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En otro nivel

Manny Ramírez es clase aparte en la caja de bateo Getty Images

Todo el mundo es Manny.

Imagínate eso. Imagínate que cada jugador de Grandes Ligas, todos los 750 de ellos, "son Manny".

¿Loco? Seguro. ¿Un poco intimidante? Absolutamente. Pero, lo creas o no, la mayoría de ellos firmarían un pacto para serlo ahora mismo. Tal vez no el paquete completo, como esa parte donde Manny camina hacia primera en los rodados o cuando se le olvida cuántos outs hay mientras juega defensa. No la parte donde Manny se involucra entre empujones en el dugout o, peor aún, en una confrontación física con un secretario de viajes de 64 años de edad. Y especialmente no la parte donde él pone su contrato por encima de sus compañeros de equipo, lo que llevó a un jugador de los Medias Rojas a llamarlo un cáncer del camerino públicamente.

¿Pero la parte de talento puro? Claro que sí. Cuando Manny Ramírez está en un terreno de béisbol, especialmente cuando está en la caja de bateo, tú no puedes quitarle tus ojos de encima. Simplemente, es el bateador más estudiado y observado en el béisbol -- y eso es sólo por sus pares. Ellos se maravillan con la habilidad de Manny para traducir su trabajo de preparación en éxitos cuando las luces se encienden. Ellos envidian la deficiencia de memoria corta que aparentemente le permite traer el mismo nivel de confianza al plato sin importar si se ponchó o si bateó un jonrón en su último turno al bate. "Si las malas rachas residen entre las orejas de un jugador, lo cual creo que es así", dice su ex compañero de Boston Sean Casey, "entonces Manny está libre de tener malas rachas, porque mentalmente siempre es el mismo". Eso explicaría cómo Ramírez ha podido tener sólo dos meses en su carrera de 15 años en la que su OPS ha estado por debajo de .700. (Su marca de carrera de OPS de 1.004 figura novena en la historia.)

Incluso hay algunas características de la personalidad de Manny que muchos otros jugadores de las mayores adoptarían felizmente. Por ejemplo, su "osadía", como le llama su compañero de los Dodgers Casey Blake, de reír cuando comete un error al correr las bases, un error defensivo, o de atreverse a decir, "No es el fin del mundo [si perdemos]", como le dijo a los medios de Boston y a los aficionados cuando los Medias Rojas estaban abajo contra los Indios de Cleveland por tres juegos a uno en la serie de campeonato de la Liga Americana. "Eso", dice Blake, quien jugaba para los Indios en aquel momento, "fue brillante". ¿Por qué? "Porque es la verdad. No cualquiera lo diría, pero puso la presión en perspectiva".

Blake también admira la alegría desenfrenada que Manny demuestra, aún a la edad de 36 años de edad, cuando él da el palo grande entre las líneas. "Él juega en una liga distinta al resto de nosotros, una liga suprema", dice Blake. "Él está solo en esa liga, y claramente disfruta jugar en ella. Lo trata como si todavía jugáramos Pequeñas Ligas. Todos nosotros nos echamos hacia atrás fascinados. ¿Cómo lo hace?".

Es verdad. ¿Cómo lo hace? Esa es la pregunta que todo el mundo pregunta mientras mira a Ramírez en la caja de bateo. Hasta los mejores bateadores de las mayores se impresionan por el ritmo de su swing, la forma que puede recargar su cuerpo -- desde sus piernas hasta los músculos centrales hasta sus manos -- con poder, luego suspenderlo todo hasta que reconoce la velocidad, la localización y el movimiento del lanzamiento, antes de dejar que el bate vuele por la zona. "Los jugadores pedían video de él cuando era un muchachito en Cleveland", dice el primera base de los Marineros Russell Branyan, un ex jugador de los Indios. "Y eso no ha cambiado. Tú lo miras, y tú tratas de absorber aunque sea un poquito de los que hace, y esperas que te ayude. Tú te preguntas qué es lo que él ve que tú no vez, qué es lo que él hace que tú no haces".

Orlando Hudson, el nuevo segunda base de los Dodgers, confesó que el se convertía en un espectador, un fanático, cuando Manny tomaba su turno al bate. "Yo tenía que pegarme una cachetada a veces", dice Hudson, quien vio a Manny de cerca como rival de división durante cuatro años en Toronto, antes de mudarse a Arizona. "Yo me enfocaba tanto en lo que él hacía en el plato que se me olvidaba que mi trabajo era ver el impacto de su bate con la pelota y hacer una jugada. Él puede hipnotizarte". Cuando Ramírez fue cambiado a L.A. en julio, Hudson le dijo a sus compañeros de los D-backs, "Deja que ustedes vean batear a este tipo". Cuando algunos de ellos dijeron que habían visto a Ramírez muchas veces por televisión, Hudson ladró "¡Olvídate de la TV! ¡Olvídate de la TV! Tú tienes que verlo batear en persona para apreciar lo que hace". Hudson sonríe. "Al finalizar la temporada, esos tipos habían visto suficiente para comprender. Olvídate de la TV. No te da la historia completa".

