<
>

Entre el Gato y Camaleón

Oscar Salazar fue una de las figuras en la primera semana del béisbol invernal venezolano María Isabel Batista

Para Oscar Salazar, la temporada 2011-2012 de la pelota invernal comenzó rápido y comenzó bien.

Salazar fue una de las figuras señeras en la primera semana de acción en Venezuela, en la que ayudó a su equipo, los Tiburones de La Guaira, a barrer en la difícil Puerto La Cruz, ganar cuatro de cinco encuentros y adueñarse del primer lugar en la tabla de posiciones.

El "Cachi",que viene de una de sus más discretas cosechas en el beisbol organizado, sacudió tres jonrones en la casa de los campeones defensores, los Caribes de Anzoátegui, uno por cada día, entre miércoles y viernes.

Los tres estacazos metieron a Salazar entre los más grandes bateadores de cuadrangulares del país petrolero.

Igualó primero a José Castillo, dueño, con 60, de la décima plaza entre los líderes jonroneros del circuito.

Empató luego a Andrés Galarraga, que le esperaba, con 61, en la novena casilla de ese listado.

Se puso, finalmente, a un batazo de vuelta completa de alcanzar al gran Luis García, quien se retirara en 1971 como el número uno de todos los tiempos y quien ocupa actualmente la octava plaza en el recuento histórico.

Sentarse entre el "Gato" Galarraga y "Camaleón" García es un logro notable para quien en 2002 debutó en las mayores y luego pasó seis años más tratando de regresar a la gran carpa, mientras deambulaba por torneos tan ignotos como la liga de italiana.

Salazar, de hecho, repite a quien quiera oírle que, si ya logró un retorno semejante, bien puede hacerlo otra vez, a los 33 años de edad. Es agente libre, después de haber sido cesanteado por los Padres de San Diego y los Marlins de Florida en 2011, pero su tórrido inicio en la LVBP es un terco modo de vocear su intención.

No es el único en empezar la zafra en Venezuela pidiendo una cita con los libros de records.

El portal BeisbolVenezolano.net publicó días atrás que Henry Blanco se convirtió en el segundo catcher nativo de este país suramericano con al menos un juego detrás de la receptoría después de haber cumplido 40 años de edad.

La investigación corresponde a José Montilla, webmaster del archivo estadístico PuraPelota.com/LVBP, quien únicamente consiguió al legendario Guillermo Vento al buscar a los cuarentones que se pusieron los aperos en la liga.

Blanco sacudió su primer cuadrangular de la campaña el fin de semana. Quiere decir, entonces, que se convirtió en el primer mascota nacido en la tierra de Luis Aparicio con un batazo de cuatro esquinas después de soplar las 40 velitas del pastel, pues Vento disparó el último de su carrera a los 37 años de edad, en el torneo 1957-1958, con los Leones de Caracas.

El nativo de Guarenas, figura de los Bravos de Margarita, ha debido sospechar que su tablazo podía ser una marca. Después de todo, en septiembre se enteró, con asombro y alegría, que únicamente 13 catchers en las grandes ligas han dado un jonrón después de cumplir los 40, y que apenas 9 han dado un triple a tan provecta edad, incluyéndolo a él en ambos casos.

El comienzo de la pelota venezolana festejó el regreso de Don Baylor, manager de Blanco en suelo neoespartano; el cambio de uniforme de Edgardo Alfonzo, que castigó a los Navegantes del Magallanes, el equipo donde fue capitán, con tres imparables el domingo; pero fue Jesús Flores quien se llevó el primer galardón.

Flores no iba a jugar a diario con la nave. La receptoría de los turcos estaba en manos del también grandeliga Robinson Chirinos, hasta que a éste le fracturaron un hueso con un pelotazo, durante la pretemporada.

El careta sucrense debió apresurar su incorporación a la tropa magallanera y desde el primer día no dejó de batear. Al anochecer del primer domingo, encabezaba la liga en average, promedio de embasado, slugging y OPS. Imposible no premiarle como Pelotero de la Semana.

Flores posiblemente confíe en cautivar la atención de otras escuadras de la gran carpa, ahora que supuestamente los Nacionales de Washington le han puesto en venta, del mismo modo que el "Cachi" Salazar, sentado entre el "Gato" y "Camaleón", aspira a un mejor futuro a través de sus batazos.