<
>

Reacción en cadena

El alegado positivo por consumo de esteroides de Sammy Sosa ha sorprendido a muy pocos entre aquellos que asumieron que el único jugador en pegar más de 60 jonrones en tres temporadas había recibido un poco de ayuda durante una buena porción de su carrera.

Supuestamente, Sosa fue uno de los 104 jugadores en dar positivo durante la primera ronda de análisis antidopaje de las Ligas Mayores en la primavera del 2003. Entiéndase, 104 de 1,200 jugadores, lo que representaba más del 5 por ciento de todos los jugadores en las plantillas de 40 peloteros.

Debido a que más del 5 por ciento dio positivo, la práctica de analizarlos se volvió permanente bajo las nuevas reglas que fueron acordadas en el contrato colectivo en el 2002. Le pregunté al jardinero de los Cachorros, Alfonso Soriano, sobre cómo era visto Sosa en su natal República Dominicana. "Él todavía es un héroe allá", respondió Soriano. "Consiguió grandes números y todavía lo quieren mucho. Todos lo siguieron a él y a [Mark] McGwire [en la carrera de jonrones de 1998]".

Después le pregunté su opinión personal sobre Sosa.

"Él era mi héroe al empezar a jugar béisbol, cuando estaba creciendo", dijo Soriano. "Y todavía es mi héroe a pesar de cualquier cosa".

El gerente general de los Cachorros de Chicago, Jim Hendry, rehusó a especular sobre el alegado positivo de Sosa.

"Él es un tipo que jugaba todos los días, no quería días libres", dijo Henry. "Ciertamente, consiguió números y tuvo actuaciones de alto calibre para los fans. Excepto por 1998, hubo muchos años débiles aquí en el 'North Side'. Él tuvo mucho que ver en el proceso de ayudar a la franquicia y crear una base de fanáticos. Espero que la gente lo recuerde por algunas de las cosas buenas que hizo".

Del equipo del 2004, la última campaña de Sosa con los Cachorros, sólo permanecen Aramis Ramírez, Derrek Lee y Carlos Zambrano.

"No sé si todo esto es bueno para el béisbol o no", dijo Ramírez. "Saquen todos los nombres --no creo que sea bueno solamente sacar a dos jugadores. No creo que esto le está haciendo bien al béisbol".

Ramírez fue cuestionado en torno a sus dos años alrededor de Sosa como compañero de equipo; se le preguntó asimismo si había visto algo que no pareciera correcto.

"Todos hablaban de ello", contestó Ramírez. "Jugué con él por dos años y nunca lo vi hacer nada incorrecto".

Otro gran jonronero, Jim Thome, de los Medias Blancas de Chicago, con 550 vuelacercas en su cuenta personal, ofreció su perspectiva.

"Esto demuestra que las Ligas Mayores están muy en serio con lo que están haciendo", dijo Thome. "Si haces algo incorrecto en el juego, vas a pagar el precio. Hasta que no sepamos más de esta situación, realmente no hay mucho qué decir".

Lo que puedo decir es que probablemente Sosa, como muchos jugadores de esta era, aprovecharon todo lo que pudieron hasta que las reglas de esteroides fueron modificadas en el 2004.

El problema de Sosa no será si ingresa o no al Salón de la Fama del Béisbol. Más bien, tendrá que ver con la posibilidad de que el Congreso de EE.UU. quiera radicar cargos de perjurio. El Congreso revisará las declaraciones de Sosa durante las audiencias sobre béisbol en el 2005 y decidirá si mintió o no ante el comité congresional acerca de su uso o no-uso de esteroides.