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Cuentos chinos

BUENOS AIRES - Me siento engañado.
-¿Por qué? ¿Por quién?
-Por los chinos, ¿por quién va a ser? -¿Los chinos lo engañaron? Bueno, a mí también, el otro día, en un restaurante chino, pedí...
-No, no, no. Me siento engañado por los organizadores de las Olimpíadas.
-Ah. ¿Lo engañaron a usted solo? ¿No estará un poco paranoico?
-Eso es lo peor, no me engañaron a mí solo, engañaron a todo el mundo.
-Explíquese.
-La fiesta inaugural fue un bluff. Eso.
-¿Un bluff? ¿Por qué?
-¿No se enteró? Aquella chica encantadora que cantaba hacía playback, la verdadera cantante era demasiado fea para mostrarla en televisión. Los organizadores chinos aludieron a "cuestiones estéticas"...
-¿Y por eso le parece que la fiesta inaugural fue un bluff?
-¿Le parece poco? Pero hay más. Los fuegos artificiales eran imágenes trucadas. ¿Se acuerda de esas huellas gigantes en el cielo atravesando Beijing hacia el estadio olímpico? Se suponía que eran imágenes tomadas en directo desde un helicóptero, y en cambio no.
-¿Y cuál es el problema?
-¿Cómo cuál es el problema? ¿No se siente estafado, vilipendiado, herido?
-En lo más mínimo. Me encantó la fiesta inaugural, y por mí podían haberla hecho enteramente en una mesa de animación.
-Usted es muy raro, disculpe.
-El raro es usted, que se siente engañado por los mejores showmans de la historia de la humanidad.
-¿Cómo?
-Los chinos inventaron los fuegos artificiales. Después de eso pueden hacer lo que quieran con ellos. Ahora acaban de inventar las inauguraciones olímpicas trucadas. Otra invención. También inventaron los fideos, que Marco Polo llevó a Italia, y que hoy consideramos falsamente la comida tradicional italiana. Inventaron muchas cosas más.
-Pero hacer que una chica haga playback...
-La cantante era fea, me parece una razón bastante plausible para que no se la viera. Los chinos quieren conservan su imagen, después de todo se trata de eso, de una cuestión de imagen. Si usted fuera un nadador olímpico seguramente no lo hubieran dejado competir con ese slip que tenía ayer.
-¡Eso es discriminación!
-No sea estúpido, eso es estética. Los chinos tienen una idea muy clara de lo que es la belleza -como los italianos, por otra parte.
-¡Pero el mundo entero quedó deslumbrado con un espectáculo majestuoso e impactante que resultó ser un engaño!
-Y sí, a veces la belleza engaña, a esta altura de la vida debería saberlo. Fue veloz, sincronizado, bello, como por lo general no es la realidad, llena de imperfecciones y retardos y fealdades.
-¿Pero por qué ocultaron la verdad, no le resulta sospechoso?
-Supongo que por la misma razón de que un prestidigitador oculta sus trucos, para que la magia no se pierda.
-A mí no me gusta que me engañen.
-No sabe lo que se pierde. A mí, en cambio, me encanta se engañado.
-Lo que dice no tiene sentido.
-Puede ser. Pero cuando mi afición por ser engañado se conjuga con el talento de alguien a quien le agrada y sabe engañar, los resultados son superlativos. Yo sigo disfrutando cuando recuerdo la inauguración de los Juegos Olímpicos. Usted, en cambio, se siente decepcionado. ¿Quién se beneficia?
-¿Usted cree que debería pensar menos y dedicarme a mirar y a gozar de lo que desfila delante de los ojos?
-Bueno, lo que acaba de decir se parece mucho a vivir. Yo lo intentaría.

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