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Papeles invertidos

Es divertido ver lo fácil que es manejar desde el asiento de atrás. Cuando le respiraba en el cuello a quien por entonces era el entrenador de México, Ricardo Lavolpe, Hugo Sánchez lo criticaba por traer jugadores naturalizados como mexicanos y por fallar en su intento de derrotar a los Estados Unidos como local.

Lavolpe nunca pudo lograr esa epopeya durante sus cuatro años en México.

Desde que tomó el control de manos de Lavolpe a fines del 2006, Sánchez ha tenido dos oportunidades de liderar al Tri hacia la victoria ante los EE.UU., pero se ha quedado corto en ambos intentos. En la primer derrota, en un encuentro amistoso en febrero de 2007, comenzó su trabajo de entrenador con una nota amarga. La segunda caída, un par de meses más tarde, le costó a México el campeonato regional de la Concacaf, quedándose los EE.UU. con la Copa Dorada.

En ambas ocasiones, Sánchez dijo por ahí que el mejor equipo del día había sido México, sin importar el marcador final. Aunque el apoyo a Sánchez mejoró luego de resultados positivos cruciales ante equipos tales como Brasil, es una notable medida de su extrema popularidad con el público de su país el hecho de que haya sido solamente criticado moderadamente por perder ante los EE.UU. Aún así, si no lo logra en su tercer intento de derrotar a esos molestos norteamericanos, el contragolpe puede llegar a doler.

Siguiendo las directivas de su entrenador, muchos de los jugadores estelares de México leyeron el mismo libreto tras los dos últimos resultados desalentadores, insistiendo en repetidas ocasiones que ellos habían jugado con más estilo, agresión y habilidad, mientras que los estadounidenses simplemente aprovecharon mejor sus oportunidades y ganaron.

Si las frases no cambian, el final será el mismo.

Esa será la razón por la cual Sánchez decidirá hacer cambios en algunas posiciones claves. Su lista de jugadores para el 6 de febrero ante los Estados Unidos (9 p.m. ET, ESPN2 en EE.UU.) incluye a Antonio Naelson, el mismo mediocampista de origen brasileño a quien Sánchez identificó como "extranjero" cuando Lavolpe lo llamó por primera vez para jugar con México.

No es raro que Naelson, apodado Sinha, se sorprendiera de recibir el llamado de Sánchez, aunque se recuperó lo suficiente como para referirse filosóficamente a esta oportunidad. "Lo malo debe quedar en el pasado", dijo Naelson, agregando que no le guarda rencor a Sánchez y que estaba ansioso y listo para ayudar a México ante los EE.UU.

Si bien traer a Naelson no es una movida desesperada, todavía se nota cierta urgencia en las acciones de Sánchez ante lo que a primera vista es simplemente un partido amistoso.

México y los EE.UU. realmente no juegan partidos amistosos, por lo menos no lo hacen desde que los Estados Unidos comenzaron a ganar algunos de esos partidos. En lugar de eso, estos dos equipos compiten en choques importantes y no-tan-importantes en los que se impone el orgullo y el derecho a hacer alardes triunfalistas siempre están en juego. "Nunca es amistoso lo que jugamos con México, siempre es muy intenso", dijo la estrella de los EE.UU., Landon Donovan.

El más crucial de estos choques fue en la Copa Mundial del 2002. El triunfo del equipo estadounidense en el mayor escenario mundial fue un golpe mortal al ego futbolístico de México, que siempre ha disfrutado de más prestigio internacional que su vecino norteño. Sánchez ha prometido restaurar esa estima.

Y aún así, Sánchez está demostrando más humildad que en el pasado, y parece claro que los traspiés ante los EE.UU. han ayudado a que esto suceda. Su manera de desdecirse en el tema los jugadores naturalizados provee amplia evidencia de que está dispuesto a arriesgarse a ser visto como un hipócrita si deja pasar una ventaja competitiva.

Al mismo tiempo, Sánchez está también intentando restarle importancia al choque, describiéndolo simplemente como "otro partido más", y específicamente mencionando que en lugar de eso está deseando enfrentar a rivales del nivel de Argentina o Brasil. La pretensión de quitarle magnitud a un encuentro para reducir la presión sobre los participantes es una táctica probada y aprobada por los entrenadores de todos los deportes del mundo.

"Es más doloroso perderlo, debido a la rivalidad", dijo Claudio Suárez, un ex jugador del equipo nacional que juega para Chivas USA en la MLS. Suárez, un veterano de varios choques entre México y los EE.UU., también estaba perdiendo ante Los Angeles Galaxy en juego de liga hasta que su equipo hizo un esfuerzo conjunto para disminuir la expectativa competitiva, insistiendo que el partido no era nada especial. Podría haber ayudado, porque Chivas USA tiene ahora una racha ganadora ante sus vecinos en Los Angeles.

Aún cuando Sánchez ha minimizado el desafío que presentan los EE.UU., sin embargo, también ya ha dado señales de tener una excusa si es que México pierde nuevamente. Sánchez le dijo a la prensa mexicana que era una lástima que el partido se juegue en suelo estadounidense, dando a entender que los norteamericanos podrían obtener el beneficio localista en el arbitraje o el apoyo de la gente, a pesar de que los fanáticos mexicanos dominarán las tribunas de Houston.

La escuadra mexicana se enfrenta a un extraño dilema cuando se enfrenta a los EE.UU. debido a la supremacía histórica que tiene El Tri, el equipo que se espera que gane. Que esto haya sucedido tan regularmente en tiempos recientes ha llevado a ciertas complejidades que afectan los resultados en el campo. México usualmente juega bien pero sucumbe a los nervios en el pase o disparo final, mientras que los EE.UU. defienden con fuerza y esperan por una oportunidad. Inevitablemente, el cansancio mental y la frustración se acumulan en los ansiosos jugadores mexicanos, y un error subsiguiente le da a los EE.UU. una oportunidad para explotar.
Desde el 2000, la zona de confort del Estadio Asteca ha sido el único lugar en el cual los jugadores mexicanos han sido capaces de superar esos nervios y alzarse con la victoria.

Quizás esa fue la única razón por la cual Sánchez llamó a Naelson. El mediocampista es un profesional consumado que es menos propenso a ser conmovido por la enemistad entre los EE.UU. y México simplemente porque, al haber nacido y crecido en otro lugar, no lo consume por dentro.

Es probable que ni Giovanni Dos Santos ni Carlos Vela, dos jóvenes jugadores que nunca han enfrentado a los Estados Unidos a nivel de mayores, tampoco se sientan afectados. De hecho, solamente cuatro jugadores en el listado mexicano (ahora que Andrés Guardado está probablemente fuera con una lesión) han visto acción ante los estadounidenses en el amistoso del 2007.

Puede ser pura coincidencia que el actual equipo traiga poca carga emotiva como para distraerse de su objetivo. Puede ser meramente un engaño que los jugadores mexicanos hayan depreciado toda su arrogancia hasta llegar a nada, restándole material de comentario a los EE.UU.. Puede ser, también, que Sánchez finalmente ha llegado a una estrategia con la cual su equipo puede triunfar en esa rivalidad: pretender que la rivalidad no existe.

Andrea Canales covers MLS and women's college soccer for ESPNsoccernet. She also writes for soccer365.com and contributes to a blog, Sideline Views. She can be contacted at soccercanales@yahoo.com.