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Imperfecto de Galarraga exige más repetición

Con dos noticias tan importantes apenas descabezadas en la guillotina del teletipo, dedicaré este blog a destacar algunos datos compilados por nuestros compañeros de ESPN Stats & Information que me esperaban en mi correo electrónico en la mañana de hoy.

Primero surgió la no muy sorprendente noticia de que Ken Griffey Jr. anunciaba su retiro del béisbol, pero luego ésta fue superada por el juego imperfecto de Armando Galarraga.

Estoy de acuerdo con las palabras de Galarraga después del partido, aceptando la disculpa de Jim Joyce por haberse equivocado y costado un juego perfecto. "Errar es de humanos", dijo el venezolano. Y los árbitros son humanos que por regla general hacen un buen trabajo en el terreno.

Más allá de que ambos hombres demostraron un gran carisma en este intercambio entre jugador y árbitro, la única nota positiva que podemos rescatar de este desastre es que Galarraga logró algo aún menos común en Grandes Ligas -- perder un juego perfecto con dos outs en la novena entrada.

Décimo en la lista

Grandes Ligas ha visto 20 juegos perfectos en su historia, pero sólo 10 juegos perfectos quebrados con dos outs en la novena.


Las mayores han visto pasar 20 juegos perfectos en su historia pero, contando el fiasco del miércoles, sólo 10 juegos perfectos por 8.2 entradas que desaparecen antes del 27° out. El último en lograrlo fue Mike Mussina, el 2 de septiembre de 2001.

Galarraga, sin dudas, tuvo una noche magistral. Abrió 24 de los 28 turnos al bate en su contra con un strike. Marcó tres bolas contra un bateador solamente una vez -- en la quinta entrada ante Travis Hafner, y alcanzó la cuenta de dos bolas solamente cinco veces, inciando sólo dos turnos al bate con cuenta de 2-0.

Según nuestros amigos de ESPN Stats & Information, la jugada de quieto cantada por el árbitro no puede ser cancelada bajo las reglas actuales de MLB. Sí podría cambiarse la ficha del juicio del anotador oficial tras un proceso de revisión, pero el cambio está estrictamente limitado a enmendar un hit por error, gestión que intentaron hacer los Cerveceros de Milwaukee para tratar de apuntarle un no-hitter a CC Sabathia el 31 de agosto de 2008.

Por mi parte, hace ya muchos años que no veo un teletipo. Vi algunos de estos aparatos polvorientos en mis primeros años de servicio como periodista. Parecían llevar muchos años allí en desuso y un buen día alguien se los llevó. Nunca he visto uno funcionar, excepto en las películas de Hollywood.

Lo digo porque no entiendo la resistencia de Bud Selig y los titanes dueños del béisbol para implantar un mejor sistema de repetición instantánea que aproveche la tecnología disponible. Cuando estamos en la cabina de prensa en algún partido, lo primero que hacemos todos los presentes tras ver una jugada cerrada es mirar a los monitores. Casi siempre el árbitro tiene la razón. Casi nunca un mal juicio altera el resultado de un partido significativamente.

Pero mientras los árbitros se reúnen y los managers se vuelven locos discutiendo con ellos, ya todo el mundo sabe en sus hogares y en la cabina si el corredor fue quieto o out, jonrón, doble o foul. Fuera de cantar bolas y strikes, el resto de las jugadas pueden estar sujetas a la repetición instantánea.

Y no como ahora que cuando hay una jugada de jonrón cuestionable los árbitros se reúnen y se desaparecen en el camerino y pierden cinco o diez minutos para decidirse. No señores. Si ya en la cabina estamos todos enterados. Pongan un árbitro allí, junto a los periodistas o en un cuarto privado, y que le envíe un mensaje electrónico a los árbitros en el terreno. Este sistema, de hecho, apresuraría el ritmo de juego en lugar de pasmarlo. Podemos nombrar a este árbitro como "El Prefecto" (The Prefect) en honor a Joyce y a Galarraga.

Tal vez, Bud, podemos implantar hasta un sistema pavloviano en el que cada árbitro esté conectado a los chupetes de un taser y reciba una descarga eléctrica activada de remoto si se equivoca. No sería un trato más cruel e inhumano que lo sufrido por Armando Galarraga en Detroit y agregaría otro nivel de entretenimento al juego. De seguro que Jim Joyce preferiría haber recibido un cosquilleo eléctrico y cambiar su decisión en el momento inmediato a tener que aparecerse el jueves en Detroit detrás del plato para cantar bolas y strikes con la imperfección a sus costillas. Jim Joyce y yo le reconocemos a Armando Galarraga y a sus hijos el único juego perfecto de la historia de 28 outs, con un error del árbitro.

Ken Griffey Jr. no va más

Finalizo el blog de hoy con algunos datos importantes sobre la ilustre carrera de Ken Griffey Jr., uno de los peloteros más talentosos y, sobretodo, esmerados de su generación.

• Jugador estrella en 13 ocasiones con un premio de Jugador Más Valioso.

• Pegó 630 jonrones, quinto lugar en la historia de las mayores en la actualidad.

• Primero en jonrones (417) en la historia de los Marineros, 2° en partidos jugados (1.113) e impulsadas (1.216), 3° en imparables (1.843) y 7° en promedio (.292) y embasamiento (.374).

• Ganó 10 Guantes de Oro de forma consecutiva -- solamente Willie Mays y Roberto Clemente lo superan en preseas defensivas en los jardines.

Para comunicarte con el autor escribe a pedro.espn@gmail.com.