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Chile hizo una gran campaña

SANTIAGO DE CHILE -- La Selección de Chile superó las expectativas como local en la Copa del Mundo de 1962 y finalizó en el tercer puesto, después de alcanzar las semifinales. Sin dudas, todo el pueblo chileno esperaba una buena actuación del equipo nacional, pero lo realizado por el conjunto de Fernando Riera estuvo por encima de lo esperado.

La Roja debutó en "su Mundial" con un gran triunfo 3-1 sobre Suiza y luego venció 2-0 a Italia en "la Batalla de Santiago". La derrota 0-2 frente a Alemania Federal no complicó la clasificación para los cuartos de final, donde esperaba Unión Soviética, el campeón de Europa y uno de los grandes favoritos al título.

Tras los dos primeros triunfos hubo una explosión de alegría popular pocas veces vista en Chile. Miles de telegramas fueron dirigidos al plantel. Uno de ellos tenía como remitente la cárcel de Valparaíso y decía: "Felicitaciones Selección Chile. Queremos consejo para abrir cerrojo". Es que el Seleccionado había logrado romper la dura defensa europea con gran suficiencia.

En cuartos de final llegó quizás la más gran victoria de la historia del fútbol chileno. Leonel Sánchez abrió el marcador a los once minutos en Arica, donde el soviético Igor Chislenko empató quince minutos más tarde. Poco después Eladio Rojas decretó el 2-1 que sería el resultado final. Chile había eliminado de la Copa del Mundo al primer campeón europeo de todos los tiempos. Y lo había hecho con armas nobles, en un campeonato donde la violencia fue moneda corriente.

En semifinales el adversario fue el Brasil de Garrincha, Vavá y Amarildo, que pese a no contar con Pelé era el gran candidato. Esta vez no hubo milagro y los brasileños ganaron 4-2. Garrincha anotó dos goles en la primera parte y Jorge Toro descontó, sin embargo Vavá volvió a convertir dos tantos y el nuevo festejo de Leonel Sánchez no les alcanzó a los anfitriones, que se quedaron con diez jugadores por la expulsión de Honorino Landa.

Tras aquella dura pero previsible derrota el presidente de la Nación, Jorge Alessandri, visitó a la delegación en la concentración de Avenida Colón. Allí, el mandatario no fue reconocido por el portero, quien le informó al entrenador Riera de la visita y éste le pidió que "lo haga esperar más". Cuando el presidente se presentó ante el director técnico, la vergüenza se apoderó de él por primera vez.

Así relató el partido por el tercer puesto que Chile le ganó por 1-0 a Yugoslavia el periódico La Vanguardia:


El partido Chile-Yugoslavia ha terminado 1-0. El primer tiempo finalizó con un empate a cero. Con esta victoria los chilenos se han clasificado en el tercer lugar del Campeonato del Mundo de 1962.

Campos ha dirigido el ataque de Chile en lugar de Honorino Landa, que no ha podido jugar por haber sido descalificado por la FIFA a causa de su expulsión en el partido contra Brasil.

El encuentro es presenciado por 60.000 aficionados que animan constantemente a los jugadores chilenos. Comienza el partido e inmediatamente los chilenos se lanzan al ataque. Los yugoslavos dan la sensación de jugar a la defensiva, aunque luego, poco a poco, van presionando y realizan ataques.

Los avances chilenos coreados por el público, dan la sensación de mayor peligro y ambos bandos pierden claras situaciones de marcar. Las jugadas más peligrosas se realizan por la banda llevada por el extremo izquierda, Leonel Sánchez, que está jugando muy bien y secundado por Ramírez, que parece estar en todas partes. El portero yugoslavo se luce en tres paradas a tiros de Sánchez, Rojas y Toro.

Sin que se haya inaugurado el marcador termina el primer tiempo.

Al iniciarse el segundo tiempo, los chilenos se lanzan aún con más decisión al ataque y hay momentos en que acosan la portería yugoslava seis y hasta siete jugadores suramericanos, pero la defensa yugoslava aunque pasa por situaciones apuradas consigue que su meta siga imbatida.

En los últimos minutos del encuentro los chilenos están volcados en la portería yugoslava y el gol parece que va a a llegar de un momento a otro. Faltando dos minutos para terminar, los yugoslavos avanzan, y el tiro con que corona la jugada sale por encima del
larguero.

Cuando el arbitro está consultando su cronómetro un tiro de Rojas llega a la red desviado por un defensor yugoslavo y haciendo imposible que el portero parase la pelota.