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De a dos es mucho mejor

BUENOS AIRES (ESPNdeportes.com) - Otro doblete. Una nueva hazaña. Dos títulos latinoamericanos en un día. Y justamente los campeones fueron los dos argentinos más sólidos en canchas lentas en los dos últimos años: Gastón Gaudio, vencedor en Kitzbühel, y Guillermo Coria, ganador en Umag. En ese orden, nada menos, los que definieron Roland Garros 2004.

Como ya es una costumbre tan sana, los tenistas de Argentina nos tienen acostumbrados a las grandes alegrías. Aunque esta vez, la proeza es doble y realmente histórica: es la primera vez que dos varones de ese país ganan dos títulos en un día y otros dos en otro día en un mismo año. Eso jamás había ocurrido, ni siquiera en la época dorada de Guillermo Vilas y José Luis Clerc.

Habían pasado casi 22 años desde que ellos dos lograron dos torneos del circuito mayor en la misma jornada. Eso se repitió el 1º de mayo de esta temporada, cuando Gaudio festejó en Estoril y David Nalbandian en Munich. Nuevamente, ambas conquistas llegaron en certámenes sobre polvo de ladrillo. Y fue Gaudio el que participó en ambos días gloriosos.

Como se ve, a cada paso estos jugadores y unos pocos argentinos más siguen escribiendo páginas memorables en el deporte de la raqueta. Ese que se hizo famoso en estas tierras gracias a Vilas y que hoy un puñado de jóvenes compatriotas trata de emular parte de sus magníficas victorias. Y vaya si este récord no se merece el mayor de los reconocimientos.

Una vez más, se comprobó, como ya ocurrió en los tres últimos años, que Argentina está a la par de España en arcilla. Claro que inclusive el año pasado la principal potencia latina había superado a la europea, pero en el 2005 la figura de Rafael Nadal, Nº 2 del mundo, dueño de ocho coronas en esa superficie, se robó casi toda la atención. Pero sus grandes enemigos no se dan por vencidos, ni mucho menos.

Sin ir más lejos, Coria, que ahora logró su primer título en esta temporada, había sido finalista en Montecarlo y Roma, donde sólo fue detenido por Nadal, luego también rey del Abierto de Francia. Allí en París, Mariano Puerta sorprendió a todos llegando hasta la definición. Y ahora Gaudio consiguió la friolera de cinco copas en el mismo año.

MÁS FIRME QUE NUNCA

Desde que se coronó en Roland Garros en el 2004, la versión del "Gato" Gaudio cambió: dejó de lado las enormes dudas a la hora de definir partidos casi ganados para transformarse en un jugador muy regular y consistente, siempre en un nivel muy alto en arcilla. De hecho, es uno de los tres mejores del planeta en ese piso.

Es cierto que por momentos se enloquece con él mismo, como el fiel ejemplo del choque de cuartos de final ante el ruso Mikhail Youzhny. Con gritos desesperados como "me quiero ir a mi casa" o "¿qué estoy haciendo acá?", incluidos insultos con él como destinatario, parecía que uno estaba viendo la misma película de hace unos años atrás, de ese supertalento desaprovechado.

Lo cierto, al fin de cuentas, es que esos días en los que se enoja porque las cosas no le salen como pretende, igual logra encaminar el rumbo y suma triunfos muy valiosos, sobre todo para su mentalidad tan volátil. Esa que le provocaba viajes sin boleto de retorno, pero que ahora le permite regresar a tiempo, encausar la historia y terminar ganando.

Como si eso no fuera suficiente, al día siguiente apareció su mejor rostro, con calidad, variantes, ángulos, aceleración y ese arsenal de golpes lujosos para aplastar a su amigo Mariano Zabaleta en semifinales. Ni le pesó el compromiso de enfrentar a uno de sus colegas más queridos. Y le puso el moño al torneo de Kitzbühel con una remontada bárbara en la gran final.

