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Doblete de rusas

MELBOURNE -- Ya todos saben que Rusia es la máxima superpotencia del tenis femenino, por calidad y cantidad. Y otra vez quedó demostrado en un torneo grande, ya que Dinara Safina y Vera Zvonareva avanzaron a las semifinales del Abierto de Australia y, al tener que enfrentarse entre sí, aseguraron la presencia de una jugadora de ese país en la final.

Safina, la N° 3 del ránking de la WTA, se impuso por 6-4, 4-6 y 6-4 a la australiana Jelena Dokic, en su regreso a los primeros planos internacionales, y le cortó el sueño máximo a su rival y al público local.

Ausente por lesión la rusa María Sharapova, defensora del título, una nueva jugadora de ese país optará por la victoria en la definición del sábado y en el caso de Safina con el objetivo extra de poder ganar el torneo y así convertirse por primera vez en la N° 1 del mundo.

Una derecha a la red después de dos horas y 19 minutos significó el error no forzado número 54 de Dokic y su derrota. La última representante del tenis australiano dejó el torneo, después de haber protagonizado una de los regresos más sonados y haciéndose con un puesto entre las 100 primeras.

Todo esto sin rastro de su padre Damir, que al final no se atrevió a volar a Melbourne, aunque avisó desde Belgrado que tenía previsto ir a ver a su hija en algún torneo en Europa y posiblemente en Wimbledon. Así, Safina continúa ilusionada, luego de haber salvado dos match-points en la ronda anterior contra la francesa Alize Cornet. Esta vez sufrió, pero no tanto.

El año pasado, la hermana menor de Marat Safin dio el gran salto de calidad en su carrera profesional, siendo finalista en Roland Garros y los Juegos Olímpicos de Beijing, además de acceder a semis en el US Open. Ahora sigue firme, pese a tener notables altibajos en su juego, ilusionada en poder conquistar su primera corona en un Grand Slam.

La derrota de Dokic termina con una de las historias más cautivadoras del torneo: la ex semifinalista de Wimbledon estaba en su regreso a un Grand Slam luego de una ausencia de tres años debido a problemas personales.

Safina se disculpó con los aficionados por vencer a la favorita local, quien avanzó gracias a una invitación de los organizadores y estaba colocada en el sitio 187° de la lista mundial. "Espero que en el siguiente ustedes me apoyen", le dijo Safina a la multitud.

Dokic, igual, estaba contenta con su actuación. "No hay nada por lo cual estar decepcionada", comentó. "Ha sido un gran inicio del 2009. No podría haber pedido algo más", agregó.

En primer término, Zvonareva, séptima preclasificada, derrotó por 6-3 y 6-0 a la francesa Marion Bartoli (16ª) en los cuartos de final y se clasificó para las semifinales de un Grand Slam por primera vez en su carrera.

La número siete del mundo arrancó algo nerviosa, y tras cometer cuatro errores no forzados en el primer game del partido cedió su saque. Sin embargo, mantuvo su postura agresiva de ataque constante y recuperó el quiebre enseguida para quedar 1-1. Bartoli tampoco perdió el tiempo: volvió a quebrar y dejó claro que el servicio no sería una de las armas principales de ninguna de las dos tenistas durante el encuentro.

Lógicamente -y manteniendo la tónica del partido-, después de sostener su servicio por apenas un game, Bartoli perdió su juego de saque nuevamente para que todo quedara 3-3.

En ese punto, el encuento era bastante lento y mal jugado. Se notaba a las dos jugadoras demasiado tensas, dejando muchísimas pelotas cortas, cometiendo errores en tiros sencillos y sin lograr concretar peloteos largos.

Todo eso pareció cambiar en el momento en el que la jugadora soviética pasó al frente en el marcador. Desde entonces, empezó a soltarse y a tomar más riesgo, a mover a Bartoli en defensa sin dejarla pegar afirmada, a jugar bien profundo y a lastimar sobre todo con su drive. Así, terminó llevándose ese primer parcial por 6-3.

En el segundo parcial, Zvonareva logró imponer desde temprano su mayor velocidad de pelota y precisión en los tiros. Quebró en el primer game para sacar una ventaja rápida y ya no miró atrás: se aseguró una ventaja psicológica que pesó demasiado en el trámite del encuentro, y ganó en apenas 1 hora y 8 minutos, tan fácilmente como lo había hecho en los últimos tres duelos ante la francesa, en los que en total había cedido apenas tres games.

