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No planea jugar en México...por ahora

Miguel Ostersen fue compañero inseparable de Erick Marín Graciela Reséndiz

MÉXICO -- Sin ninguna duda, llegó diferente a como se fue. Miguel Ostersen Hernández volvió como campeón a México, luego de su primer torneo con el Coronel Bolognesi en el futbol peruano, donde junto con otro mexicano, Erick Marín, se adjudicó el pasado 16 de diciembre el título de liga bajo las órdenes del ex central cruzazulino Juan Reynoso.

Ostersen, quien tuvo la fortuna de participar activamente con el Bolo, ya que estuvo presente en 20 de los 22 partidos disputados en aquella liga, calificó de fructífera su estancia en Perú y sus planes son continuar allá, pues tiene el sueño de participar en la Copa Libertadores.

Bolognesi obtuvo el boleto a la competencia de la Conmebol al coronarse en el Clausura 2007, esto le otorgó automáticamente el segundo cupo a Libertadores.

"Mi posición (defensa central) me ayudó a tener regularidad", confesó.

"A veces jugaba como líbero y otras como central por izquierda, dependiendo de si Juan Reyunoso jugaba con línea de tres o de cuatro".

El título que consiguió con el conjunto peruano fue algo inimaginable, que gozó mucho, ya que de hecho, una de sus primeras expresiones al terminar de dar la vuelta olímpica en el Estadio Jorge Basadre, fue: "Esto no tiene precio".

Ostersen, de 27 años, militó durante casi tres años con el Necaxa, un tiempo con el primer equipo y otro tanto con la filial de Primera "A", pero fue hasta que llegó al futbol de Perú que comenzó a saberse más de él y no quiere desaprovechar el buen momento que está viviendo.

"¿Mis planes a corto plazo? Pues, la idea es cumplir un sueño, jugar la Libertadores. Esto lo veo como una vitrina y además, porque así adquieres más experiencia, más roce".

"Ahorita quiero jugar la Copa, hacer un buen torneo, y permanecer unos meses en el futbol peruano. Y luego, quiero colocarme en un equipo de la Primera División del futbol mexicano, pues no quiero jugar toda mi vida allá".

Se dijo agradecido con Juan Reynoso, quien "prefirió llevarse a dos mexicanos para tener más opciones en posiciones clave".

Asimismo, sostuvo: "En todos los sentidos, esto para mi ha sido una gran experiencia, desde el ámbito personal hasta el futbolístico, ya que crecí mucho como persona y traté de adaptarme a una cultura diferente, a un país que no conocía".

DE DESCENDENCIA ESCANDINAVA
Miguel Pedro Ostersen, de tez rubia, es hijo único; de madre mexicana y padre danés. Su papá, que llegó muy joven a México enviado por la empresa donde trabajaba, y de hecho, aquí conoció a la que después sería su esposa, es fanático de Cruz Azul. De ahí le nació al jugador la afición por el futbol, que luego se convirtió en una pasión, misma que lo mantiene luchando por ganarse un sitio privilegiado en el futbol.

Platicando con la madre de Miguel Ostersen, doña María Eugenia, nos hacía notar que su hijo se desempeña en este deporte y busca hacer una carrera destacada, no tanto por el hecho de obtener grandes ganancias económicas, sino por el simple motivo de seguir practicando el futbol, que tanto le gusta.
Y Micky, como le llaman su familia y amigos, ha tenido que independizarse desde muy joven, quizá por eso no resintió tanto su salida de México.

De hecho, confesó: "Yo estoy acostumbrado a vivir solo, llevo bastante tiempo haciéndolo. Además, ahora tengo más comunicación con mis padres que cuando estaba en Durango, por medio del Nextel. Creo que me pesó más el hecho de cambiar de país y todo eso, aunque la comida de allá es muy parecida a la mexicana".

"Se come bastante rico, pero les falta el picante y las tortillas; yo extrañaba mucho los tacos".

LO PRINCIPAL ES JUGAR FUTBOL
Ostersen Hernández hizo ver que "jugar en otro país como extranjero, es difícil, porque siempre hay más exigencia, aunque eso también te hace crecer en lo futbolístico y en lo personal. Eso fue lo que nos pasó a Erick y a mi".

Afirmó: "Yo considero que crecí mucho en estos seis meses, por muchas cosas adversas que pasé. La verdad es que cuesta salir de tu país, cuesta tomar la decisión, pero ya me estoy adaptando; el futbol es futbol donde sea".

"A pesar que Bolognesi es un equipo chico, desde que llegamos sabíamos que había equipo para pelear, pese a estar luchando en ese momento por no descender. Son muchachos jóvenes, sin mucha experiencia, pero con calidad, pues el club recluta a los muchachos jóvenes más capacitados. Erick, nuestro delantero (Paul Cominges), el arquero y yo éramos la gente de más experiencia, y por eso nos respetan mucho. Se hizo un bonito grupo para trabajar".

"A pesar de no tener todas las comodidades que uno podría tener aquí, en Primera División, se podía trabajar porque teníamos dos canchas muy buenas para entrenar. El estadio es muy bonito y la cancha muy buena. Entonces, si no tenías lujos, no te hacía falta nada".

MUY METIDO EN SU CARRERA
-¿Qué opinión tienes del futbol peruano?

-"Bueno, no se puede comparar con la Primera División en México, está por debajo de éste. El fútbol mexicano ha crecido mucho económica y futbolísticamente".

-¿Y Tacna, donde tiene su sede el Bolognesi?
-"Es una ciudad muy chiquita, no hay un cine, ni un supermercado grande. Entonces, imagínate, son pocas las cosas que puedes hacer en Tacna".

-¿Cómo era un día de ustedes allá?
-"Teníamos un entrenamiento diario, sólo un día a la semana era doble, así que trabajábamos, nos íbamos a comer y de ahí a la casa donde vivíamos. Ahí teníamos internet y cable. Cenábamos casi siempre, pero hasta al hecho de que no haya nada uno le ve el punto positivo, pues te ayuda dedicarte al ciento por ciento a la carrera".

"De repente en una ciudad tú andas de aquí para allá, y andas en otras cosas. Esto nos ayudó no sólo a estar bien concentrados, sino también a ahorrar mucho, porque la vida en Perú es barata en comparación a lo que es en México. Por ahí Erick se iba al gimnasio en las tardes y como no había realmente nada que hacer, nos dedicábamos a entrenar".