Luego de un arranque frío, en el que luego admitió sentirse dormido por la hora temprana, empezó a calentar el motor y terminó superando sin ninguna duda al español Fernando Verdasco, verdugo del chileno Nicolás Massú en semi, pero insuficiente para poner en apuros a Gaudio, para colmo en una definición al mejor de cinco sets, que se resolvió en cuatro.

Así, Gaudio, que acumulaba tres títulos en singles con París 2004, este año suma cinco y ya lleva ocho en su trayectoria profesional. En el 2005 abrió la cuenta personal en Viña del Mar, siguió en Buenos Aires, Estoril, Gstaad y esta vez, en Kitzbühel, se convirtió en el cuarto varón argentino en obtener por lo menos cinco campeonatos en una sola temporada.

A los 26 años y con una madurez muy evidente y reconfortante, igualó a Coria, quien gritó cinco veces campeón en el 2003. De esta manera, dejó atrás a Martín Jaite, ganador de cuatro copas en 1989, y sigue detrás de Vilas (tiene la marca mundial de 16 triunfos en 1977) y de Clerc (llegó a obtener seis en 1980 y 1981).

Ahora, con ocho finales ganadas y ocho perdidas (todas en arcilla) en su carrera, Gaudio adquirió un respeto inmenso por parte de los demás trotamundos del circuito ATP y se la creyó, en el mejor sentido. De hecho, cuando están por finalizar los torneos en esa superficie, en el 2005 lleva 42 victorias y ocho derrotas. Y, como si fuera poco, recuperó un lugar entre los top-ten.

VOLVIÓ A IMPONER RESPETO

El caso de Coria, de 23 años, es diferente, ya que estuvo dos meses sin jugar un partido oficial en polvo de ladrillo, también su piso preferido, donde consiguió las mayores sonrisas. Fue algo inusual en el "Mago", aunque se debió pura y exclusivamente a que apostó sus fichas al césped, pensando en el bien del equipo argentino de la Copa Davis.

Llegó a los octavos de final de Wimbledon y luego le aportó un punto a su país en la inolvidable hazaña de vencer a Australia como visitante y en pasto, para pasar a las semifinales del máximo torneo de tenis por naciones. De hecho, se comprobó en su vuelta al circuito, en las dos primeras ruedas, que le costaba el cambio, volver a ser firme en arcilla.

Coria vio la luz cuando barrió con el español Juan Carlos Ferrero, ex campeón parisino y líder del ránking, en cuartos de final. Ese día se dio cuenta de que podía concretar las ilusiones que sus fanáticos depositaban en él por tratarse de un certamen en su superficie aliada. Sufrió un poco con el italiano Filippo Volandri en semifinales y finalmente terminó haciendo de las suyas.

Como le ocurrió últimamente, Coria venció al español Carlos Moyá, también ex ganador en el Grand Slam francés y dominador del tenis, dejando en claro que cuando defiende como mejor sabe hacerlo es casi invencible en polvo de ladrillo. Su contragolpe, con la búsqueda constante del revés rival, y cambios de ritmo con su sello le permitieron celebrar con unas ganas tremendas.

Para él, que se había quedado con la espina en Montecarlo y Roma frente a la muralla Nadal, este título en Umag le significó el primero del 2005. Ahora Coria suma nueve copas individuales (todas en arcilla), más otras diez finales perdidas. Esto le sirve de gran inyección anímica con vistas a la gira sobre cemento y al duro compromiso en Eslovaquia por la Davis.

Además, Coria volvió a meterse entre los diez mejores del mundo, otra alegría, que lo pone a tono con la realidad. Es que el "Mago" no debería haber salido de ese selecto grupo, con el agregado que de aquí a fin de año tiene todo para sumar, ya que en el 2004 estuvo inactivo tras una operación en el hombro derecho. Por eso, su felicidad es inmensa, con ese plus extra.

Así, el tenis argentino sonríe más que nunca. Sus cinco jugadores top escalan y quiebran récords a cada paso. Como si ganar y levantar copas fuera tan sencillo, ellos lo hacen posible. El valor crece si volvemos la mirada atrás y recordamos la segunda mitad de la década del '90. Claro, mejor no, así la gente sigue disfrutando con este presente radiante.