¿Pero qué tal si usamos el televisor con encuadres fijos a la velocidad de 1/60vo de segundo? Eso es lo que una compañía llamada RightView Pro ha hecho con el swing de Manny, y el de otros grandes bateadores, para demostrarle a los jugadores de secundaria y los universitarios qué separa la elite del promedio. Don Slaught, un ex receptor de las mayores y fundador de RightView Pro, ofrece este reporte de scouting sobre Ramírez: "Son tres cosas, según yo lo veo: Él tiene un gran plan en el plato; él tiene mucha información porque ha visto todos los lanzamientos que hay allá afuera; y él tiene una mecánica tremenda".

Para ilustrar su mecánica, Slaught coloca imágenes de Ramírez, Albert Pujols, Alex Rodríguez y Vladimir Guerrero, lo mejor de lo mejor, en cuatro cuadrantes de una pantalla de computadora. Es material de video de cada bateador desde el ángulo de primera base. Cada clic del mouse de Slaught demuestra lo que sucede en 1/60vo de segundo durante un turno al bate. Los cuatro bateadores se cuadran de manera similar, con el peso sobre el pie de atrás, casi frotándose las rodillas. Slaught usa el mouse para dibujar líneas desde los ojos de cada jugador hacia la hebilla de su correa, para demostrar que la cabeza está centrada sobre el centro corporal. Luego de un par de clics adicionales, hace un círculo sobre las manos de los bateadores, para demostrar lo que llama el "movimiento negativo", refiriéndose al movimiento hacia atrás para colocarse en una posición apretada, listos para batear. Luego de que cada bateador ha completado su movimiento inicial, dice Slaught dice, "Ahora míralos a todos menos a Manny. Mira su codo trasero cómo se cae. Ya comenzaron su swing. Ahora mira a Manny. Él no ha empezado todavía. ¿Sabes por qué?".

La contestación surge varios clics después, mientras Pujols, A-Rod y Vlad están todos en su punto de contacto y Manny se queda atrás. "Los otros tres tipos están haciendo swing a una recta", dice Slaught. "Manny está bateando un pitcheo de rompimiento. Él está listo para darle a una recta de 98 millas por hora pero bateará una de 88 millas por hora. Eso es lo que es diferente sobre él. Nunca batea tarde una buena recta, pero puede ajustarse a algo más lento. Puede cubrir más velocidades de lanzamientos y más localizaciones de lanzamientos y estar en tiempo, mejor que nadie".

Luego, Slaught ilustra el tramo del swing de Ramírez al dibujar un arco que marca el paso del queso del bate mientras viaja desde la posición de batear hasta el momento de contacto. Mientras más largo es el arco de izquierda a derecha en la pantalla, más tiempo permanece el bate en la zona de bateo, y más oportunidad tiene el bateador de hacer contacto con una variedad de lanzamientos. "Esta es otra área en la que Manny se destaca", dice Slaught. "Es la razón por la que él es capaz de batear la pelota hacia todos los jardines".

Mientras Slaught hace clic sobre los encuadres, resalta una última cosa sobre Ramírez, comparado a los otros bateadores: su calma absoluta. A-Rod tiene su patada alta, Pujols se agacha y separa mucho los pies, Vlad tiene su violento retorcer. Pero Manny, desde su movimiento negativo hasta el contacto -- o 46/60vos de un segundo para una recta de 90 millas por hora -- parece que nunca perturba una trenza. Cuando él completa su swing, con su trayectoria final larga y alta, sus pies casi ni han arrugado la tierra en la caja de bateo. Slaught dice que cuando él analiza la mecánica de Manny, unos seis de cada 10 swings califican como "perfectos", más que ningún otro jugador estudiado por RightView Pro. "El mejor del resto tiene como cinco swings perfectos por cada 10", dice Slaught. "Manny es algo especial".

Frecuentemente, Ramírez ha sido aclamado como un bateador natural, talentoso, genial. Pero detenerse ahí es desmerecerlo. "No te equivoques, mucho de lo que tiene Manny es talento puro", dice Don Mattingly, entrenador de bateo de los Dodgers. "Pero yo también lo utilizo como ejemplo para nuestros muchachos jóvenes, porque él trabaja duro y, más importante aún, su trabajo es limpio". Con esto, Mattingly señala que Ramírez es enfocado y eficiente en su preparación. Cuando jugaba en Boston, Ramírez siempre insistió que se apagara el televisor de las cajas de bateo interiores en Fenway Park mientras él bateaba. "Él no quiere tener ninguna distracción", dice Dave Magadan, entrenador de bateadores de los Medias Rojas. "Él es muy serio cuando trabaja".

