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Central Córdoba tuvo un plan ambicioso pero poco productivo en el Monumental ante River

"La idea será quitarles el balón. Nuestra intención es salir a ganar en el Monumental, eso es lo que vamos a intentar". Lucas González Vélez planificó con gran ambición y confianza su primer partido en el fútbol argentino. El joven entrenador colombiano de 42 años hizo su presentación en Central Córdoba contra River Plate como visitante. Es decir, arrancó su carrera aquí en el escenario más complejo de todos, como si trabajar en este país no fuera ya desafío suficiente para un DT extranjero.

Sabía bien que la tarea era complicada, pero trabajó sin complejos. Y así salió a jugar este sábado en Núñez. Allí hizo algo muy difícil: trasladó el discurso al campo de juego. Al menos al comienzo. Después, el fútbol tiene complejidades que suelen superar cualquier plan previo y el resultado fue negativo. Pero al menos expuso una declaración de principios. No es poco.

"Yo tengo tres referentes: Cruyff, Maturana y Menotti", dijo González en las horas previas al partido con River. La frase puede sonar grandilocuente, pero esconde una toma de posición. Una búsqueda. En este caso infructuosa, pero meritoria. Central Córdoba se plantó de una forma sorprendente en el Monumental. En campo rival, con el achique como bandera y de verdad trató de disputarle la posesión a River. No le salió, pero lo intentó.

El partido de la primera fecha del Torneo de la Liga solo se jugó durante los primeros 45 minutos. En el complemento no pasó nada digno de ser destacado. Pero sí fue interesante lo sucedido en la etapa inicial. El equipo visitante hizo una parte del trabajo: tuvo coraje para plantarse lejos de su arquero Luis Ingolotti. Pero le faltó casi todo lo demás: coordinación para achicar espacios, rapidez en el retroceso y resolución cuando atacó. Allí deberá trabajar, y mucho, el DT colombiano.

Al minuto, River ya tuvo una ocasión clara pero el gol de Facundo Colidio fue anulado. Luego llegó un par de veces más hasta que el propio Colidio anotó el primero a los seis minutos. En ese momento, el encuentro ya tenía una fisonomía clara y sorprendente. Central Córdoba defendía a 40 metros de su arco y eso dejaba enormes espacios para Pablo Solari, Milton Casco, Agustín Sant'Anna, Claudio Echeverri y Nacho Fernández.

River no se fue al descanso con una goleada lapidaria porque falló en la definición y se topó con Ingolotti, quien tuvo 8 atajadas en los 45 minutos iniciales. De todos modos, a decir verdad, casi todas fueron tras disparos al cuerpo del joven guardavallas de 24 años. Los delanteros locales no estuvieron certeros a la hora de definir.

A pesar de encontrarse muy rápido abajo en el marcador, Central Córdoba sostuvo su plan. Al menos hasta la expulsión de Santiago Laquidaín a los 23 minutos. El central vio la tarjeta roja en una de las tantas jugadas que encontró a la defensa visitante en desesperada carrera hacia atrás a la salida de algún pase largo o un toque filtrado para los atacantes locales.

El plan de González Vélez fue ambicioso y, en un fútbol que no valora la toma de riesgos y sí el extremo cuidado, llama la atención. Lo más probable es que si hubiese decidido defenderse bien cerca de su área con el único objetivo de destruir los intentos de River, el resultado habría sido similar. La diferencia entre planteles es demasiado grande y la mayoría de las veces ganará el más poderoso. Sin embargo, vale la pena reconocer una intención. Más aún en estos tiempos donde solo importa el resultado.