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El partido de aproximación

BUENOS AIRES -- En su libro Winning Ugly, Brad Gilbert, ex entrenador de Andre Agassi, Andy Roddick y Andy Murray, subraya la importancia del "game de aproximación", colocándolo a la misma altura del que define un set o un match.

El estadounidense, que como jugador fue limitado técnicamente respecto de los grandes, pero inteligente para saborear el número 4 del mundo en 1990, denomina de esa manera al juego que, dentro de un desarrollo parejo, te deja al borde del parcial (5-4, 6-5) o te carga la mochila de defender el saque para permanecer vivo.

"En ese momento -aconseja el coach californiano- la luz roja debe titilar en tu cabeza. Presta atención. Mantente alerta. La oportunidad llama. La concentración tiene que aumentar. Cada punto se convierte en un gran punto, y te ayuda o te hiere mucho más."

En la pasada fecha del fútbol argentino, River, San Lorenzo y Estudiantes entendieron la relevancia del "partido de aproximación".

Boca, más allá de la lógica ausencia de Riquelme ante la cadena de compromisos trascendentes que ofrecerá mayo, no vio " titilar la luz roja, no comprendió que cada pelota era una gran pelota y que el resultado lo tranquilizaba o lo hería mucho más" de cara a una agenda muy agitada.

La caída frente al Ciclón convirtió en Hora Clave a la semana en tránsito. El lunes próximo Boca puede estar en la cornisa, tambaleando y lejos de los dos objetivos del semestre.

Si bien el lugar común indica que en la segunda fase de la Libertadores cada cotejo dura 180 minutos, la ida condiciona cualquier eliminatoria. Los primeros 90 pueden cambiar tendencias, revertir favoritismos y modificar, ante todo, estados de ánimo.

Es cierto que el pueblo xeneize se acostumbró a que nada es imposible cuando participa en una Copa, pero no habrá que confundir, peligrosamente, exceso de confianza con mística. Carlos Ischia, por lo conversado con el plantel tras lo sucedido en el Nuevo Gasómetro, tiene clara la situación. Sabe que deben enviar más señales positivas si pretenden sostener la tradición. Con la historia no alcanza.

Además lo ocurrido en el "partido de aproximación" les aumentó las presiones para el Superclásico. Perderlo significará un golpe anímico duro y quedar a siete puntos de la cima en el Clausura...

Diego Simeone hizo otra apuesta. Consideró a Argentinos como fundamental colchón para encarar un tramo repleto de tensiones. Además de haberse asegurado una posición expectante aún saliendo derrotado el domingo (hasta puede continuar como puntero), el Cholo fue consciente de que el camino hacia el título no acepta la resignación de puntos contra rivales de la zona intermedia-baja.

Al respecto, el ejemplo de la Liga Italiana es contundente. Inter sólo perdió dos unidades contra adversarios por debajo del 13° puesto. La Roma, en cambio, once más (el colista Livorno le sacó cuatro). River, ante oponentes del segundo pelotón, sólo cedió dos (vs Racing), mientras que a Boca le quitaron seis (empates con Huracán, Olimpo y Banfield).

En la dinámica de la rotación (obligada o voluntaria), el DT millonario dispone de mayores variantes ofensivas: tiene cinco jugadores (Ortega, Buonanotte, Sánchez, Falcao y Abreu) con garantía de desequilibrio.

Boca, en ese alto nivel, sólo confía en su tridente estelar (Román, Palacio y Palermo), aunque con todos los mencionados en la máxima expresión, los de azul y oro parecen más temibles y, de hecho, ya lo demostraron en las últimas Libertadores.

El presente le dio a River un mejor colchón. El pasado copero siempre le reserva a Boca un espacio donde refugiarse.