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De Maurer a Martinez...

Tres décadas hacia atrás, un personaje llamado Emilio Maurer tenía un proyecto visionario que empezó por restarle el poder al grupo que históricamente ha controlado al futbol mexicano. Y cuando se metió en temas de televisión, la guillotina cayó encima del dirigente poblano que fue despiadadamente perseguido hasta meterlo en la cárcel. Jesús Martinez ha dado un paso maestro, un paso rumbo a un cambio que podría ofrecer una mayor competencia en el futbol mexicano, pero al mismo tiempo ha desafiado a los poderosos. La diferencia con Maurer es que él, Jesús Martinez, tiene un compañero en la delantera llamado Carlos Slim.

LOS ANGELES -- Todavía recuerdo aquel mediodía lleno de confusiones, frente a la ventanilla de la sala de asuntos penales número 11 del reclusorio oriente de la Ciudad de México.

La undécima pregunta de un hombre vestido con traje azul marino, el representante del ministerio público, parecía estar llena de ironía.

--¿Tiene usted algún "hobby", algún pasatiempo?

Balbuceando, entrecortado, el hombre que tiene las manos apostadas sobre los barrotes de la rejilla de práctica, alcanza a responder:

--Sí...

Y lo interrumpe un sollozo, justo antes de alcanzar a contestar: "El futbol... El futbol, era mi pasatiempo".

Emilio Maurer, propietario del club de futbol Puebla, presidente de la Rama de la Primera División, había sido perseguido y finalmente, llevado a prisión, a donde pasó una noche, luego de haberse convertido en el primer hombre que se atrevía a desafiar el poder del grupo que históricamente ha manejado el futbol mexicano.

Más de 20 años después, Jesús Martinez, dueño del Pachuca, del León y de la Universidad del futbol, presenta al empresario Carlos Slim como su socio. ¿Qué o quién marcara la diferencia entre Maurer y Martinez? ¿Quién garantiza que Martinez y sus clubes no serán perseguidos de la misma despiadada y martirizante manera en que se hizo con Maurer y el club de futbol Puebla?

"Yo no tenía un Carlos Slim a mi lado", dice hoy Maurer desde su rancho en Puebla. "Esa es la diferencia. Jesús Martinez hizo un movimiento exacto, inteligente, preciso. Esto ya nadie lo detiene".

A inicios de la última década del siglo pasado, Maurer trató de hacer, más o menos, lo mismo que parece pretender la irrupción de Slim en el futbol mexicano. En aquellos días se habló de un fondo común de televisión, que se hizo donde participaron todos los equipos menos América y Necaxa. Maurer fue el primer hombre en quitarle a Televisa la transmisión de futbol de la selección mexicana y vendérsela a otro grupo, en este caso Multivision. Y Maurer fue el primero en hablar de la libertad de los equipos de negociar los derechos de TV con quien le ofreciera más dinero. Terminó lejos del futbol, sin el Puebla, en la cárcel, perseguido y llamado "Persona non grata" .

El semblante de Jesús Martinez parecía distinto ayer después de la presentación de la nueva sociedad en el Museo Soumaya. Y puede que las presiones hayan comenzado desde diferentes ángulos. Después de todo, el grupo en el poder jamás pensó que Martinez sería capaz de dar ese paso. Aunque es verdad que su relación se había deteriorado con algunos ejecutivos del futbol de TV Azteca luego de las duras negociaciones de derechos televisivos (antes por el Pachuca y ahora por el León), Martinez goza o gozaba de la absoluta confianza de los poderosos. No olviden quién hizo el discurso inaugural de la Liga MX a nombre de los dueños de equipos. Quién fue el que bautizó a Justino Compeán y a Decio de Maria como "Batman y Robin". Cierro los ojos y aún recuerdo a Jesús Martinez abrazando de Emilio Azcárraga, en el vestidor del Estadio Hidalgo luego de aquella final donde los Tuzos le ganaron al América.

Jesús Martinez es el Emilio Maurer de hoy en día. La diferencia es que los tiempos son otros, la impunidad no es tan sencilla ya en un país como México y a diferencia der Maurer, Jesús Martinez tiene como socio al hombre más rico del mundo.