<
>

Ancelotti se castiga con fotos de Chicharito

Getty Images

LOS ÁNGELES -- Ocurre que los rumores son como la leña verde: provocan más humo que fuego. Intoxican primero, creman después.

En esa kermese ociosa de las vendimias fantasmagóricas, resulta que Carlo Ancelotti ha salido, dicen, con el monedero billonario del Bayern Munich a compras anticipadas para la próxima temporada.

Las versiones, con pies de barro, aseguran que va en busca de un viejo conocido, que está quemando la BundesLiga. Le hizo daño como rival en la Liga Premier. Y no pudo salvarle el pescuezo en el tugurio flamante de la realeza madrileña.

Sí, dicen las gárgolas de los infundados, que Ancelotti quiere a Javier Hernández, quien agregó este martes otro gol a su cuenta, pero abandonó con una lesión.

¿Puede creerse que Ancelotti busque a Chicharito como una opción para la tocata y fuga de Lewandowski, quien se afirma emigraría al Madrid?

Cierto, la carrera parejera en el vértigo de los rumores, adelanta a Paulo Dybala, la joya de la Juventus, pero se agrega a Javier Hernández en un plantel que será depurado por la acumulación de obligaciones: ganar absolutamente todo.

Aunque al Bayern Munich no le sobra ni le falta nada, ni aún con la salida de Lewandowski, Ancelotti quiere llevar al Bayern al supermercado a un cambio de sistema y de hombres. Al final, los muñequitos fascinantes asesinos del equipo alemán son codiciados semestre a semestre.

Ancelotti lo dejó una vez en claro dirigiendo al Real Madrid: Chicharito estaba en su lista favorita de fusilamiento. Pero no en la de la fraternidad cristianista. Y quien no está con ella, está contra ella.

Obvio que el técnico ya contratado por el Bayern no le debe nada a Chicharito por esa relación extenuante, fugaz e incompleta en el Madrid.

Recordemos que antes de convivir en la Casa Blanca, Ancelotti valoraba poderosamente a un jugador que con el Manchester United le echó de competencias vitales para el Chelsea. A Carlo se le indigestaba la ensalada de remates disparatados del Chicharito.

Rocambolesco, estrambótico, el primer contacto entre el Chelsea de Carlo y el recién desembarcado de Chivas, generó el primer dolor de cabeza para el italiano y una jaqueca gloriosa para el mexicano.

La Comunity Shield se queda con el Manchester United, luego de que Javier Hernández en un remate de cine mudo (El Chaplin del Gol), contacta con el pie en un prodigio histriónico de auto pase y termina metiéndolo trompa, mejilla y nariz. Javier quedó atarantado del impacto y Ancelotti del saqueo a sus sueños de coronación.

Habría una segunda advertencia del mexicano a Ancelotti. Una exultante e insultante relación sadomasoquista. Y en un altar magnífico: la Champions 2011, Hernández marca el gol que eliminó a Chelsea y a Carlo del torneo.

Y el 8 de mayo de ese mismo 2011, Javier Hernández, enluta el rostro desencajado de Ancelotti y del impaciente dueño Roman Abramovich. MUFC se corona. Cuando la pelota de Chicharito entró, el italiano buscó la puerta de atrás del club: despedido.

Y cuando Carlo llegó al Real Madrid, la relación no cambió. Torneo veraniego en EEUU. Champions Cup. Javier hace el 3-1 y pone a los Diablos Rojos en el Paraíso de la Final y a Ancelotti en el infierno de otra decepción.

Habíamos dicho ya que "la casa del sadomasoquista está llena de espejos", según Perich. Tal vez, con esta tormentosa relación, el sótano de la casa de Ancelotti esté lleno de fotografías de Chicharito.

¿Ocurrirá o no? Decía Ramón y Cajal que "el hombre es un ser social cuya inteligencia exige, para excitarse, el rumor de la colmena".

Entre que muera como rumor o prevalezca como verdad, el fetichista Ancelotti tiene una herramienta perfecta: la cuenta billonaria del Bayern Munich.