Mattingly agrega, "Muchos tipos hacen sus rutinas, como si estuvieran pegándole a la bola detenida como en el golf, por ejemplo. Es algo tedioso". Pero Ramírez se alcanza su zona cómoda antes de la mayoría de los juegos haciendo eso mismo. "Yo estoy ahí, pero no digo mucho", dice Mattingly. "Yo pongo la pelota y lo dejo batear y lo observo". La rutina es básica, algo que los bateadores de Grandes Ligas hacen diariamente. "La gran diferencia", dice Mattingly, "es que Manny puede encontrar su swing así y trasladarlo al partido".

Esto es parte de lo que los aficionados no ven de Manny, el atleta que trabaja en su oficio. En una ocasión, durante los entrenamientos de primavera con Cleveland, programó una máquina de lanzamientos para que tirara "los sliders más rápidos que jamás hayas visto", recuerda Branyan. "Y él aporreaba una línea detrás de otra. ¡Nadie más hace cosas como esas porque nadie quiere enfrentar ese lanzamiento, especialmente durante las prácticas de bateo!".

Como jugador visitante, Ramírez puede ser hallado frecuentemente en el gimnasio del hotel mientras sus compañeros duermen. Antes de los partidos nocturnos como local, él se presenta a Dodger Stadium a las 10:00 de la mañana para levantar pesas y correr en una trotadora. (La mayoría de los jugadores adictos a su trabajo, tales como el Jugador Más Valioso de la Liga Americana Dustin Pedroia, llegan al parque a las 1:30 o 2:00 de la tarde. Ahí es cuando Manny, luego del almuerzo, se toma su siesta.) El régimen mañanero de Ramírez no es nada nuevo. Como adolescente en el vecindario de Washington Heights en la ciudad de Nueva York, luego de que su familia se mudó a Manhattan desde la República Dominicana, él corría por las colinas antes del amanecer, arrastrando una llanta de 20 libras con una soga amarrada a su cintura. Lo hizo porque un escucha le dijo que él era muy lento para poder convertirse en una selección alta en el sorteo. (En 1991, Cleveland lo hizo la selección número 13 del sorteo.)

Pero si fuera tan sencillo como pasarse el tiempo bateando de un tee o en la caja de bateo o en el gimnasio, habría muchos más bateadores como Manny Ramírez. Por supuesto, es más complicado que eso. Y cuando los compañeros de equipo, pasados y actuales, le piden consejos, ellos típicamente reciben los fundamentos. "Él simplemente es un maestro en esas cosas", dice Mattingly. "Él piensa: Mira la bola y quédate por el medio. Pero él sabe cómo transformar esos pensamientos en acción".

Cuando Manny le habla al resto de los bateadores mortales, su consejo puede ser tan frustrante como iluminador. "Cuando yo jugaba con él en Cleveland", dice Branyan, "Manny estaba tratando de ayudarme, y me preguntaba, '¿Por qué le tiras a la recta adentro si no puedes batearla?'. Y yo pensaba: Porque estoy preparado, y cuando me doy cuenta de que es una recta adentro ya es muy tarde para detenerme. Y Manny me decía, como si fuera tan fácil, 'Yo no le hago swing a ese lanzamiento a menos de que tengo dos Stripes. Y lo que intento es pegarle de foul'. Así que, básicamente, él está jugando otro juego".

Una vez, Ramírez se lo explicó todo a Branyan, le dio la ecuación completa de batear. "Él me dijo que ponía el 70% de su peso en su pie trasero y 40% del peso en su pie delantero. Y aunque yo sabía que los números no sumaban a 100%, pensé por un segundo: 'Yo tengo que tratar eso'".

Por eso Manny es Manny. Como justo antes del partido, cuando sale el payaso. Mientras sus compañeros hacen sus estiramientos y sus carreras cortas, no es inusual el ver a Ramírez con su iPod, abrazando a los jugadores oponentes, saludando a los aficionados. "Nadie se da cuenta de que él ya hizo sus estiramientos y calentó haciendo ejercicios en las escaleras de soga en los túneles", dice Mattingly. "Su trabajo ya lo hizo, antes del espectáculo". Y ahí es cuando Mattingly, conocido como Donnie Baseball durante sus días con los Yankees por su respeto total hacia el juego, delata algo sorprendente. "Lo que más adoro que cualquier otra cosa de Manny, y lo que trato de decirle a nuestros jugadores, es que él trabaja, él se prepara a sí mismo para jugar, pero una vez comienza el juego él se divierte de verdad. Cuando batea un jonrón, te lo juro, en la banca, es como si nunca hubiese bateado uno anteriormente en su vida. Pero cuando se poncha sin tirarle, todavía está sonriente, y regresa a la banca diciendo: 'Si me la tira ahí otra vez, le tendrá que pedir una pelota nueva al árbitro'. Hombre, el juego es difícil, pero para él todavía es un juego. Yo desearía que todo el mundo fuera así".

Todo el mundo es Manny. Imagínate eso.