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Que todo quede en familia

Aristizábal niega ser culpable del momento del equipo EFE

BOGOTÁ -- El máximo goleador de Colombia, Víctor Aristizábal, quien se despidió del fútbol profesional, aseguró, en medio de lágrimas que ahogaron su discurso en varios momentos, que le gustaría que su hijo fuera el futuro goleador del Atlético Nacional.

"En 1989 llegué al mejor equipo del mundo, Atlético Nacional, y ahora quisiera que mi cuerpo, mi alma, mi don de jugador, mi don de persona se le pasara todo a mi hijo y fuera el futuro goleador de Nacional", manifestó emocionado Aristizábal.

El ahora asistente técnico del equipo verde de Antioquia, dio gracias a Dios por haber nacido en Colombia, por haber nacido en Antioquia y por haberle permitido jugar en el Verde de Medellín.

"No quiero llorar más, porque seguiré toda la vida en Atlético Nacional, se lo prometo", dijo a los 45.000 aficionados que fueron a acompañarle al estadio Atanasio Girardot de Medellín.

"Algún día, cuando vayamos a rendirle cuentas al Señor Dios, cuando yo llegue al cielo, le voy a decir tres cosas: ¡Señor, muchas gracias por haberme permitido nacer en Colombia; Señor, muchísimas gracias por haber nacido en Antioquia; y Señor, demasiadas gracias por haberme permitido jugar en el verde", señaló emocionado Aristizábal.

Tras culminar el partido de despedida entre los "Amigos de Atlético Nacional" y los "Amigos del mundo", que terminó con empate a dos, Aristizábal reconoció a la hinchada de Antioquia como la mejor del mundo.

"Fui a 70 países del mundo, conocí las mejores hinchadas del mundo, pero ninguna como ustedes, ninguna. Gracias por todo, y discúlpenme si alguna vez les cause tristezas, si alguna vez les herí por salir expulsado de una cancha de juego cuando jugaba con Atlético Nacional, siempre quise ganar, porque cuando perdí sentí una cosa tan grande en mi corazón, un vacío, como si me estuvieran matando, porque Nacional para mí, es el mejor del mundo", agregó.

Aristizábal, que destacó también en la selección colombiana y militó en equipos como Sao Paulo, Santos, Cruzeiro y Curitiba de Brasil, entre otros, terminó su discurso con un "Les quiero mucho".