió Omar Bravo cuando el mundo se le vino encima al fallar el penal del honor, ese que les permitiría sentirse seguros, ese que dejaría conforme, que no feliz, a su fiel afición.

De ahí en adelante todo fue confusión, y la derrota flotaba en el ambiente, de hecho, los entusiasta hinchas apostados en oficinas, pantallas públicas en las plazas, y restaurantes, acallaron los cánticos y porras.

Ya todo estaba perdido, algunos dejaban, incluso, rodar lágrimas por sus mejillas, aunque respiraron un tanto conformes, al saber el resultado del Irán vs Angola, le permitía el pase a la ronda de octavos de final a un descompuesto Tri, y ya el festejo no supo igual.

Pero ni eso quitó el sabor amargo.

¡Gracias Irán! gritaban muchos desconsolados hinchas.

El rival ya era de por sí conocido, Argentina, confirmado unos horas más tarde, el sueño del Mundial se empezaba a transformar en pesadilla, aunque mexicanos al fin, soñadores y entusiastas como somos, hay quien se atreve a creer en un milagro.

Lo duro, más allá de la calidad que están mostrando los de Pekerman en este Mundial, es que la Selección Mexicana se enfrenta a 12 argentinos... ¡sí, los de la casaca albiceleste y Ricardo Lavolpe!

Ya lo había dicho el martes, "por respeto a mi país"... ¿pues no que ya era mexicano?

Pero más allá de patriotismo, a temblar con la alineación que pueda presentar frente a Argentina, a ver si queda algo de aquel Tri de la Copa América 2004.

Recuperar la confianza en 72 horas, rearmarse y definir la estrategia debe ser lo único importante ahora.

Pese a todo, la afición fiel, ahí estará apoyándolos a morir con el clásico grito del "¡sí se puede!... ¡aunque en el fondo sepamos que, está canijo!