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Nace un crack

El delantero argentino jugó en Tigre Fotobaires.com

BUENOS AIRES -- Hola lectores queridos, se vino el frío con todo. ¡Al fin! Ya era extraño tener cuarenta grados de calor mientras las calles se llenaban de hojas muertas. Ustedes dirán, qué boludez está hablando éste o se tomo un trago de burundanga.

Es que ayer hacía un ofrí de película, en Victoria, en la cancha donde jugaban Tigre y Colón, canchita pobre que ni un toldito tiene para cubrirse del viento intenso que soplaba a esas horas de la noche. Y sufre el hincha que en el fondo no es un hincha, como yo... Y parece que hay cerca una bailanta paraguaya porque, a cada instante en que la hinchada hacia silencio se escuchaban unos cambiantazos paraguas. ¡Y muy lindo esto, lindo y extraño, oír las cumbias entre los chiflidos de las chapas! Y fue la noche de anoche en que mis sentimientos cambiaron para siempre. Casualmente mientras me volvía en el tren, pensaba esto que voy a escribirles a continuación.

Anoche sentí que a medida que pasaban los minutos Colón de Santa Fe, me defraudaba cada vez más. Me defraudó tanto, que terminé odiándolo.

Yo tengo sentimientos personales con algunos clubes, lo confieso, los amo y después, como un novio despechado, a medida que transcurren las fechas, los termino odiando con la misma pasión. Básicamente porque me molesta mucho que me hagan perder el tiempo; me obliguen a cagarme de frío dos horas sin más y otras dos horas más de yapa en tren para llegar a Victoria. Me obliguen a gastarme los pocos mangos que tengo en el sobolsi en fasos y garrapiñadas y un cafecito tibio. ¡Yo sí tengo reacción, yo sí tengo sangre en las venas! Si hay algo que odio son los acontecimientos atascados de los pechos fríos de siempre.

Y el partido de ayer, fue eso, lectores queridos, cayó en un pozo ciego, del cual Colón no salió nunca. Porque son unos incapaces estos jugadores que juegan a media máquina y mal. Muy mal. Un equipo que no sabe atacar, que no se ordena en el medio; que no tiene un solo lateral que se mande al ataque aunque sea para presumir, no tiene razón de ser, eso pienso.

Le pido al Turquito Mohamed que converse con los jugadores. ¡Cómo pretenden salir campeones si son incapaces de levantar un resultado mínimo y adverso! ¡Cómo! Si no existe la capacidad de reacción; si son un fitito que corre para el mismo lado una y otra vez, chocando contra una muralla de defensores bien plantados. ¡Cómo pretenden ser un equipo serio si sufren de Fuertesmanía y sólo el viejo caudillo les puede sacar las papas del fuego! ¡Encima perdió Velez y se perdieron la gran posibilidad de llegar a la Punta del Campeonato!

Parecen reproches de una novia. ¡Y lo son! No pido ya que ganen, porque es una falta de respeto, me conformo con un triste empate para no dejar puntos en el camino...

No todas son pálidas en contra de Colón, también es cierto que apareció este petisito que la rompe. Un jugador de otro planeta, un jugador para Boca o River, el compañero ideal que necesita por ejemplo, Riquelme. Un señor que ocuparía muy bien el puesto que dejó vacante Dátolo o el desinflado Rodrigo Palacio. ¿De quién hablo? ¡Del sensacional Chino Luna, el diez de Tigre! Un jugadorazo que pronto emigrará más allá del Atlántico, a la tierra donde sobran los euros. Y él solo me justificó los 36 pesos de la entrada y los seis pesos del tren desde Retiro. Ahora lo pienso mejor, menos mal que ayer jugó Luna.

Lo seguí atentamente y ya les digo que es un jugador de selección. Nace un nuevo crack en el fútbol argentino.

¿Qué hacía yo siguiendo, excitándome con el Chino veloz, si había ir a ver al Sabalero? Y bueno, estoy cansado de ver sólo a Fuertes y no a un equipo. Y un equipo es Tigre y el Chino que corría todas las pelotas y era pura habilidad. Imposible que pasara desapercibo, incluso hasta los propios hinchas del Sabalero lo aplaudieron.

Esta es la crónica del final mediocre de un equipo mediocre como Colon, que perdió por propia culpa todas las posibilidades de ser campeón por primera vez en su historia.

Pero tal vez, todo pudo cambiar, si Islas, el arquero de Tigre, no atajaba dos cabezazos que eran gol seguro tras un centro de Rivarola.

2 a 0 para Tigre, porque el último gol de Fuertes ni cuenta: ahí nomás terminó el partido. Un partido más que nada para que se luzca el Chino Luna.