Este gigante supera todos los aspectos de la imaginación sobre lo que uno espera de alguien que no sólo logró colocarse el anillo de Serie Mundial, sino que también llegó al Salón de los Inmortales en Cooperstown.

Un aspecto es conseguir una entrevista con una figura de su calibre, otro es compartir con una persona que le abra el corazón y en varias ocaciones alcanzar el sentimiento máximo de querer detener la conversación y llorar juntos de la emoción... Así de simple es este magnífico hombre, quien después de batallar contra todo lo negativo logró levantarse para llevar una vida de agradecimiento hacia sus amigos, aficionados, diferentes organizaciones, sus hijos y su esposa Miriam.

En sus inicios recibió todo el apoyo de su padre Orlando "Bull" Cepeda quien desde que lo vio jugar por primera vez le dijo que sólo tenía el camino de ser professional, y que no había pautas para la debilidad. A pesar de que "Perucho" se marchó a destiempo a los 49 años de edad, su madre sirvió también como inspiración y de esa forma comenzó la carrera de este orgullo de Puerto Rico y de toda América Latina.

Quizás no fue entendido a la perfección por los tiempos difíciles que le tocó vivir como jugador de una época comandada por el racismo y la discriminación, pero lo que nadie pudo ni puede negar es que "Cha-Cha" siempre envió un mensaje de que a todos nos llega una oportunidad y de la forma cómo la aprovechemos nos cambiará la vida para el resto de nuestros días.

Todavía conserva la tapa de un diario puertorriqueño después de ser inmortalizado, y un título que le queda como anillo al dedo: "Por fin se hizo justicia".

Cuando habla no encontramos un átomo de rensentimiento en sus palabras, ya que su espíritu está limpio gracias a su religión budista. En su casa cuenta con un altar, un rinconcito que lo ayuda a limpiar el alma y saber que la energía mental es más fuerte que cualquier otra fuerza de la naturaleza. Tampoco duda a la hora de dejarnos saber que la lectura es otra de sus pasiones.

En esta entrega de Perfiles cumplimos una meta que nos da una dosis de humildad a la hora de autoanalizarnos como seres humanos; esto nos encuentra dando las gracias una y otra vez para que "Peruchín" nos diga por dónde va la cuenta....