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Jorge de la Rosa, el pitcher callado que hablaba con sus lanzamientos

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Todos los que conocieron a Jorge de la Rosa coinciden en dos cosas: La primera es que fue un pitcher de primer nivel y la segunda es que es muy callado. El originario de Monterrey estuvo 15 años en las Grandes Ligas, de los cuales nueve fueron con los Colorado Rockies, y es uno de los mejores lanzadores en la historia del béisbol mexicano y la organización de Denver.

Su personalidad fuera de la loma contrastaba con su competitividad, su fiereza y la dureza de sus lanzamientos. Una vez que salía del diamante, ‘George’, como lo bautizaron los estadounidenses, se reservaba y era una persona muy tranquila.

En su paso con los Rockies obtuvo 86 victorias y logró 985 ponches. Es uno de dos lanzadores de la organización que consiguió al menos 10 victorias en cuatro temporadas distintas y en el Coors Field logró un récord de 53-20, que lo sitúa como el lanzador con más victorias de local y el mejor porcentaje de ganados y perdidos que es de .726, entre el 2008 al 2016.

Todo eso y más fue Jorge de la Rosa como pitcher. El zurdo tuvo muchos compañeros en tantos años de carrera y en exclusiva para ESPN, personajes de la talla de Jorge Cantú, Miguel Ojeda, Benjamín Gil y Edgar González hablaron de las condiciones que tenía sobre la lomita y cómo era en el clubhouse.

“Muy reservado, tranquilo, tremenda persona, tremendo pitcher para los Rockies. Uno de los mejores pitchers de la historia de los Rockies. Creo, y me atrevo a decir, que el mejor zurdo que ha tenido la organización. Entonces uno de los mejores pitchers mexicanos en esa época”, confesó Benjamín Gil sobre lo que significó De la Rosa para los de Colorado.

Jorge representó a México en el Clásico Mundial de Béisbol (WBC) de 2006 y tuvo una última oportunidad hacia 2017, pero al final no pudo representar al equipo nacional debido a que fue a pelear un lugar en la rotación con los D-Backs de Arizona.

“Era un líder y el mejor pitcher que había en ese momento, pero se entiende. A ver, se me hace que acababa de firmar un contrato grande, entonces el equipo no le dio la oportunidad, no es que él no quería”, relató Edgar González, quien fue el mánager de México en aquella edición del WBC.

Jorge de la Rosa es un tipazo, una tremenda persona, trabaja durísimo, le echa muchas ganas y se prepara todo el tiempo. Entonces, yo sabía lo que él era y yo sabía que él, cuando no iba a jugar, no era porque no quería, era porque no podía. Fue una decisión dura para él porque no pudo jugar para México y yo sé que estaba echando las porras ahí de su casa”, agregó el mayor de los González.

Sus lanzamientos siempre hablaron por él. Su brazo izquierdo fue el que dijo todo cuando solo movía la cabeza de un lado a otro para ponerse de acuerdo con su batería. Miguel Ojeda, excatcher de los Rockies, confesó cómo era la comunicación con ‘George’, pues compartió con él también en el WBC de 2006.

“Muy reservado, muy profesional, trabajador, fuerte y muy serio. Con él era con los pocos pitchers con los que bromeaba. Siempre tratábamos de ir directo al grano, platicar sobre un plan si estábamos trabajando como batería juntos y si no pues trataba de acercarme a lo que platicaban él y Gerónimo (Gil) en ese caso porque ellos iban a llevar a cabo el plan y para estar en una misma página”, confesó Ojeda.

“Tuve pocas oportunidades de compartir con él, pero Jorge dentro de los pitchers mexicanos en Estados Unidos ha sido uno de los mejores zurdos que hemos tenido. Yo creo que tener a Jorge como compañero fue un gran privilegio también, aprendimos muchas cosas, un hombre ecuánime, siempre como pitcher retador y no le gustaba huir mucho”, agregó el exreceptor.

En Coors Field, casa de los Colorado Rockies, Jorge de la Rosa es un símbolo importante. Su nombre está entre las leyendas de la organización y pese a los 1,609 metros de altura de la ciudad sobre el nivel del mar, controló sus lanzamientos para ser un verdadero maestro desde la loma.

“Imagínate lo que hubiera hecho en otro equipo. La verdad, los números que él puso fueron muy buenos en Colorado. En Colorado no hay gente que pone buenos números, pero él tenía un cambio de velocidad tan bueno que te tiraba la recta alta y luego te tiraba un cambio de velocidad que podía funcionar en Coors. La curva que él tenía, que era muy, muy buena, no le funcionaba tanto ahí en Coors Field, pero empezó a agarrar una recta cortada que también usó para dominar, pero es un tremendo pitcher y la verdad, mi respeto para él”, lo describió González.

El recuerdo que hay en los Rockies por De la Rosa lo describió a la perfección Miguel Ojeda, quien también describe cómo se sintió cuando llegó a la organización de Colorado y escuchaba que todos hablaban bien del lanzador mexicano, así como de Vinicio Castilla.

“Yo creo que ellos son recordados muy gratamente en Denver y nosotros obviamente nos sentimos orgullosos de poder platicar que ellos estuvieron allá, que fueron piezas fundamentales para el éxito que haya tenido su organización. Yo como parte de Rockies de Colorado en algún momento, pues obviamente llegar a esa organización y escuchar lo que decían de ellos, pues no era algo que no supiera, pero era halagador, te hacía sentir bien”, sostuvo Ojeda.

Dominaba a todos

El poder en la loma era clave para De la Rosa y dominaba a muchos bateadores. Jorge Cantú recordó, entre risas, que las veces que lo llegó a enfrentar no le encontró el pitcheo, ya que sus lanzamientos eran muy complejos.

“Me tocó enfrentármelo poquitas veces de Grandes Ligas. Me dominó todas las veces, bueno, le di chance (risas). Pero sí es una persona muy respetable. Muy callado en su manera de ser y solamente en ver su brazo decías por eso está donde está. Veías sus diversos pitcheos, y por eso está donde está. Le sacabas muy poquitas palabras a él y todo, pero al momento de convivir, era uno de nosotros. Era raza y me da mucho gusto que siga involucrado en todo este deporte”, sostuvo Cantú.

“Tuve una anécdota con él que lo molestó. Yo jugando con Mazatlán, él con Hermosillo en un playoff, tenía la primera base desocupada y Derek Bryant, que era el mánager, le pidió que me diera las cuatro bolas, la base intencional y a él no le pareció, cuando yo iba para primera, yo llegué y le dije al (Juan Carlos) ‘Canelo’ Canizales, que era el primera base, no sabes el sacadón de hoyo que me dio, así se dice cuando te sacan de un problema, porque era difícil enfrentarlo”, recordó Miguel Ojeda entre risas.

“Sí era un reto (enfrentarlo) porque tenía muy buen brazo, pitcheos rompientes y obviamente un buen comando, pues todo lo que se necesita para ser exitoso en Ligas Mayores, pues no hay tantos mexicanos que estaban en Ligas Mayores. Entonces siempre fue un reto enfrentar a un pitcher de tanta calidad”, finalizó Benjamín Gil.