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A cambiar el resultado

El hombre no se anda con rodeos. Dice lo que piensa sin importarle las opiniones de los demás.

Cuando le pregunto sobre la cantidad de campeones mundiales a los cuales ha conducido, duda un momento, pero contesta: "Creo que son 16, por ahí la prensa no me reconoce a uno u otro porque le restan importancia a ciertos organismos. Pero un título mundial es un título mundial".

Don Nacho Beristáin, el legendario mánager, se une a Óscar de la Hoya con el mismo fin: vencer a Manny Pacquiao.

Antes de sentarse a platicar con nosotros en su gimnasio, le pide a uno de sus ayudantes que calle a los demás muchachos para que el golpeteo de los guantes contra los costales y las peras no sature el nivel de audio de la cámara.

-Después de las dos peleas de Juan Manuel Márquez contra Pacquiao, usted me contó que los nervios le quedaron desechos. ¿Por qué exponerse a ese sufrimiento otra vez?

-La pelea en la esquina es tremenda. Ahí se va un pedazo de vida, pero es mi vida. Tengo 47 años en esto, sigo trabajando y disfruto, cuando tácticamente, dirijo bien una pelea.

-¿Qué significa para usted que en las dos peleas de Márquez-Pacquiao, el veredicto de los jueces no favoreciera a su púgil?

-Juan y Nacho Beristáin no son moneditas de oro. Cuando se tiene éxito en algo es seguro que mucha gente le envidie y trate de ocasionarle daño. Juan Manuel, Rafa Márquez y yo, sospechamos que algo pasó. Nosotros estábamos muy cómodos con los dos chamacos campeones del mundo en un organismo en el cual estaban ganando mucho dinero. No teníamos necesidad del campeonato del Consejo Mundial. Algo raro pasó que tuvieron que pelar por el título del CMB. Se pensaba que no tenían ninguna posibilidad: uno contra (Marco Antonio) Barrera y el otro contra (Israel) Vázquez, pero los dos ganaron el título y supongo que algún escozor ocasionaron esas victorias. Se sentía en el ambiente que estaban incómodos del acceso de mis peleadores al organismo.

-¿Qué significaría para usted si contribuye a la victoria de Óscar de la Hoya contra el asiático?

-Estaría orgulloso, porque digan lo que digan y se revuelque quien se revuelque, para mí sería la tercera victoria sobre Pacquiao. Porque Juan Manuel ganó las dos. Le platico una anécdota: ahora que fuimos a la pelea de Márquez contra Joel Casamayor, me topé con un numeroso grupo de filipinos en el aeropuerto. Uno de ellos me abordó y me preguntó:

-Para ti, ¿quién ganó la pelea entre Juan Manuel y Manny?

-Márquez.

-No.

-¿Pacquiao?

-¡Menos, tampoco!

-¡¿Entonces quién?!

-BobArum (el dueño de la promotora Top Rank).

Y eso es triste y vergonzoso. Es evidente que no se puede engañar al gran público del boxeo. Ellos hacen bien en tener de ídolo a Pacaquio, pero reconocen que una mano negra lo rescató de la derrota. Es evidente porque es un gran negocio. Si él (Bob Arum) como promotor lo tiene (a Pacquiao), pues debe interceder por su peleador, diga lo que diga. Pero eso deja un antecedente en el boxeo y, con el tiempo, si siguen sucediendo ese tipo de cosas, va a pasar a ser como el Consejo Mundial de Lucha Libre.

-¿Cómo influirá en el combate que Freddie Roach, actual entrenador de Pacquiao, haya entrenado antes a Óscar de la Hoya?

-No tiene mucho que ver. Siempre he respetado mucho a mis compañeros, sería falta de ética que los criticara, pero le ha llegado más trabajo a Freddie Roach de lo que realmente ha mostrado. Si Óscar va a ganar... va a ganar, y Roach no puede hacer nada en la esquina para evitarlo. No puede hacer mucho. Con Juan Manuel le hemos ganado dos veces.

-¿Por eso dice que le ha caído trabajo a pesar de lo que ha mostrado?

-Sí. Él en Estados Unidos ha tenido suerte: es su país, habla inglés y le han dado peleadores de gran jerarquía como Tyson y algunos otros. De ahí su fama, pero la mayoría de sus peleas las ha perdido. De todas maneras, está en en el Salón de la Fama, es un hombre bueno; a pesar de su enfermedad se ha repuesto, es muy trabajador, un tipo simpático, humilde...

-¿Y qué calidad tiene como entrenador?

-Me parece buen entrenador, pero menos mejor que el Cuyo Hernández.

-¿Qué tan vulnerable es el asiático si se le pega en el estómago?

-Pues es vulnerable en todos lados, no sólamente ahí. Es peligroso buscar la manera de pegarle al cuerpo. Después de recibir un gancho al hígado de Juan Manuel Márquez, él tiró un golpe con los ojos cerrados, se lo atinó en la quijada y tumbó a Juan. Yo lo he calificado como una especie de gato salvaje, que tiene mucho potencia y mucha velocidad. Entonces, cuando lo golpean y se siente lastimado, se torna más peligroso. Pero Óscar es más grande, más fuerte, más inteligente. Sólamente (pedería) si se llegara lastimar o si algo raro sucediera: como la actuación de los jueces. Él tiene que ser cauteloso en eso.