La última vez que había visto a Roberto Carlos había sido en Fortaleza, una ciudad al noreste de Brasil. Fue en agosto, cuando la selección verdeamarelha estaba por jugar un amistoso frente Paraguay; aquella vez pasamos un gran momento juntos.

Puedo decir que la entrevista estaba preparada pero para ser honesto debo decir que no esperaba que saliera tan bien.

David Walsh, el productor de Perfiles en ESPN, me dio la crecencial para tener acceso a las instalaciones del Real Madrid y cuando llegué, me senté a esperar a que terminara el entrenamiento del equipo Merengue.

Cuando me vio me dio un gran abrazo y me ofreció ir a dar una vuelta en su Ferrari para dirigirnos también al Eurobuilding, que era donde se iba a llevar a cabo la entrevista.

La primera vez que vi a Roverto Carlos fue al principio de su carrera, cuando era joven, en San Pablo; estoy hablando de hace unos 17 años atrás.

Él era un "niño", pero les puedo asegurar que desde entonces yo sabía que iba a llegar a lo más alto.

Roberto es un persona muy tímida y con un gran corazón, y su amor hacia sus semejantes es enorme. Para él, la amistad es un compromiso de por vida.

La entrevista que le realicé en Madrid fue excelente, y muy relajada. La idea era hablar básicamente de la Copa del Mundo pero al final mencionó el tema del proceso de adopción de un niño, y eso le dio otro clima a la entrevista; quiero decir, eso justamente permitió mostrar cómo Roberto Carlos Jr. entró en su vida, y cómo se la cambió por completo.

Es posible que la cámara no lo haya registrado, pero en ese momento de la entrevista, los ojos de Roberto se llenaron de lágrimas. Incluso para un celebridad como él, ese hecho es de una importancia mayor a cualquier logro deportivo.

Por la noche, Roberto y su esposa Alessandra nos invitaron a David y a mí a cenar con ellos, y además estuvo de acuerdo en que lleváramos la cámara, por lo que durante esta edición de Perfiles, ustedes podrán ver a un maravilloso ser humano, cenando con su familia y amigos.