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Invasión femenina

Paula Creamer rompe con la tradición AP

ST. ANDREWS, Escocia -- El mítico Old Course en St. Andrews nunca había visto algo así: Paula Creamer haciendo una voltereta frente al famoso puente Swilcan Bridge en el hoyo 18.

La cuna del golf será a partir del jueves la sede del Abierto Británico femenino, la primera vez que abre sus puertas a un torneo del circuito profesional de mujeres.

"Cuando lo miras por la televisión, todo parece al alcance de la vista", dijo Michelle Wie, la prometedora jugadora de 17 años que trata de recuperar su nivel tras una operación de la muñeca. "Es muy diferente la experiencia de jugar".

Como muchas jugadoras reunidas aquí para el cuarto torneo major de la temporada en el tour de la LPHA, Wie está entusiasmada por hacer 'putts' de 50 yardas (45 metros) en los gigantes 'greens' del Old Course.

"Los 'greens' se parecen al Everest y hay que buscar el 'putt' desde 50 yardas. Es algo increíble. Es un honor muy grande poder jugar aquí. Te intimida porque hay tanta historia".

El Old Course carece de árboles y se cuentan escasos los arbustos. Pero muchos de sus verdaderos retos no están a la vista, como los profundos 'bunkers' y unos 'fairways' con muchos baches, que hacen que la pelota tome la dirección opuesta que buscaba el golfista.

Se han tenido que realizar ajustes para las mujeres. Por ejemplo, el par para el denominado Road Hole, en el hoyo 17 con una distancia de 453 yardas (378 metros), se conseguirá con cinco golpes, cuando para las hombres es de cuatro, por la dificultad de llegar al 'green' con dos.

Pero la presencia inédita de las mujeres en el campo de juego es el tema central.

Wie, Annika Sorenstam y Lorena Ochoa por primera vez han ingresado al Royal & Ancient Club.

Número uno del mundo, Ochoa ha figurado entre las primeras diez en 13 de sus 16 torneos esta temporada, incluyendo tres títulos y cuatro segundos.

Pero sigue con la asignatura pendiente de ganar el primer grande su carrera, y esta es su última oportunidad en el año.

Sus rivales están aturdidas por la mera circunstancia de estar en St. Andrews.

"Cualquiera que juegue golf debe venir aquí en algun momento de su vida. Tengo que reconocer que estoy maravillada con este campo", comentó Sherru Steinhauer, la estadounidense que ganó el título hace un año.