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Una temporada mágica 2010

Me faltaba el chispazo de un quinto juego sin hit ni carreras en el año para sentarme a escribir mi blog de pelota. Matt Garza me sirvió de inspiración la noche del 26 de julio casi perfecta para los Rays. Ahora son sólo dos equipos los que le deben hazañas de este tipo a la historia, Mets y Padres. Al ritmo que lleva la 2010 perfectamente podríamos emular a la campaña de 1991, cuando fueron siete los No Hitters registrados. Van 5 y ¿qué tal si el 6to lo lanza Johan Santana en New York y el 7mo lo recibe Yorvit Torrealba en San Diego? Estoy pidiendo mucho, pero con hechos fantásticos e impensables es que se teje la historia, a veces la más bizarra de todas.

Ubaldo Jimenez, Dallas Braden, Roy Halladay, Edwin Jackson y Matt Garza, no son los únicos responsables de que este año no hablemos de otra cosa sino de pitcheo, de hecho no nos alcanzan los dedos de las dos manos para contar los nombres que están robándose el show desde la lomita. Basta ver las estadísticas: absolutamente todos menos cuatro de los lanzadores que tienen al menos 11 victorias en la campaña son menores de 30 años, las excepciones son Pavano (34), Carpenter (35), Halladay (33) y Pettitte (38); lo mismo ocurre con seis los nueve lanzadores con mejor efectividad, la excepción es Halladay, Hudson (34) y Lee (31); y con nueve de los 10 más ponchadores, excepto Halladay. Por lo tanto, en las próximas líneas quisiera intentar explorar las razones por las cuales brazos jóvenes están teniendo un impacto considerable en la temporada.

Estamos pendientes de un tal Stephen Strasburg, de 22 años, salida tras salida con los Nacionales, de un Mike Leake que debutó en las Grandes Ligas sin pasar por las menores y es parte fundamental de una rotación que tiene a los Rojos complicándole la existencia a los Cardenales en el Centro. De un Tommy Hanson, de los Bravos, y un Jon Niese, de los Mets, que han aportado lo suyo en el intento de destronar a los Filis en el Este. ¿Cuál es la razón? ¿Quién tiene la respuesta?

A primera vista afloran razones obvias, como un mejor sistema de preparación y entrenamiento, más y mejores recursos tecnológicos para el aprendizaje, mejor condicionamiento y especialización de brazos a muy temprana edad, mayor atención por parte de las organizaciones en cuidar y criar lanzadores, menos miedo en acelerar el debut de un prospecto (casos David Price y Joba Chamberlain en su momento). En fin, nadie parece tener una respuesta concreta por eso cada teoría es respetable, hasta aquellas que dicen que se trata de una cuestión cíclica.

A todas estas razones le agregaría algunos elementos que podrían estar favoreciendo a los lanzadores. Primero, el fin de la era de los esteroides. Cada vez me convenzo más de que algo tiene que ver, aún sabiendo que en el pasado se valían de esta ayuda tanto lanzadores como bateadores. Es que hasta hoy día parecería que los pitchers tienen menos miedo a lanzar pegado, porque en muchos casos ya no es la misma amenaza, ni existe el mismo temor que antes por el cuadrangular. Este año van cerca de los 2.800 HR y lo comparan con 1992, cuando por ejemplo se pegaron 3,302 HR en todas las grandes ligas. Pero entre 1998 y 2006, todas las temporadas superaron los 5.000 HR. Es más que obvio que la etapa en la que no se castigó con severidad el uso de sustancias que mejoran el rendimiento nos trajo mucho bateo de poder, pero tampoco es el único factor. ¿Cómo entonces en 1987 se pegaron cerca de 4.500? En base a esto algunos pueden decir que estamos en una temporada atípica y habría que esperar para ver si es tendencia en base a un estilo de juego que se modificó con el cambio del tiempo.

Otro elemento son los bullpens. No ocurre en todos los equipos, pero en la gran mayoría se goza de una gran profundidad en el relevo, cualquier brazo puede alcanzar las 95 mph. Entonces, bastaría un sólido abridor que trabaje 6 entradas, más un bullpen que haga el resto, para que los bateadores se las vean color de hormiga. Para ver esto más claro se puede comparar la efectividad de todos los relevistas de la gran carpa en lo que va de la temporada con la del año 2000: 4.03 contra 4.59. La mejoría del trabajo de los bullpens es palpable.

Bajo este escenario podemos concluir que los brazos jóvenes y talentosos que acaparan nuestra atención están a las puertas de largas carreras. Esto son excelentes noticias para el béisbol, pues se garantiza el espectáculo a largo plazo dado que hay un foco de atención en las mayores destinado específicamente al pitcheo. Phil Hugues, lanzador de los Yankees, lo explicó mejor que nadie: "Los chicos del pasado querían ser jonroneros, hoy día muchos prefieren ser los ganadores de Cy Youngs".

Y lo mejor de todo este boom de pitcheo que estamos disfrutando es que más y más brazos vienen en camino. Así que cierro firmando que ¡este show continuará...!