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¿Final en 6 juegos o milagro en Fenway?

Las botellas de champaña ya se están enfriando en el Fenway Park.

Aunque el juego no se acaba hasta que se acaba, según el viejo Yogi Berra, los Cardenales de San Luis necesitarán punto menos que un milagro para arrebatarle a los Medias Rojas de Boston el título que ya acarician.

Los Cardenales se dejaron arrebatar dos juegos en sus predios del Busch Stadium, al combinar una magra ofensiva y errores de dirección por parte de Mike Matheny, sobre todo en el manejo a destiempo de su pitcheo.

¿Ganar dos como visitantes en la casa de los Medias Rojas? Difícil, dificilísimo, tanto, que es algo que no ocurre desde 1979, cuando los Piratas de Pittsburgh le hicieron la gracia a los Orioles de Baltimore.

Cuando eso sucedió, sólo Carlos Beltrán y Randy Choate estaban nacidos, pero eran tan pequeños que ni se acuerdan.

El resto de la plantilla actual de los Cardenales eran sólo proyectos de seres humanos y en muchos casos, sus padres ni siquiera se conocían en ese entonces.

Para amargarle más la existencia a los pájaros rojos, Boston recupera en el Fenway Park el bate de Mike Napoli, relegado a la banca durante los tres juegos en San Luis por la inexistencia del bateador designado en terrenos de la Liga Nacional.

Y muy bien que viene para la tropa de John Farrell, que también ha estado corta de ofensiva, con la excepción extraordinaria, superlativa, de David Ortiz.

Con 11 hits en 15 turnos (.733), Ortiz ha sido intratable para los lanzadores de San Luis, lo mismo abridores que relevistas.

Y esta ha sido otra de las fallas de Matheny. Sin la protección de Napoli en los juegos de San Luis, el manager de los Cardenales insistió en lanzarle una y otra vez al bateador más caliente del momento, quien muchas veces incluso vio pitcheos por el mismo medio de la zona.

Lo del Big Papi ha sido cosa de otro planeta y a pesar de los dos juegazos lanzados por Jon Lester (una limpia en 15.1 innings), el dominicano se perfila para el premio de Jugador Más Valioso.

Y todavía hubo quienes cuestionaron si era el dominicano el que debía ir a la banca en lugar de jugar en primera base.

Uno que ha ido creciendo en la medida en que avanza la Serie ha sido el jovencito Xander Bogaerts, quien junto a Dustin Pedroia y David Ross, han aportado pocos, pero oportunos batazos.

Por cierto, Ross podría quedar como cátcher titular para el sexto partido.

Se lo ganó con su doblete de oro en el quinto encuentro y sobre todo, por la inconsistencia defensiva mostrada por Jarrod Saltalamacchia detrás del plato.

Las esperanzas de los Cardenales ahora vuelven a colgarse del brazo del novato Michael Wacha, quien una vez más tendrá que cargar con toda la presión del mundo.

La tuvo ante Pitsburgh, Dodgers de Los Ángeles y los propios Medias Rojas y siempre se rió de la presión con faenas propias de un consagrado.

Sus fanáticos confían tanto en él que se han impreso camisetas en San Luis con la leyenda "Keep Calm and Wacha Wacha"

Lo cierto es que Wacha lleva una racha de 35.2 innings, desde su última apertura en la campaña regular, hasta cuatro salidas en postemporada, en que apenas ha tolerado tres carreras limpias (0.75), con 37 ponches, justo cuando más lo necesitó su equipo.

Su rival será el veterano John Lackey, usado sorprendentemente como relevista por un episodio en el cuarto juego.

Pero si la racha de Wacha impresiona, aún más es la de Koji Uehara, convertido, al menos por ahora, en la versión japonesa del ¡apaga y vamos! de Mariano Rivera: una sola base por bolas desde el Juego de las Estrellas hasta ahora, con 148 bateadores enfrentados.

¿Se acabará todo en el sexto juego o seremos testigos de un milagro? De la manera loca en que se ha comportado esta Serie Mundial, con finales inesperados rayanos con lo absurdo, cualquier cosa puede suceder.