<
>

La Davis obliga a pensar bien

Los comentarios post-victoria de Copa Davis fueron desde Suecia a España. Casi sin escalas, desde la serie de cuartos, con resultado lógico y desarrollo turbulento, a la posible final en casa. En muchos casos, peligrosamente, se ignoró a Rusia.

Es cierto que las estadísticas avalan la enorme confianza por ser anfitriones y, además, existe una sensación generalizada que en el polvo de ladrillo del Parque Roca la Argentina es invencible. Quizá dicha percepción quedó de las épocas de Vilas y Clerc, o de las de Gaudio y Coria en su esplendor.

En la actualidad, los gustos y las zonas de comfort de la mayoría de los tenistas argentinos pasan por otras superficies. David Nalbandian ganó la mitad de sus títulos bajo techo y sobre suelo sintético, donde jugó los partidos más brillantes de su carrera.

Si bien accedió a dos semifinales de Roland Garros, en 13 encuentros en polvo ante top-ten registra tres triunfos: sobre Juan Carlos Ferrero en Estoril 2002 y ante Nikolay Davydenko en Estoril y Roland Garros 2006.

El cordobés, un jugador coperísimo y quizás el más completo (sin entrar en discusión de grandeza, ránking, conquistas, etc.) de la historia del tenis argentino, puede, en una pierna y tras dos días consecutivos de competencia sobre el desgastante polvo de ladrillo, superar, por clase y corazón, a la mayoría de los integrantes del circuito, pero no a los de la elite.

Ante esos, y aún con el impulso de la hinchada, tiene que mostrar un rendimiento alto. Tampoco creamos que la influencia del jugador número 5 resulta absoluta. Así como nadie imagina a David perdiendo por el público en ningún lugar del mundo (de hecho, jamás ocurrió), tampoco creamos que la gente les va a ganar a Davydenko, Safin, Youzhny, Nadal o Ferrer...

Guillermo Cañas, quien alcanzó los cuartos del Abierto de Francia 2007 y se adjudicó cuatro torneos en arcilla, festejó sus éxitos más trascendentes en los Masters Series de Toronto y Miami.

Hasta Chucho Acasuso reconoció en los últimos tiempos su mayor adaptabilidad al cemento, donde acumuló valiosos puntos. De los probables convocados, sólo Pico Mónaco elegiría polvo para construirse una cancha en el fondo de su casa.

La serie contra Rusia, que también hasta aquí optó por la superficie lenta, será definida por detalles. Uno de ellos es que, ante todo, la bandera del equipo se sienta cómoda y no vea en la irregularidad del court un elemento perturbador. Paradójicamente, se subraya la fortaleza de la localía cuando el buque insignia de la Armada navega mejor en otras aguas que las de color ladrillo.

Sin suponer que únicamente por estar en el Roca se pasa, sin que el aire triunfalista del entorno cargue a los protagonistas de una presión extra, convendrá pensar muy bien punto por punto para después enfocar a España (tiene en semifinales una chance más clara que la de Argentina, al recibir a Estados Unidos).

Primero, entonces, habrá que emplear todos los condimentos disponibles para preparar la ensalada rusa y luego buscar la Ensaladera... ¿Una final jugando bajo techo y sobre carpeta...? Calma, entre ensaladas y ensaladeras, es preferible utilizar el paso a paso de Mostaza Merlo.