<
>

El linchamiento

La afición ya no quiere a Hugo al frente de la selección Mexsport

MÉXICO -- ¡Fracaso! Es lo único que resuena en el medio futbolístico mexicano, pero con mayor fuerza en algunos medios de comunicación nacional, que gozan al máximo con la eliminación del Tri Sub-23 y no cesan de pedir la cabeza de Hugo Sánchez, y si existiera tal vez la pena de muerte contra el hombre que se enfrentó al verdadero fracaso, en este torneo Preolímpico que ha resultado la peor semana de su vida.

Sí, ya sé que lloverán los comentarios y agresiones contra lo que aquí exprese, pero me gustaría que todos aquellos que hacen eco del odio consumado contra Sánchez también dimensionaran la realidad del fútbol mexicano y de uno más de lo muchos fracasos que identifican la historia de nuestro fútbol.

¡Fracaso!... ¡Fracaso!... Sí que lo es y duele a todos los que aman a este deporte y que sueñan con ver triunfar a un equipo mexicano en cualquier torneo internacional en el que se presente.

Pero resulta repugnante escuchar el linchamiento de mexicanos vs mexicanos, especialmente cuando viene de seres como un Luis García... ¿Sabe quién es? Un comentarista de TV mexicana, el mismo al que le dio miedo tirunfar en España, el que recibió consejos y hasta hospedaje de Hugo cuando llegó a buscar su oportunidad en la Madre Patria, de la que por cierto, se siente hijo predilecto olvidando su sangre netamente mexicana.

Sí, se trata del mismo que fracasó con Monarcas como directivo, aquel que mordió la mano que le dio de comer, cuando por quedar bien con sus jefes, profería cualquier clase de comentarios contra el equipo que lo alineó y le pagó, y al que nunca debió negar.

Y como él muchos miembros de la prensa nacional que se desgarran atacando a Hugo y recordando con veneración a Ricardo Antonio La Volpe y su exitoso paso por el Tri, como si esa fuera la solución a décadas de fracasos.

Es cierto, siempre creemos que tiempos pasados fueron mejores, pero la rivalidad la iniciaron ellos, el odio y los linchamientos los organiza un sector de la prensa, y los ejecuta la opinión pública que les cree y que ve en sus comentarios, el reflejo de la desilusión que genera un fracaso como este.

Y ahí es en donde está el verdadero fracaso, no sólo del Tri o de Hugo, sino de todos los mexicanos que les creyeron que se tenía a la "mejor generación" para buscar una medalla olímpica... ¿En dónde está? Cuando además a los mejores, no les dieron permiso de viajar al torneo y nunca sabremos si hubiesen hecho diferencia.

No son los chicos culpables de un fracaso que es producto de una mentalidad añeja de envidias. No es Hugo culpable de haber sido el único que se atrevió a triunfar, pero sí lo es de empeñarse en dirigir a un Tri al que llegó tras la polémica contra La Volpe y sus constantes críticas, y enmedio de la controversia que genera la radical postura de las televisoras que le defienden por formar parte de su grupo de comentaristas, o que lo linchan públicamente por no querer serlo, de la cadena rival.

Eso es lo más doloroso del fracaso, la facilidad que se tiene en este país para destrozarnos, para hundirnos, para jalarnos hacía abajo y culparnos, ofendernos, agredirnos y exterminarnos.

Fracaso sí, un gran fracaso, como los que se han vivido en cada Mundial, como aquella actuación del Tri en Argentina 1978, cuando se ocupó el último de los lugares y se hablaba de una generación triunfadora. Los constantes "ya merito" en la Libertadores, la Confederaciones, la Copa de Oro. Y entonces. ¿A cuántos directivos, jugadores y técnicos tendríamos que linchar?

¡UF! perderíamos la cuenta.

Y lo peor, muchos de los que se desgarran pidiendo desaforados la salida de Hugo son parte de todos esos fracasos, pero eso ocurre sólo en México, y eso es lo increíble de estas situaciones.

Nunca ví tanta agresión contra Menotti y miren que Televisa lo intentó, contra La Volpe que dividía opiniones y agredía constantemente a la prensa que cubría al Tri, o Manolo Lapuente que era genial para poner en su sitio a quien lanzaba preguntas incoherentes en las conferencias de prensa, o qué decir del señor José Antonio Roca que aguantó como un roble todas las andanadas que se profieron en su contra, y de Nacho Trelles otro de los amados y odiados, por igual.

¡Fracaso!... ¡Fracaso!