Así, la rusa de 24 años, que cometió apenas dos errores no forzados en ese segundo set, estiró a 7-1 la ventaja en el historial ante su derrotada francesa, en el marco del primer Mayor de la temporada, en las canchas rápidas del Melbourne Park.

Además, se aseguró llegar más lejos de lo que lo había hecho en ningún Grand Slam: su mejor actuación de su carrera había sido en Roland Garros 2003. En Australia, su mayor logro había sido alcanzar los octavos en 2007.

"Estoy muy emocionada", dijo Zvonareva, que redujo sus errores de no forzados de 15 en el primer set a dos en el segundo. "Pienso que fue un gran día para mí", señaló.

Ella tuvo cuatro sets de 6-0 en sus cinco sets ganados consecutivamente, sobre un total de 10 que lleva en el certamen. "Realmente no estoy pensando en puntuaciones, sets o cualquier estadística. Unicamente estoy tratando de concentrarme en cada enfrentamiento y tratando de hacer lo mejor. Pienso que lo he estado haciendo bastante bien hasta ahora", agregó.

Bartoli había eliminado en la cuarta ronda, la anterior, a la primera preclasificada, Jelena Jankovic, de Serbia. "Pienso que ella sencillamente jugó increíblemente bien", dijo Bartoli con respecto a los 11 juegos. "Escasamente perdió una bola después de eso. Yo estaba golpeando la pelota tan fuerte como podía; ella siempre respondía con golpes mejores", subrayó.

Ahora, la jugadora moscovita se enfrentará en la semifinal con la ganadora del duelo entre la rusa Dinara Safina (3ª) y la australiana naturalizada Jelena Dokic, ex top-ten en su época dorada.

SIN EL ALIENTO DEL PADRE
Una reconciliación entre la tenista serbo-australiana Dokic y su padre -al que achaca años de malos tratos- está completamente descartada, informaron los medios serbios. El padre se mostró decepcionado porque su hija rechazó saludarla en Melbourne y avisó que no iba a ver ni por televisión su participación en el Abierto de Australia.

El agresivo Dokic, del que su hija prácticamente huyó tras sufrir años de malos tratos y humillaciones, había anunciado a la televisión australiana su llegada a Melbourne para reconciliarse con su hija, quien está protagonizando una gran vuelta al tenis de elite.

Ella, sin embargo, rechazó toda posibilidad de perdonarle: "No estoy en contacto con el. Sería un milagro que hubiese cambiado. No se cómo podríamos volver a reunirnos. Si quiere venir, son cosas suyas, pero yo acabé con él".

"Visto que no quiere verme, no iré a Australia ni tampoco veré sus partidos aquí en la televisión serbia. Además, dudo mucho de que me dejen entrar en el estadio", contestó el progenitor.

Los organizadores del Abierto de Australia, de hecho, avisaron que no iban a permitir el contacto entre el padre y la hija, aunque habrían dejado a Dokic entrar en las tribunas. Dokic padre sigue considerándose el máximo responsable de los éxitos de Jelena, quien en el 2002 subió al 4° puesto del ránking de la WTA.

Por otro lado, la tenista y su entorno siempre lo vieron como la fuente principal de los problemas, sea por sus intervenciones groseras en las tribunas durante los partidos de su hija, sea por sus acusaciones contra todo el mundo.

Dokic se había descolgado en numerosas ocasiones con acusaciones grotescas de conspiración contra su hija por parte de varias personas e instituciones, incluidos su novio, Tin Bikic, su entrenador y el hermano de éste -ambos croatas - la Federación Australiana, la República de Croacia y el mismo Vaticano.

Por otro lado, la compatriota de Jelena, Ana Ivanovic, se mostró encantada por la exitosa vuelta de su compañera. "Fue extraordinario verla vencer otra vez. Admito que lloré hace unos días después de que ella lograra la victoria en la primera eliminatoria", comentó.

"Sé que ella pasó por un infierno durante los últimos años, pero tuvo la fuerza para regresar", aseguró Ivanovic, quien asistió al encuentro entre Dokic y la rusa Alisa Kleybanova, aplaudiendo cada una de sus jugadas.