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No odies al boxeador, odia al boxeo

En uno de los foros de mis artículos publicados en la página de ESPN en inglés, donde se discutía la controversial victoria de Timothy Bradley sobre Manny Pacquiao en la primera batalla, un forista escribió que "Bradley perdió la pelea, pero ganó la decisión. Eso es el boxeo, no odien al boxeador, odien al boxeo, a nuestro boxeo y aceptemos que quizás está necesitando un nuevo sistema y una mejor organización".

En muchos aspectos ese lector tiene razón y es bueno tomar su acertado punto de vista. Ningún pugilista es culpable por una mala o buena decisión de los jueces. Quizás la reflexión adicional, seria alegrarnos de que existan este tipo de controversias luego de una batalla que capturó realmente nuestra atención. Porque de eso se trata este deporte, vivir la emoción de las luchas entre rivales con condiciones y posibilidades similares. Peleas parejas hasta el último suspiro y que su final nos prolonga la emoción hasta que el anunciador termina de leer la decisión de las tarjetas.

Casi todos podemos pensar que Pacquiao ganó el primer combate, pero no necesariamente la unanimidad cuenta ante el respeto que nos merece quien haya visto la batalla desde otra perspectiva. Y podremos discrepar, asumir la defensa acérrima de quien haya sido afectado por una mala decisión, sin importar que seamos analistas, narradores o aficionados. Toda nuestra verdad termina donde comienza la verdad de aquellos que piensan diferente. Eso ocurre en todas las circunstancias de la vida y también en el boxeo.

Bradley pudo haber perdido, pero también pudo haber ganado. En este deporte hay cosas que en materia de predominio de una estrategia sobre la otra, no son vistas con el mismo razonamiento. Esa es la diversidad que hace más rica la experiencia de disfrutar de un deporte violento, emocionante y controversial.

Mientras las reglas del boxeo estipulen que ganador será el que consiga noquear a su adversario o de lo contrario la victoria será decidida por la votación de un jurado, las justicias e injusticias seguirán existiendo de acuerdo al punto de vista de cada quien. Y no hay manera de cambiar ese destino.

Solo el que acaba con su adversario, recogerá la unanimidad de todos. ¿Acaso esa no es la más valedera naturaleza del boxeo? Golpear, lastimar al rival hasta verlo inerte sobre la lona es la salvaje realidad del deporte que amamos y aplaudimos de pie cuando las cosas terminan de esa manera. Quien no lo consiga, deberá transitar por el incierto camino de las decisiones arbitrales. Un camino donde no valen quejas, ni reproches. Hay que aceptar que otros decidan lo que tal vez cada rival no supo decidir dentro del ensogado.

Lo que ocurrió en la pelea anterior, puede repetirse en la revancha de este sábado. Puede ganar Bradley gracias a una decisión injusta o hasta puede suceder lo contrario: que sea Pacquiao el que gane por una interpretación absurda de los jueces. ¡Qué razón en ese caso tendrá el lector que me inspiró la reflexión! "Así es el boxeo, no odien al boxeador, odien al boxeo, a nuestro boxeo y aceptemos que quizás está necesitando un nuevo sistema y una mejor organización".