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La noche en que salió todo mal

BUENOS AIRES -- En medio de un presente casi idílico, en el cual todo era color de rosa y sólo se debían ajustar detalles para llegar a la excelencia, de golpe llegó la noche en la cual a River todo le salió mal. En la que mordió el polvo, quizás, de la forma más dolorosa. Sobre la hora, sin jugar bien, ante un rival que le ofreció muchas ventajas en su defensa, con demasiadas bajas sensibles pensando en el futuro y con un bochornoso epílogo que podría derivar en la suspensión del estadio. Todo esto se precipitó en un puñado de minutos.

Yendo por partes, hay que narrar que Godoy Cruz consiguió la victoria en la última acción del partido y que tras eso, en medio del festejo de los futbolistas del equipo de Mendoza, una madera con un extremo que dibujaba una punta muy aguda, cayó desde la Sívori baja e impactó en la espalda de Leandro Grimi, quien debió ser atendido. Ahora se vendrá la catarata de pedidos de suspensión de la cancha o de jugar sin público, lo cual redundará en un notable perjuicio económico para una institución que tiene las arcas bien flacas.

Acá hay que hacer un alto. Porque la tonta e inexplicable reacción de impotencia del hincha que arrojó esa madera, resume, en parte, algo que se percibió a lo largo de la noche del miércoles. La gente de River está muy ansiosa. Demasiado. Eso se siente cuando el equipo intenta ponerle algo de pausa a su fútbol o cuando hace algún pase mal. Ahí, inmediatamente, el murmullo condenatorio gana la escena. Y esto transforma al equipo en anímicamente inestable. Con vaivenes notorios.

El otro inconveniente de cara a lo que deberá afrontar el equipo de Ramón Díaz, que es el choque de Colón el próximo domingo, el entrenador tendrá que apelar a toda su pericia para configurar una alineación que sea tácticamente similar a la que venía colocando. Por ejemplo, toda la defensa titular no podrá ser tenida en cuenta.

Con Gabriel Mercado y Jonathan Maidana lesionados, y con Eder Álvarez Balanta expulsado, los suplentes ganarán inexorablemente la escena. Inclusive, esa idea de jugar con tres en el fondo podría quedar postergada con el mencionado panorama. Pero ahí no terminan todas las desdichas para el técnico. Leonel Vangioni y Manuel Lanzini tuvieron que dejar la cancha con sendas molestias musculares, las cuales serán evaluadas para determinar si le impedirán o no jugar contra Colón.

La primera derrota de River en el campeonato ha tenido un efecto residual. Estará en la pericia del cuerpo técnico pilotear acertadamente en este inicio de tormenta, la nave que ha comenzado a ladearse. No hay que dramatizar el momento, pero sí debe realizarse una lectura clara de la realidad. Y esta entrega la postal de un equipo que no tuvo ideas en los últimos metros del campo, tal como le viene sucediendo, y que volvió a caer en vaivenes notorios de funcionamiento (pasa en un instante de pasajes muy buenos a otros muy malos). Aún está a tiempo para recuperarse, pero la mejoría no debe hacerse esperar.