<
>

Fe no recompensada

Piensen en un momento lo que significa la palabra fe. Y no hablo de béisbol ni de medios, ni sindicatos ni administración, ni equipos locales ni visitantes, todas las cosas que parecen importantes pero en realidad no lo son. Ese tipo de preocupaciones superficiales se desvanecen con los años, como copos de nieve en abril.

Debes buscar más profundamente para entender el reporte del New York Times, que indica que David Ortiz es uno de los jugadores que dio positivo en los ahora infames controles por consumo de sustancias para mejorar el rendimiento en 2003.

Debes destilarlo mucho más profundo, hasta tus huesos, tus principios, a la gente que has conocido en este mundo y todos los ingredientes que comprenden lo concreto, las bases -- la convicción en tus ojos, la pasión de tus palabras, la firmeza de tu apretón de manos, todos los asuntos diseñados para revelar tu vulnerabilidad, para hacerte creer.

Allí, bien profundo, es donde cuenta. Y cuando llegas ahí, no pienses en promedio de bateo ni en las últimas noticias sobre quién dio positivo ni de qué, sino en la mentalidad de los atletas profesionales que invierten tanto tiempo y energía en construir un elaborado juego de confianza.

El 12 de mayo, Ortiz me llamó a mi casa, herido porque muchos fanáticos creían que sus problemas en las últimas temporadas eran prueba de que en una era de controles más duros, Ortiz ya no podía usar drogas para mejorar su rendimiento. Pidió luchar por su reputación y sus logros, para preservar la leyenda del Big Papi. Su ex compañero, Manny Ramírez, acababa de recibir una suspensión de 50 partidos por utilizar sustancias prohibidas y todo lo que pasó -- el mágico ascenso de 2003, y los campeonatos de los Medias Rojas en 2004 y 2007 -- quedó en riesgo de perder su poder, transformado por la mancha que afecta a toda la industria.

Ortiz correctamente reconoció el momento como clave, respecto a la forma en que era visto por la sociedad.

"¿Sabes cuántas veces me han realizado controles desde 2004? Alrededor de 20", me dijo Ortiz ese día. "Tienes a los mejores muchachos del béisbol siendo atrapados con esto y es por eso que no creen que puedes tener problemas mecánicos o tu mente en otro lado o lesiones. Todo se remite a los esteroides. Es por eso que no hablo de eso. Cuando me recupere, la gente va a decir, 'Ah, ha vuelto a consumir'".

"Lo dije hace mucho tiempo. Dije que si querías sacar la droga del deporte, no realices pruebas al azar -- sino controla a todos los jugadores. Hazle controles a todos, cada temporada. Y si sigues usando y te atrapan, entonces deberías ser suspendido por un año entero. Lo dije hace mucho tiempo y nadie me escuchó".

"Voy a hacer lo mío. Voy a seguir entrenando, seguir en mi programa, y si no puedo salir de esto, estaré terminado. Dios me dirá que estoy terminado".

Durante esa hora y 10 minutos que estuvimos hablando, en realidad él parecía estarle hablando al público. Rogaba ser escuchado, que le creyeran que era diferente al resto, distinto a A-Rod y Clemens, a Bonds, McGwire y Palmeiro. Él quería posiconarse como alguien en quien se podía confiar absolutamente. Entendió el verdadero costo de la era de los esteroides no iba a pagarse en este momento, sino que iba a calar por siempre en lo más profundo de sus huesos -- en la verdad, la honestidad y la integridad. Quería que supieran que él entendía, que sus preocupaciones eran las mismas que las de ustedes.

"Sé lo que significa para mi hijo tener como padre a Big Papi", me dijo ese día. "Hay mucha gente que hace grandes cosas por él sólo porque es mi hijo. Su vida va a ser más sencilla porque él es el hijo del Big Papi".

"Y esa es la razón más grande por la que nunca he consumido esteroides. Porque entonces tendría que ir a la escuela y escuchar que sus compañeritos digan que su papá está sucio, que es un tramposo, y le quitarían todo, y lo arruinarían. Me aseguré de no hacer nada de eso, por él".

Esto es lo que significa ser engañado, que te mientan por dinero. No es la primera vez. Que un jugador dé positivo por consumo de drogas para mejorar el rendimiento es casi tan rutinario como un rodado al campocorto por estos días.

Lo sorpresivo no es la revelación sino la construcción del mito. Ortiz hizo estas declaraciones no sólo para apelar a mi bondad, sino para mantener tu fe, para que sigas creyendo.

Quizás haya una explicación para todo esto y Ortiz sea milagrosamente distinto, como nos ha hecho creer. Pero hoy, suena como todo el resto: indignado hasta que lo exponen y entonces empieza a tomar una postura molesta y silenciosa. No habló del tema antes del partido final de la serie del jueves ante Oakland. Después del partido, en el que bateó un jonrón remolcador de tres carreras en la séptima para liderar la victoria por 8-5, Ortiz dio a conocer un comunicado.

"Hoy un reportero me informó que estaba en la lista de 2003 de jugadores que dieron positivo por el uso de sustancias prohibidas. Esto sucedió justo antes de nuestro partido y las noticias me cegaron".

"Quiero hablar de esta situación y lo haré en cuanto tenga más respuestas. Mientras tanto quiero dejar claro cómo voy a tratar esta situación. Uno, ya he contactado al Sindicato de Jugadores para confirmar la veracidad del reporte. Me han dicho que el reporte es cierto. Basado en la forma en que he vivido mi vida, me sorprende que el control haya dado positivo".

"Dos, quiero saber cuál fue la sustancia que salió en el control. Y tres, basado en lo que descubra, compartiré la información con mi club y el público. Me conocen -- no esconderé nada ni pondré excusas".

Quizás fue un truco de sus abogados. Si examinas las declaraciones de Ortiz con el suficiente cuidado, quizás veas que hace tiempo estaba preparado para realizar esta negación. Siempre supo dejar en claro la diferencia entre los días del Oeste Alocado y los intentos actuales de reforma. Y también dio algún indicio en un comunicado hace unos años, cuando dijo que podría haber ingerido algo incluido en un polvo proteico que llevara a un positivo. Incluso las palabras que usó conmigo en mayo deben leerse cuidadosamente -- "¿Sabes cuántas veces me han controlado desde 2004?". Quizás a su manera, venía preparando a sus legiones para este día.

Pero estos argumentos son, como mucho, semánticos. De otra manera, Ortiz se hubiera hecho cargo de la cruzada -- el paso que ningún pelotero ha dado -- y admitido hace tiempo haber utilizado drogas para mejorar su rendimiento porque no estaban prohibidas en el béisbol. Eso no fue lo que sucedió. Ortiz en cambio se posicionó no sólo como alguien limpio en un mundo contaminado sino también como parte de la solución para ayudar a reverdecer el béisbol. Salvo que haya una espectacular e inédita exoneración, Ortiz habrá perdido su cuota de confianza y buena voluntad que tardó años en construir. Al menos tiene compañía.