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'Calma, calma, Durant, que no panda el cúnico'

¿Quién dijo que los superhéroes no tienen miedo? ¿Que los superjugadores no acumulan temores?

El tema reside en superar fobias, en afrontarlas para dejarlas atrás.

El historial de lesiones de Kevin Durant es un cúmulo de acontecimientos pasados que afortunadamente no se hicieron crónicos. El peor de sus reveses lo vivió en la temporada 2014-15, cuando el dedo pulgar del pie, la fractura y el esguince de tobillo le dejaron cojo durante 55 encuentros. Pudo haber relación entre esos tres factores, pero no ‘pandió el cúnico’ de cara al futuro y el alero se dejó llevar por su calidad y esfuerzo para perderle el miedo al básquetbol. Pasó por encima de ese temor irremediable que aparece siempre que las lesiones azotan la moral de los jugadores.

Volvió a suceder, sí, Durant sufrió una lesión que no es tan severa como se temió pero que igualmente acongoja, como todo lo que afecta a la rodilla. De nuevo en un momento sensible de la temporada, y eso que el pobre sólo pasaba por allí. Ni falta ni cambio de ritmo, ni algo crónico, ni una falla de las articulaciones, simplemente Zaza Pachulia se le cayó encima. Un accidente que le dejará fuera durante al menos un mes, según la primera evaluación, un tiempo que se traduce a 16 partidos de los 22 que le restan de campaña regular.

‘Calma, calma, que no panda el cúnico’. Que Golden State Warriors pierde a su mejor productor aunque su armonía no se verá alterada, que Steph Curry, Klay Thompson, Draymond Green y compañía se valen sin él como hicieron antaño, que cuando las alineaciones que no incluyeron a Durant entraron en escena las cosas fueron bien (Thompson, Green, Andre Iguodala, Shawn Livingston y David West lograron un diferencial favorable de +28.1 en 71 minutos juntos, mientras que Curry, Thompson, Green, Iguodala y Pachulia cuentan con un +51.2 en 34 minutos según el departamento de estadísticas de ESPN). Que Durant no está en Oklahoma. Que sólo entonces su baja desestabilizó de manera irremediable al equipo porque tanto él como Russell Westbrook dirigían el show. Que no, que ahora el show lo dirigen unos cuantos más.

‘Que no panda el cúnico’, que en los Warriors hay materia prima de sobra para aguantar el tirón y defender la ventaja de campo. ¿Que hay que llegar a playoffs con Durant falto de forma en primera ronda contra unos Denver Nuggets, Sacramento Kings o Portland Trail Blazers candidatos a atar la octava plaza en la Conferencia Oeste?

Pues se llega, no pasa nada. Se hace. Se arregla. Se sobrevive.

Que si hubo un superhéroe que nos cautivo mientras confundía las sílabas de su mensaje cuando pretendía calmar a aquellos a los que quiso salvar, hay una franquicia que también las confunde para tranquilizarse a ellos mismos y a la afición. El miedo afecta a la verborrea y aunque hay razones de sobra para que el cúnico no panda, lo cierto es que hay temores a corto y largo plazo que sacuden a esa lógica imperante que clama: todo va bien.

A muchos se nos traba la lengua.

El condicional en el asunto de Durant es inevitable. ¿Y si la lesión se alarga? ¿Y si otro jugador importante cae en el dique seco? ¿Y si resulta que la armonía del equipo sí se rompe? ¿Y si lo que es un esguince en la rodilla y una lesión ósea deriva en algo más grave durante la temporada? ¿Y si esto es el comienzo de algo crónico que le obligaría a pasar por quirófano en el futuro?

Mejor no pensarlo. Para los Warriors, el mensaje anti ‘cúnico’ refleja el convencimiento de que el rumbo sigue fijo e inalterable sin Durant; también el pavor de que la cosa puede convertirse en un mal endémico, en una plaga o en un problema que se extienda más allá de las cuatro semanas previstas.

Lo único impepinable y objetivo es que los Warriors (50-10) deben cambiar el chip, adoptar el modo de las dos últimas temporadas de manera temporal y saber vivir sin Durant. En juego está una Conferencia Oeste repleta de equipos que acechan su poderío. San Antonio Spurs (45-13) se encuentran a cuatro partidos y Houston Rockets (42-19) a ocho y medio antes de medirse a Los Angeles Clippers este martes. Ceder terreno sería fatal para unos californianos que por nada del mundo desearían verse en una tesitura en la que acabaran midiéndose en segunda ronda de playoffs a los Rockets.

‘Que no panda el cúnico’, que no los Warriors no están solos en esto de las lesiones. Que le pregunten a Cleveland Cavaliers cómo está siendo la vida sin J.R. Smith, quien lleva fuera desde diciembre, o sin Kevin Love, quien se operó la rodilla en febrero y estará lejos de las duelas durante un mes y medio. Todos tienen que lidiar con lo suyo y los de la bahía de San Francisco deberán reponerse a la baja de Durant con sus certezas y con sus miedos, pero sobre todo con el esfuerzo propio que marca la ocasión, porque con otros tres campeones Olímpicos y participantes en el Juego de las Estrellas, sobrarían las excusas.