Miguel Cabrera sufrió en 2015 una de sus temporadas más bajas. No llegó a los 20 cuadrangulares ni a las 100 carreras empujadas en las Grandes Ligas. Por primera vez perdió significativo tiempo de juego por las lesiones y sus Tigres de Detroit resultaron eliminados con facilidad.
Fue un año malo para Cabrera. Pero igual terminó como campeón bate de la Liga Americana por cuarta vez y fue elegido ganador del premio Luis Aparicio, el galardón destinado al mejor pelotero venezolano cada temporada en la MLB.
Así de bueno es el pelotero nacido en Maracay, una de las capitales del eje beisbolero que forman los estados Aragua y Carabobo en el centro del país suramericano. En un torneo discreto para él, logró lo que muchos astros sueñan con conseguir al menos una vez en sus vidas.
Venezuela baila al son de Cabrera
La expedición que encabezó el toletero e inicialista por primera vez llegó en las mayores a 100 representantes que vieron acción en al menos un compromiso. Esa embajada récord incluyó otra marca nacional: 21 debutantes.
Fue una buena zafra para los herederos de Aparicio, David Concepción y el Chico Carrasquel, por más que comenzara con el sinsabor de la Serie del Caribe.
Al clásico de febrero asistieron los Caribes de Anzoátegui con un equipo balanceado, inspirado por su fácil victoria sobre el bicampeón local Magallanes y con varios bigleaguers a bordo. El nuevo formato tiró todo eso por la borda.
La tribu ganó sus compromisos en la primera fase de la serie y obtuvo el derecho de medirse en semifinal contra el más débil de los cuatro clasificados.
¿Débil? Era un espejismo. Los Vegueros de Pinar del Río vencieron en la semi, eliminando a los aborígenes y allanando el camino para el primer título regional de Cuba en 55 años.
Lo mejor para los venezolanos, sin embargo, estaba por comenzar. Un total de 140 de ellos asistieron a los entrenamientos de la gran carpa como jugadores del roster o como invitados, y 66 hicieron los equipos.
Cabrera, José Altuve, Carlos González y Rougned Odor consiguieron premios al Jugador de la Semana. CarGo se llevó la distinción como Jugador del Mes en julio.
Francisco Rodríguez, Félix Hernández, Salvador Pérez, Alcides Escobar, Cabrera y Altuve fueron llamados al Juego de Estrellas.
Por primera vez en la historia, cuatro de ellos fueron votados como titulares por los aficionados, aunque las lesiones impidieron que el primera base aragüeño pudiera ver acción desde el vamos junto a Pérez, Escobar y Altuve en el clásico de verano.
Y la fiesta no se detuvo. Llegaron los playoffs, Escobar fue el Jugador Más Valioso en la Serie de Campeonato de la Liga Americana y Pérez fue el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.
Siguieron tres bates de plata para Cabrera, Altuve y González. Tres guantes de oro para Altuve, Pérez y Escobar. Dos menciones para el Hank Aaron Award con Altuve y el novato Odubel Herrera. Dos más para el premio Roberto Clemente con Cabrera y Carlos Carrasco.
El Kid Rodríguez fue el Pitcher de Año en Milwaukee, luego de convertirse en el lanzador más joven con 350 salvados y el número siete en la lista de todos los tiempos con más rescates.
El Rey Félix se convirtió en el primero entre sus compatriotas en superar los 2000 ponches propinados y quedó como uno de los cuatro serpentineros más jóvenes en la historia con ese registro.
El propio Hernández cerró como el monticulista con más aperturas en la historia de los Marineros. K-Rod se despidió como el activo con más salvamentos. Altuve se erigió en el primero entre sus compatriotas con dos cosechas seguidas de 200 hits.
Quizás 2016 traiga la satisfacción que faltó en la última Serie del Caribe, una vez se conozca en la LVBP quién será el campeón en un torneo donde también se estrena formato. Puede que crezca la embajada venezolana en el próximo spring training.
Pero algo no debe cambiar: Cabrera seguirá siendo el foco, el centro de atención y la figura principal en esta película llena actores protagónicos.
Ya es el máximo jonronero y empujador de todos los tiempos entre los venezolanos, luego de llegar a 408 tablazos y 1.445 remolques. En un año discreto para él, superó al legendario Andrés Galarraga y consolidó aún más su propia leyenda.