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Tenía que ser

MÉXICO -- Simplemente no había otra salida. Hugo Sánchez vio pasar el tercer strike después de menos de un año y medio de haber tomado a la Selección. Los fracasos fueron tan grandes, tan sonoros, lastimaron tanto al fútbol mexicano, que no había forma de mantenerlo en su puesto.

No tenía defensa. Sus argumentos de permanencia tenían tanta debilidad como cuando presentaba en competencia a la Selección. El reclamar continuidad nada más por que en el ciclo anterior se tuvo era tonto y endeble. Hugo en su informe señaló la incapacidad de los delanteros mexicanos para definir en el pasado Preolímpico, un clarísimo "la culpa no es mía sino de los demás". Argumento irresponsable y totalmente alejado de lo que debe hacer un líder de grupo.

Su presencia al frente de la Selección tenía que darse por naturaleza por sus logros como jugador y por el bicampeonato que logró con Pumas. Su despido del cargo también era necesario después de fracasar en el Preolímpico y en la Copa Oro, los dos torneos que enfrentó de menor nivel futbolístico.

A Hugo le ha faltado autocrítica, fundamental para progresar; variantes en su sistema de juego, mismo que se convirtió en algo predecible y fácil de desactivar para sus rivales por muy modestos que fueran; y conocimiento futbolístico, los jugadores lo notaban, saltaba a la vista cada vez que trataba de hacer un cambio en el equipo sobre la marcha y sin remedio se desajustaba. Y ya ni hablar de su lamentable manejo de grupo. ¿Recuerdan la manera en que exhibió a Pável Pardo y Ricardo Osorio después de la Copa Oro? Los mandó al matadero sabiendo los motivos de su ausencia. Nunca metió las manos por ellos.

Si a todo esto sumamos sus envíos de mala vibra que indiscriminadamente emitió durante todo el proceso anterior, habremos compilado el manual de lo que no se debe hacer para manejar a un equipo a nivel Selección Nacional.

Insisto. México necesita un técnico menos protagónico y más trabajador, menos arrogante y más autocrítico. Alguien más congruente con lo que dice y hace, que sea capaz de desarrollar el potencial que se pone en sus manos, que sea líder, que sepa unir un grupo, que sea frontal, entre otras cosas.

No se trata de hacer leña del árbol caído. Se trata de ser concientes de los errores que se han cometido para no repetirlos…y hablando de ellos, espero que Hugo aprenda a respetar a quien venga y a quienes estuvieron. Que no haga lo mismo que cuando estuvo Ricardo La Volpe. El banquillo de por sí es muy caliente como para avivar el fuego.