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¿Valió la pena?

El 2 de marzo, el juicio de Barry Bonds comenzará y un jurado decidirá si mintió bajo juramento sobre el uso de esteroides. Pero el juicio realmente no es sobre Bonds -- muchos de nosotros decidimos hace tiempo qué pensar sobre el rey de los jonrones. No, este juicio es sobre el agente federal Jeff Novitzky, quien lleva siete años y millones de dólares arrastrando a Bonds al tribunal. Es además sobre si queremos que el gobierno vigile los deportes.

Hasta septiembre de 2003, Novitzky era un anónimo agente especial del Servicio de Rentas Internas de Estados Unidos (IRS, por sus siglas en inglés) que trabajaba en crímenes de drogas y fraudes en el Silicon Valley. Entonces su investigación de BALCO sacó a relucir el uso de esteroides. Muy pronto, tuvo el respaldo del Congreso, el presidente Bush – que incluyó el tema en un mensaje del Estado de la Unión -- y del fiscal general de EU, que anunció la acusación en televisión nacional. Esa es mucha influencia para un agente del IRS. Quizás demasiada.

Esa era la manera que aparentaba ser en el 2004 cuando Novitzky allanó Comprehensive Drug Testing, la compañía de exámenes de dopaje más grande en EU. Lo que pasó ese día es complicado pero se resume a esto: Novitzky entró a CDT con 11 agentes armados y una orden de registro para los resultados confidenciales de pruebas de 10 jugadores de béisbol con vínculos a BALCO. Horas más tarde salió con más de 4,000 archivos médicos, incluyendo los de cada uno de los jugadores de Grandes Ligas, un montón de jugadores de la NFL y la NHL, y de trabajadores de tres negocios. Quizás uno que lo emplea a usted.

Tres jueces federales examinaron la redada. Uno de ellos preguntó, incrédulamente, si la Cuarta Enmienda había sido revocada. Otro, Susan Illston, que ha presidido los juicios BALCO, tildó las acciones de Novitzky como un "cruel desprecio" de los derechos constitucionales. Los tres le ordenaron que regresara los registros. En vez de hacerlo, Novitzky retuvo la evidencia, revisó los resultados y recibió la aprobación de una corte de apelaciones para ir detrás de 103 jugadores de Grandes Ligas que, de acuerdo a esos registros, habían sido positivos a esteroides. (Esa investigación está pendiente de la decisión de otra corte de apelaciones, que se espera en otoño).

Una unidad de organismo de control del IRS encontró causa para poner en duda también los métodos del agente. Uno de los subordinados escogidos por Novitzky dijo que su jefe hablaba abiertamente de aprovecharse de la investigación de BALCO con un acuerdo para escribir un libro. Novitzky le dijo al organismo de control que había hablado de un acuerdo, pero sólo en broma, admitiendo que sus palabras "podrían haber sido malinterpretadas".

Se le preguntó también sobre filtraciones de su investigación, la más criticada de estas un registro de su interrogatorio al fundador de BALCO Victor Conte. En el mismo, Novitzky escribió que Conte admitió darle esteroides a Bonds. Conte negó el informe, pero la historia casi condenó a Bonds en la corte de opinión pública mucho antes de que fuera juzgado en una corte de ley. Novitzky negó ser la fuente de cualquier filtración.

Entonces estaba la evidencia perdida: $600 de los $63,920 confiscados en la redada en la casa de Greg Anderson, el ex entrenador de Bonds. Novitzky no pudo contabilizar el dinero perdido, pero un reporte de 150 páginas del organismo de control del IRS lo exoneró de cualquier hecho de maldad relacionado al dinero y otras acusaciones. No obstante, ex funcionarios de alto rango del Departamento de Justicia dicen que la evidencia desaparecida podría destruir la credibilidad de Novitzky en el juicio de perjurio contra Bonds.

Ese es el problema de correr una costosa investigación federal de alto perfil: usted se supone sea cuidadoso y sensato con su poder. En demasiadas ocasiones en los pasados siete años, el hombre que encabeza la investigación del gobierno no lo fue. Ejemplo: Después que Anderson cumplió tres meses de cárcel por vender esteroides y lavado de dinero, Novitzky y los federales lo encerraron 13 meses más por rehusar testificar en contra de Bonds. También esperaron tres años para regresar $41,420 de los $63,920 confiscado, violando el acuerdo de culpabilidad de Anderson. Y más recientemente, iniciaron una investigación por impuestos en contra de su esposa y su suegra, ninguna de ellas relacionadas Bonds, para forzar al entrenador a testificar.

No importa lo que piense de las tácticas de Novitzky, ha cambiado el panorama. Mantener el deporte limpio era antes un asunto confidencial, supervisado por científicos con tubos de probeta. Novitzky ha marcado el comienzo de una era de leyes más fuertes en la cual los federales mandan; en la cual los atletas sospechosos encaran redadas armadas y teléfonos intervenidos; en la cual el Congreso entrega millones de dólares a la Agencia Anti-Dopaje de EU, un organismo cuasi-gubernamental que utiliza tácticas agresivas para ir en contra de aficionados sospechosos de utilizar esteroides.

Ahora la era Novitzky llega a su clímax con el juicio del 2 de marzo. No importa el veredicto, la reputación de Bonds ha sido arruinada. Y ya que el fiscal general Eric Holder y el presidente Obama expresaron que las ligas -- no los gobiernos -- deben vigilar los esteroides, lo más seguro la cruzada de Novitzky debe terminar. Y eso nos deja una pregunta a todos: ¿Verdaderamente, valió la pena?