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El giro inesperado de la final venezolana

MARACAY -- Esta era la escena: Magallanes ganó los primeros dos juegos de la final y estaba arriba por tres carreras a falta de sólo dos outs en el tercero. El mejor cerrador de Venezuela en los últimos tres años tenía la pelota en la mano. Parecía posible una barrida en cuatro encuentros sobre un Aragua que lucía herido de muerte.

Entonces todo cambió. Los Tigres forzaron aquel extrainning y ganaron el primero de la serie en Maracay, su casa. Y repitieron al segundo día. Y repitieron este miércoles, al reanudarse la serie, después de la única jornada de descanso, explotando en el tercer inning a quien era el mejor abridor de los Navegantes, el dominicano Joely Rodríguez.

Ahora los felinos tienen ventaja en el duelo decisivo por la corona, tres victorias por dos. Viajan de vuelta a Valencia con la tranquilidad de poder perder una vez y todavía ser campeones. De pronto, los turcos no tienen margen de error. Sin aviso, el favorito está contra las cuerdas, como apenas cuatro días atrás estaba a su oponente.

¿Qué pasó? ¿Cómo es posible que todo haya cambiado tan drásticamente en tan poco tiempo?

Austin Bibens-Dirkx tiene una idea.

"Creo que el noveno inning del tercer juego", comentó. "Cuando anotamos esas tres carreras para empatar, eso nos encendió y nos dio la inspiración para seguir buscando ganar el día siguiente. Y al día siguiente. Esperemos que (este jueves) el pitcheo siga bien, que los bates y la defensa también, y podamos celebrar".

Bibens fue el ganador del quinto tope. Venía de fracasar en el cotejo inicial, emboscado por los bates filibusteros en el diminuto parte José Bernardo Pérez. Pero antes de eso, había lanzado más de 30.0 innings en blanco contra ellos. Estaba seguro de que podía regresar. Y lo hizo.

También sus compañeros, dicen, estaban convencidos.

"Se trata de jugar en equipo, ser agresivos, dar los batazos claves, poner los hombres en posición anotadora", resumió el receptor Sandy León.

Bibens recordó cómo la fanaticada nunca salió del parque y gritó a todo pulmón en aquel noveno episodio, el domingo, cuando Hassán Pena se preparaba para sacar los últimos dos outs de lo que casi fue el tercer triunfo seguido de los magallaneros.

"Es grandioso", exclamó Teodoro Martínez, uno de los héroes salidos de la banca para convertirse en titular. "El apoyo de la fanaticada nos ha ayudado bastante".

"El público es increíble", coincidió Bibens. "En estos tres juegos nos apoyaron enormemente".

Los Navegantes encajaron el golpe. De pronto, parecen en clara desventaja ante un club que no era el favorito.

"Hicieron lo que tenían que hacer, ganaron los tres juegos en su casa", reconoció el manager de los filibusteros, Carlos García. "Ahora vamos a nuestra casa y vamos a ganar los dos juegos. Tienes que pasar la página. Mañana es otro día, ya lo que pasó hoy no podemos controlarlo".

García tiene razones para creer que ahora es su escuadra la que puede venir de atrás.

"En Valencia jugamos buen beisbol", subrayó. "El juego que viene es el más importante. Ya estuvimos en esa situación con Caribes y terminamos vencedores".

Magallanes derrotó a Anzoátegui en los últimos dos de la semifinal, en el José Bernardo Pérez, para salvar otra situación extrema. Pero la tribu no tenía el pitcheo que tienen los Tigres. Tampoco, quedó demostrado, tuvieron la inspiración.

"Tenemos que seguir jugando como lo estamos haciendo, con mucho corazón, tratar de hacer las cosas bien", dijo Pérez.

Marcus Walden subirá al morrito por Aragua. El mexicano Edgar González lo hará por los Navegantes. El escenario se llenará y el dominicano Alfredo Marte tiene una idea de lo que puede pasar: "Ellos van con la cabeza abajo y nosotros arriba, porque estamos arriba en la serie".

Ya se verá cómo termina esta historia. Pero algo sí es cierto. Nadie se esperaba un cierre así, cuando Pena enfiló al home en busca del out 26 en aquel imposible juego dominical.