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Un golpe demasiado fuerte

Moggi, el controvertido ex titular de la Juventus de Turín AP

MADRID (EFE) -- La decisión de la Corte de Apelación de la Federación Italiana de Fútbol (FIGC) de descender de categoría a la Juventus, la Lazio y la Fiorentina y de penalizar al Milan con 15 puntos menos y dejarle al margen de la UEFA Champions League, es un nuevo capítulo en la lista de escándalos que a lo largo de la historia han salpicado al mundo del fútbol.

Esta no es la primera vez que el fútbol italiano se ve envuelto en un escándalo de manipulación de árbitros y de compra de partidos. El más sonado fue el de 1985, conocido como el "Totonero".

Aunque cinco años antes (1980) se abrió una investigación a raíz de una denuncia presentada ante la Fiscalía de Roma por dos comerciantes romanos, que indicaron que dos jugadores habían aceptado dinero a cambio de "amañar" un partido.

El proceso penal se resolvió con la absolución de todos los implicados, entre los que se encontraban los presidentes Tommaso Fabbretti (Bolonia) y Gianmpiero Boniperti (Juventus), el técnico Giovanni Trapattoni, los jugadores Paolo Rossi y Ciccio Cordova y el árbitro Menicucci.

Sin embargo, la justicia deportiva condenó con el descenso a Segunda división al Milan y a la Lazio, mientras que el resto de clubes de primera implicados (Avellino, Perugia y Bolonia) y los de segunda (Palermo y Taranto) fueron penalizados con cinco puntos.

Fue en 1985 cuando la polémica volvió a hacerse un hueco en el "Calcio" italiano con el denominado "Totonero", una serie de apuestas clandestinas coordinada por una organización que pagaba para alterar los resultados de varios encuentros de las tres máximas divisiones de Italia.

En esta ocasión, el proceso deportivo celebrado en Milán en 1986 concluyó con el descenso del Perugia (segunda) a tercera división y con cinco puntos de penalización al Udinese (primera) y nueve a la Lazio (segunda), además de la no homologación del ascenso a primera del Vicenza.

Relacionados con este caso, veinte jugadores fueron suspendidos por periodos que oscilaban entre los tres meses (Colomba y Damiani) a un máximo de 6 años (Stefano Pellegrini). El delantero Paolo Rossi, uno de los máximos goleadores italianos, permaneció un año apartado de los terrenos de juego.

A comienzos de los 90 se intensificaron las relaciones entre el fútbol y las fuerzas del orden. En uno de los casos más notorios figura Giuseppe Ciarrapico, presidente y propietario de la Roma que fue considerado, en 1992, culpable en el proceso del Banco Ambrosiano (trama de relaciones financieras y criminales) y condenado a cinco años y seis meses de reclusión.

En julio de ese mismo año, el ex-presidente del Verona, Ferdinando Chiampan, y el representante Caliendo acabaron en prisión acusados de fraude y otra serie de delitos fiscales relativos a la gestión del club.

Pero fue el caso Borsano el que más afectó al deporte. Gianmauro Borsano, propietario del Torino, estuvo implicado en la investigación "Pies Limpios" sobre supuestos pagos y fichajes de jugadores con dinero negro, que también investigó la contratación de falsas intérpretes e determinados partidos de la UEFA.

Pero no sólo en la Liga italiana suceden este tipo de escándalos. En Francia fue sonada la exclusión de la Superocopa de Europa y de la Copa Intercontinental al Olimpique de Marsella en 1993 por su implicación en un caso de soborno a jugadores del Valenciennes en el penúltimo partido del campeonato francés.

El proceso penal condenó a Bernard Tapie, presidente del Olimpique de Marsella, a dos años de cárcel, mientras que los jugadores del Valenciennes que aceptaron los sobornos fueron condenados a un año de prisión en el caso de Jean Jacques Eydelie, y seis meses para Jorge Burruchaga y Christophe Robert.

Además, el diputado y alcalde de Bethune, Jacques Mellick, que ofreció una coartada falsa a Tapie, fue condenado a un año de cárcel condicional y dos años de prohibición de presentarse a unas elecciones, además de la correspondiente sanción económica.

En España también hubo un caso similar cuando en el año 2003, "El Mundo TV" emitió un reportaje realizado con cámara oculta en el que los ex-directivos del Sporting de Gijón José Fernández, Juan Arango y Herminio Menéndez, además del gerente Alfredo García Amado, reconocían la presunta compra de partidos.

A raíz del reportaje, la Federación Española de Fútbol abrió una investigación que al final no supuso ninguna sanción a los implicados y cuya única repercusión fue la dimisión de Herminio Menéndez, que por aquel entonces pertenecía al jurado del Premio Príncipe de Asturias.

Otros casos que causaron estupor en la opinión pública fueron el de los cuarenta jugadores húngaros de primera división que fueron suspendidos en 1988 por amañar partidos, los 80 futbolistas de Malasia en 1995, o uno más reciente, el del colegiado alemán Robert Hoyzer, condenado a dos años y cinco meses de cárcel por manipulación de partidos.

En este último, el propio Hoyzer confesó en 2005 haber aceptado sobornos para alterar los partidos y así sacar provecho de las apuestas junto a otro colegiado alemán, Dominik Mark.