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Lo mejor, el Chepo


Lejos de esclarecer dudas y allanar el camino, la asamblea de dueños dejó muchas cosas en el aire. Jorge Vergara y las Chivas ni siquiera se presentaron. Hay presiones hacia el interior para que el nuevo director de la comisión de selecciones sea un "hombre de casa". Todo llego "planchado", decidido, pre-acordado y no pasó gran cosa.

MEXICO -- Una buena, una mala y otra terrible...

La buena es José Manuel El Chepo de la Torre. La mala es que el día en que eligieron al nuevo entrenador de la selección mexicana, Chivas, el único equipo que basa su juego al 100 por ciento en material mexicano, no estuvo presente. Y la terrible es que el nuevo técnico no tiene a quien reportarle porque los dueños no tuvieron la capacidad de buscar una solución a la renuncia de Néstor de la Torre.

La eterna historia del fútbol mexicano, un fútbol dividido, ultrajado, manipulado y manejado a conveniencia de ciertos intereses.

Pero El Chepo significa una ventana de esperanza en un horizonte obscuro e incierto. Joven, educado, ex jugador de alto nivel en México que tuvo ocasión de probar en el fútbol europeo y un entrenador de vanguardia que en un nivel domestico ha ganado más que nadie en los últimos años. José Manuel de la Torre tiene la personalidad, la fuerza y los tamaños para tratar de cambiar el sendero de fracasos que históricamente ha agobiado a las selecciones mexicanas. Lamentablemente, no todo está en sus manos.

Y lo malo, lo terrible de la noche fue la ausencia del Guadalajara. El equipo que históricamente ha alimentado a la selección mexicana de fútbol, el equipo de Jorge Vergara, el "revolucionario", el que iba a cambiar los moldes, a impartir justicia, democracia, apertura. Jorge Vergara se bajó del ring y con él la ultima esperanza de que el poder absoluto, el carro completo no se afianzara en el fútbol mexicano.

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Todo llegó "planchado", decidido a la reunión. Faltaron las cabezas opositoras --Vergara y hasta Alejandro Burillo--. No estuvo Ricardo Salinas Pliego. Se le reclamó a Decio de María y a Justino Compeán la salida de Néstor de la Torre. La mayor parte de los dueños pidieron revisar la continuidad de los dos. No pasó nada.

Hacia el interior hubo presión para nombrar ya al nuevo director de la Comisión de selecciones nacionales. La brújula indicaba hacia la persona de Héctor González Iñárritu, quien huele a lo mismo que huelen otros dirigentes que son parte del grupo más poderoso del fútbol mexicano. Néstor de la Torre representaba cierta oposición, tenia, detrás de él, el impulso refrescante de las Chivas y del siempre enjundioso Jorge Vergara. La oposición se terminó en el fútbol mexicano. La cortaron de tajo, la presionaron, la obligaron a irse. Hoy, lo económico sigue por encima de lo deportivo y todo lo que se progresó en su momento se tiró directamente a la "basura". No tengo nada contra González Iñárritu. Sé que es una buena persona y sé que no trabaja mal. Me preocupa lo que representa, me inquieta su cuna, sus raíces, el cordón umbilical que nunca se corta con la poderosa empresa.

Esperaba --todavía espero-- además, que la "nueva" comisión de selecciones se dirigiera desde la mesa y las manos de un personaje que haya conocido la cancha a niveles profesionales, que conociera las necesidades, las carencias y las virtudes del jugador, que fuera el enlace perfecto con el entrenador, el equilibrio entre lo económico y lo deportivo. Lo único que hicieron es colocar a alguien que puede ser manejable para cuando se requiera proteger los intereses de las televisoras.

Al final, mucha expectación y la misma historia, la misma eterna, sucia, y triste historia del fútbol mexicano, donde el negocio se protege y se cuida por encima de cualquier aspecto.

¡Felicidades para El Chepo! El único aliciente de la noche.