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Todos los ojos sobre él

Tony Romo

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El QB Tony Romo carece de alguien que lo ponga a su lugar en la organización de los Cowboys.

CARROLLTON -- Hace un par de años, la escena en el escenario temporal de prácticas de los Cowboys habría obligado a Tony Romo a hacer una segunda toma. Pero ahora, el mariscal conoce bien el proceso.

Por lo menos 30 reporteros se estaban pelando posiciones en anticipación a una conferencia de prensa de Romo después de una reciente práctica. Mientras tanto, jugadores All-Pro como DeMarcus Ware y Jason Witten caminaban hacia el autobús del equipo sin ser interrumpidos. Tengo un buen amigo en el negocio que dice que la NFL es todo sobre el mariscal de campo. Y con los Cowboys ciertamente es el caso, ahora que el receptor abierto más controversial del juego ha sido desterrado a la frontera con Canadá.

Romo se paró en el improvisado podio en el estadio de preparatoria local, y enfrentó las preguntas que sabía que llegarían. Fue su primera aparición pública desde la humillante derrota de los Cowboys por 44-6 ante los Eagles en el último domingo de la temporada regular del 2008. En aquella tarde, un golpeado Romo había intentado poner algo de perspectiva a un resultado que aún estaba demasiado fresco en la memoria de los fanáticos de los Cowboys. Y en unos 10 minutos deshizo mucha de la buena voluntad que se había ganado prácticamente al salvar a la franquicia a mediados de la campaña del 2006.

Tras la caída ante Philly, Romo entregó un discurso tipo "la vida sigue", que no sentó precisamente bien con los seguidores de los Cowboys. De hecho, sus palabras tuvieron el efecto opuesto. La vergüenza y la ira parecían las respuestas apropiadas después de una paliza como aquella, pero Romo predicó paciencia y comprensión. Y eso fue antes de que apuntara su dedo en contra del coordinador ofensivo Jason Garrett.

Con eso en mente, Romo contestó preguntas sobre el nuevo manifiesto de Jerry Jones sobre lo "amigable para Romo", que el dueño ha intentado explicar de varias maneras. La frase ha sido repetida continuamente en programas de radio locales y blogs. Parecía lógico preguntar a Romo por su definición de lo que es una ofensiva "amigable para Romo". Desafortunadamente, la computadora de Romo parece estar descompuesta. Con un rostro serio, dijo que nunca había escuchado la frase, y luego se rehusó a especular sobre su significado.

Reporteros confundidos se tomaron un momento para comprender eso, y luego comenzaron los cuestionamientos sobre la salida de Terrell Owens. Aún en el par de entrevistas uno-a-uno que ha concedido, Romo ha sido curiosamente vago sobre el tema. Ciertamente no salió a pedir la salida de T.O. públicamente, pero tampoco se apresuró a la defensa de su ex receptor, quien a su vez --vale agregar-- recientemente acusó al mariscal de haber impulsado su despido.

"Eso no depende de la decisión de los jugadores", respondió Romo de la baja de T.O. "Por eso somos jugadores. La organización y la directiva deciden esas cosas".

Esta declaración de Romo, de que los jugadores no tienen voto en las decisiones de personal, probablemente haya tomado por sorpresa a muchos. En realidad, Romo conoce el poder que tiene dentro de la organización. Y comprende que la decisión de Jones de cortar a T.O. tuvo mucho que ver con él. No creo que Romo haya llamado al dueño para recomendar el movimiento, pero ciertamente hay otros modos de hacer llegar ese tipo de mensajes.

Terrell Owens

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Los berrinches de Owens ya no serán excusa en Dallas

Ya sea que opte por aceptarlo o no, Romo había perdido el vestidor frente a Owens, uno de los jugadores más divisivos (y talentosos) en la historia de la liga. T.O. se mantuvo bien disciplinado (por sus propios estándares) hasta el momento en que cobró en grande el año pasado. Pero cuando T.O. supuestamente sintió que Romo y su amigo Witten lo estaban sacando de la ofensiva, hizo lo que mejor hace: volteó al resto de sus compañeros en contra de ellos.

Y si no lo creen, les sugiero una visita con Jeff Garcia y Donovan McNabb. Pero antes de que esta nota se convierta en un ataque a T.O. (¿llegué tarde?), déjenme decir que Romo es responsable por mucho de lo sucedido el año pasado. Para empezar, no hay nadie entre el grupo de entrenadores y asistentes de los Cowboys a quien el mariscal escuche, lo que lleva a malos lanzamientos. ¿Creen que seguiría jugando así, si Bill Parcells (o Tony Sparano, para el caso) aún estuvieran en Dallas? Nunca en la vida.

Y respecto de las puñaladas por la espalda en el vestidor el año pasado, Romo pudo haber hecho algo para cortarlas de tajo. Si no tienes a un entrenador en jefe fuerte --los Cowboys no lo tienen--, alguien en el vestidor debe cargar con un enorme mazo. Romo pudo haber ido con T.O. en privado y haberle dicho que se dejara de las insensateces, pero hasta donde sé, eso nunca sucedió. Simplemente intentó ignorar a T.O., y esa estrategia no funcionó.

De alguna manera, T.O. se ha ido porque Romo no supo mantenerlo a raya. Muchos supuestos expertos (incluyéndome a mí) parecen concordar en que la adición por sustracción eventualmente funcionará en Dallas. Pero si no, el dedo señalará a Romo. Aún creo que guiará a los Cowboys profundo en los playoffs en algún punto, y quizás a un Super Bowl. Tiene una capacidad de liderazgo sobresaliente y es un trabajador incansable.

Desafortunadamente, no es muy bueno para escuchar. Es positivo ser capaz de descartar las distracciones, pero Romo corre el riesgo de descartarlo todo. Desde que partieron Parcells, Sparano y el ex entrenador de mariscales David Lee, Romo no ha tenido a nadie dispuesto a ponerlo en su lugar.

Sus tres campañas como titular han terminado en derrotas devastadoras. Pero no es el primer mariscal de campo al que le sucede eso. Las estadísticas de Romo rivalizan con las de cualquier mariscal de la liga, pero no se le tomará en serio hasta que gane un partido de postemporada.

Su nuevo lema es que los Cowboys vivirán en el presente, en lugar de constantemente mirar hacia adelante en los playoffs. Eso es probablemente un buen lugar para empezar.

Hasta que tenga algo de éxito en playoffs, la trayectoria de Romo será más caracterizada por el estilo que por la sustancia. ¿Puede cambiar esa ecuación?

Estamos a punto de averiguarlo.