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Dos veces latino

ANAHEIM -- Kendry Morales es un hispano doblemente orgulloso.

Morales, quien escapó de su natal Cuba en una balsa en el 2004 y se convirtió en ciudadano de República Dominicana dos años después, ha sido una de las grandes atracciones de la temporada del 2009 en las Grandes Ligas de Estados Unidos jugando en la primera base de los Angelinos de Los Ángeles.

Con motivo de la celebración del Mes de la Herencia Hispana y mientras acumula números del calibre "Jugador Más Valioso", el tradicionalmente reservado Morales abrió las puertas de su casa a ESPNdeportes.com para hablar de diferentes temas, incluyendo su doble nacionalidad.

"Estoy orgulloso de tener la nacionalidad dominicana, una oportunidad que no todo el mundo puede tener", dijo Morales mientras preparaba el tradicional "café cubano con espuma", con un polvo de café llegado recientemente de La Habana, en su apartamento de Anaheim.

"Orgulloso de la oportunidad de viajar todos los años para allá, de ser nativo y hasta me entregaron la llave de la ciudad de San Francisco de Macoris. Cosa más grande no pueden hacer conmigo", dijo Morales sobre el tratamiento que ha recibido en su patria adoptiva.

Morales, un bateador de ambas manos que podía jugar varias posiciones e incluso lanzar, fue una sensación del béisbol cubano antes de cumplir los 20 años de edad.


En el 2002, con 19 años, tuvo la mejor temporada de la historia para un novato en la Serie Nacional (bateó .324 con 21 jonrones y 82 carreras impulsadas con Industriales de La Habana) y fue integrado a la Selección Nacional.

Pero su carrera en Cuba fue corta. En el 2003 fue devuelto a la isla durante el torneo preolímpico en Panamá bajo la sospecha de que había tenido contacto con un agente del béisbol profesional. Morales no lo sabía, pero jamás volvería a vestir la camiseta nacional.

"Eso no fue verdad, no hablé con ningún agente, pero desde ese momento sólo tenía en la cabeza tratar de irme, algo que intenté sin éxito muchas veces y en ocasiones me costó tiempo en la cárcel", contó Morales.

En su 12do. intento logró escapar de la isla en una balsa, en junio del 2004, y fue admitido en Estados Unidos. Siguiendo los pasos de la mayoría de sus compatriotas, Morales buscó residencia en un tercer país para evitar el sorteo especial de cubanos y tener la ventaja de firmar como agente libre.

Se fue a vivir a República Dominicana donde jugó pelota invernal como refuerzo extranjero de Estrellas Orientales en la temporada 2004-05 antes de firmar un contrato de $4,5 millones por seis años (incluyendo 3,0 millones de bono) con los Angelinos.

Al invierno siguiente, los Angelinos enviaron al valioso prospecto a la Liga de Arizona y parecía que ya logrado el objetivo de saltar al béisbol organizado de Estados Unidos, Morales había descartado la idea de volver a jugar en Dominicana.

Pero en el 2006, Morales obtuvo la nacionalidad dominicana y obtuvo el derecho de ser sorteado como nativos. Los Gigantes del Cibao tenían el primer turno y no titubearon en seleccionarlo por encima de otros grandes prospectos disponibles (un grupo que incluía a los lanzadores Johnny Cueto, José Arredondo, Sammy Gervasio, Ramón Troncoso y Radhamés Liz).

Desde entonces, Morales ha sido uno de los grandes cañoneros del club y uno de los peloteros más populares de la ciudad de San Francisco de Macorís, en el norte de la isla. Batea .308 con 23 jonrones y 83 emnpujadas en tres temporadas con los Gigantes y en el torneo pasado bateó .404, pero no alcanzó los turnos para optar por el liderato.

Vivir en República Dominicana durante el invierno no solamente ayudó a Morales a mejorar como pelotero, y por lo tanto a acercarse a las Grandes Ligas, sino también a calmar la gran necesidad que tiene de Cuba.

"Allí tenemos los mismos hábitos, casi la misma vida, estando en Dominicana me siento como si estuviera en Cuba", dijo Morales, quien admite que ha tenido que hacerse el fuerte para poder superar el trauma de no poder visitar su país por más de cinco años.

"Choca a veces, aunque uno no quiera. Hay veces en que le viene a la mente a uno, pero hay que seguier adelante y no agachar la cabeza", dijo.

"Bueno, en esa situación no estoy yo solo. Muchos otros atletas y muchas personas en Miami que no pueden entrar a Cuba. Creo que cuando uno sale de allá lo deja todo, deja su familia, su público, los amigos", dijo Morales.

"Son cosas duras que uno tiene que pasar y superarla porque no te puede quedar con esas cosas en la mente para poder rendir en tú trabajo", agregó.

La nostalgia por Cuba fue una de las razones que retrasaron el desarrollo de Morales, quien hasta este año no había recibido la oportunidad de ser regular con los Angelinos pese a que bateó .334 con 55 jonrones y 232 carreras impulsadas en 303 partidos en cuatro temporadas en las ligas menores.

"Soy una persona del tipo que no habla mucho, cuando no tengo confianza. Al principio no me podía expresar, no podía soltarme. El dominicano Erick Aybar y el venezolano Albert Callaspo eran los únicos con los que hablaba en el equipo", dijo. "Ya después cuando me pude soltar, las cosas fueron más fáciles", agregó Morales.

Con la tranquilidad, confianza y soltura que necesitaba, Morales ha sido el mejor bateador de los Angelinos, que están cerca de atrapar su tercer título seguido en la División Oeste de la Liga Americana.

Con los Angelinos, Morales lidera los apartados de jonrones (31) y carreras impulsadas (99), además de que registra 42 dobles para promedio de .304.

"Siempre supe que podía batear en las Grandes Ligas. Si había bateado en la Liga Dominicana, lo podía en Grandes Ligas. La Liga Dominicana es más dura para batear que las Grandes Ligas", dijo Morales.