Lo gritan y lo escupen, algunos decepcionados, otros imponentes, pero lo más, felices porque el fracaso del Tri y de Hugo les complace y les beneficia, les da de qué hablar y los hace brillar, según ellos.

Muchos que nunca han triunfado en nada, que jamás jugaron un partido de nada y que ni siquiera asisiteron a una escuela de periodismo y en sus manos está la dirección del criterio de una opinión pública confundida, ávida de triunfos, casi acostumbrada a la derrota y decepcionada por creerles que tenemos la "mejor generación", un puñado de jóvenes que hoy salieron a batirse, pero que precisamente sus carencias y los errores de Hugo los arrastraron a un torneo del horror.

Un equipo que nunca acabó de encontrarse, y que no refleja unidad y compenetración. ¡Y claro que Hugo tiene la responsabilidad a cuestas! Y es él quien tiene que enfrentar las consecuencias de este fracaso, otro más de la infinita lista que ha vivido nuestro deporte.

¿Por qué hoy se desgarran cuando se vivió uno más de los capítulos que siempre identifican a nuestro fútbol?

Como siempre habrá quien pague por la derrota, sea Hugo o parte de su cuerpo técnico, porque no hay que olvidar que pese a todo lo que se diga en los medios, es el máximo generador de riqueza del fútbol mexicano, y eso como quiera cuenta, aunque ya hay quienes gritan y ruegan por un técnico extranjero que venga a lograr el milagro. ¡Cómo si fuera tan sencillo!

Si algo habrá que reprocharle a Hugo fue el conjuntar a un equipo que no se identificaba con su sistema, y eso se demostró, se atrevió a cambiar la estrategia y dio resultados, a pesar de los cientos de errores de los nerviosos jovencitos, y eso es lo que tuvo que haber previsto desde el primer partido, incluso desde la gira de amistosos.

Triunfador bajo sus propias reglas, le cuesta trabajo reconocer que su estrategia no es la correcta, porque así como debemos ser honestos para reconocer que este FRACASO no es el primero con mayúsculas que vivimos, si tenemos que admitir que para Hugo es realmente su primer enfrentamiento con el fracaso, y que la lección le dejará algo, esperemos, y que si se decide su permanencia al frente del Tri, ojalá sea para mejorar estrategias, unidad y resultados.

Hay quienes se atreven a decir que esperaban una disculpa pública de Hugo y enfocan todo a él ¿No es eso parte de la agresión, presión e inseguridad que vivieron estos jovencitos en este torneo?

¿Acaso ellos no cuentan? Para bien y para mal es un equipo, no un sólo hombre, aunque él sea el responsable y por ello tendrá que responder.

Es cierto, sus números al frente del Tri no reflejan la trayectoria que se esperaría del Hugo que triunfó como jugador, su carisma genera lo mismo amor que odio, pero lo que si resulta imperdonable es la exagerada dimensión y el linchamiento de un sector de la prensa mexicana y sus seguidores que no le perdonan ser tan "bocón" dicen siempre que se les cuestiona, y que son tan radicales que ni siquiera se dan cuenta que hasta mesurado que se ha vuelto desde que asumió el cargo.

Ya sé que me lloverán insultos, protestas y toda clase de reclamaciones por ese odio-amor que genera, pero con el respeto que me merecen muchos de mis colegas y los detractores de Hugo Sánchez, me niego a ser parte de ese coro que siempre denigra a México, a los mexicanos y veneran a los de fuera, que apuestan por la derrota y la mediocridad.

¿Alguien ha visto a un argentino denigrar a Diego Maradona aún en sus peores momentos?

Hugo se equivocó, eso no hay quien pueda negarlo, ni él mismo. No hay pretextos y la responsabilidad que como técnico debe asumir se decidirá en breve, pero dimensionar al fracaso acorde a nuestra realidad, y si somos honestos, estamos a millones de años luz de medallas olímpicas y campeonatos mundiales y de eso no sólo son responsables, Roca, Trelles, Menotti, La Volpe o Hugo.

Todos sufrimos el dolor de la derrota, la verguenza de la eliminatoria de un mediocre torneo preolímpico, y debemos asumir que hubo errores técnicos, carencias de los chicos y hasta las circunstancias adversas en que nos dejó la goleada de Canadá, pero ojalá que quienes deciden tengan la cabeza fría para tomar las decisones adecuadas para el fútbol y el tiempo colocará a cada cual en su sitio.

¡Fracaso!... ¡Fracaso!... ¿Hasta cuándo seguirá retumbando esta palabra en el medio futbolístico mexicano?