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Llegó el día: Boca va por la Séptima y sus hinchas la esperan con una mezcla de sensaciones

Después de una vigilia cargada de nerviosismo y expectativa, llegó el momento de la verdad. El día de la final de la CONMEBOL Libertadores está aquí. La jornada que desvela al hincha de Boca desde hace tiempo. El Xeneize está en la puerta de su séptima conquista y los xeneizes oscilan entre el nerviosismo, la ilusión y la euforia en previa en Río de Janeiro.

La espera en el “Día -1” fue una fiesta pacífica en la que los hinchas se aglomeraron en las playas de Copacabana y estiraron los festejos hasta largas horas de la madrugada bajo la lluvia. En la mañana del día sábado, las emociones desbordan.

“Arrancamos al mediodía comiendo en la playa, nos quedamos al banderazo y a la noche nos quedamos saltando abajo de la lluvia un rato. Después volvimos al alojamiento y la verdad es que fue imposible dormir. Nos fuimos acostando un rato pero a las 9 de la mañana ya estábamos saliendo para el estadio. No podemos estar más felices”, relató uno joven de Paternal (Ciudad de Buenos Aires) antes de ingresar al Maracaná.

“¿Dormir, ni de casualidad?”, bromea Daiana, que vino junto a otro grupo de mujeres y tiene entradas para el partido: “Nosotras somos unas 12 chicas y acá nos conocimos con otros hinchas. Estamos muy nerviosas, ansiosas y felices de poder estar acá…al borde del llanto todo el tiempo”.

La conversación con los fanáticos muestra la ilusión a flor de piel, la alegría por poder vivir en primera persona un capítulo de la historia boquense en el mítico estadio de la Ciudad Maravillosa. “Desde que pasamos los cuartos de final supe que íbamos a venir. Lo empezamos a soñar con mis amigos y unas semanas después sacamos los pasajes. ¿Me preguntás lo que estoy sintiendo? No te lo puedo explicar, me tiemblan las piernas, se me revuelve el estómago, no sé. Es impresionante”, resumió Juan Manuel de Mendoza.

“¡Mirá dónde estoy! ¿Cómo puedo estar? Dejé todo para estar acá. Pienso en mi viejo que ya no está, que me hizo hincha de Boca y moriría por compartir esto con él”, dice entre lágrimas un fanático que va tomando consciencia de que está sentado en las tribunas de uno de los estadios más míticos del mundo.

Desde las primeras horas del sábado, los fanáticos xeneizes comenzaron a acercarse a las inmediaciones de la cancha. Siguiendo el sentido común, se movieron en masa. Hubo largas filas desde temprano y mucha preocupación por el acceso. Pero en principio, todo fluyó con normalidad. “No te voy a mentir. Estábamos preocupados. Vinimos en subte y desde que tenemos la entrada nos da miedo que no funcione el QR, o que se desborde el operativo, pero pudimos entrar y no lo podemos creer”, cuenta Ignacio, que viajo desde Santa Fe.

La otra cara de la multitud boquense, aquellos que saben que no entrarán al Maracaná, viven la previa con ansiedad, pero también atienden el hecho de que no cuentan con un punto de encuentro para reunirse a ver el partido. Las conversaciones con los argentinos en Copacabana muestran la tendencia de que muchos hinchas eligieron viajar a Río de Janeiro sin tickets y, a medida que se acerca el inicio del encuentro, todavía no saben dónde podrán ver la final.

“Llegamos sin hospedaje, sin entradas pero vivir esto no tiene precio. Estamos esperando saber dónde podemos juntarnos porque tampoco nos podemos regalar en cualquier parte, queremos estar en grupo”, expresa un grupo de chicas que viajaron junto a sus parejas y tendrán que esperar afuera.

“Somos 13 amigos, acá nos fuimos armando grupo, y ahora somos como 80. La mayoría no tiene entradas, pero no tenemos pensado intentar colarnos, ni comprar reventa. Lo veremos con otros hinchas pero no sé dónde”, manifiesta un joven de Santa Fe.

“La fiesta que viví en estos días, nunca la voy a olvidar. Siento que vamos a ganar la Copa, quiero que ganemos la Copa. Pero si no se da podré contarle a mis hijos que estuve acá, que los hinchas de Boca nos hicimos dueños de Río de Janeiro y no importa nada más”.

Los fanáticos transmiten la sensación de estar al borde del abismo. Repiten sin cansancio el privilegio de poder formar parte este evento histórico para el fútbol mundial y sueñan con que el equipo que comanda Jorge Almirón llevará la Séptima Libertadores a Argentina. La previa se terminó y el corazón late cada vez más fuerte a medida que se acerca el pitazo inicial. Y Boca va. Y Boca sueña.