<
>

El Infierno cobró peaje

No hay carrera de un día que brinde el prestigio del Infierno del Norte. El tercer monumento del ciclismo profesional cumplió su 107º edición con 259 kilómetros adornados con 52,900 metros de los más vetustos y exigentes adoquines. A pesar de tener antecedentes de celebrarse bajo condiciones climáticas adversas, esta París-Roubaix arrancó con algo de viento pero con cielos despejados y temperatura de 18 grados centígrados. No todos los equipos en la salida presentaron la inscripción máxima de 8, algunos como el Euskaltel-Euskadi salieron con solo 6 corredores, aunque la cuota mínima por reglamento son 5.

Tom Boonen llegó armando hasta los dientes para tratar de repetir su triunfo del 2008 pero también para borrar sus dos esfuerzos insuficientes en los anteriores monumentos (Milán-San Remo y Tour de Flanders). Tom es uno de los ciclistas mas consentidos por su patrocinador Specialized que desde 2007 hizo modificaciones importantes en el cuadro del Tornado belga para evitar castigo sobre la espalda baja, un punto débil del pedalista ex campeón del mundo. Cada año Boonen va siendo más específico para afinar las modificaciones por lo que la S-Works Roubaix SL2 no solo es uno de los ejemplares más caros de la firma sino uno tan eficiente sobre el pavé como para asegurar victorias. Y Boonen no solo tenía una, por lo menos una segunda le ayudó a terminar este año en lo alto del podio.

Las caídas y pinchazos son moneda corriente en el Infierno del Norte, que aunque se mantuvo seco y polvoroso no evitó que algunos no calcularán la peligrosidad de los hoyos, las barreras y las motociclistas de prensa, sobre todo de las que no llevan cámaras de televisión en vivo.

En esta edición el favorito sentimental de muchos era George Hincapié (Columbia) quien por enésima vez llegaba con toda la intención de exorcizar el conjuro que le ha prohibido ganar la carrera. Desde 2005 cuando terminó segundo, Hincapié ha sufrido fallas mecánicas y caídas que lo borraron del mapa. Y este año desafortunadamente no fue la excepción.

Un grupo de 11 ciclistas arrancó la fuga de la París-Roubaix cuando ya se había cubierto 70 kilómetros de recorrido y en donde los equipos con los favoritos para el podio tenían representación, pero solo Joost Posthuma del Rabobank tenía la cartera para hacerse del premio gordo si llegaba a tener éxito la salida. La diferencia llegó a ser de poco mas de 4 minutos, pero una reacción del Silence Lotto en el kilómetros 138 inició la persecución real sobre los escapados. La apuesta del equipo belga era para Leif Hoste quien desde 2007 (2º Tour de Flanders) no ocupa un lugar en el podio de las clásicas.

Rodando al lado de Boonen se encontraba fuertes rivales: Pippo Pozzato (su duelo casado del año), Juan Antonio Flecha (la carta del Rabobank ante la ausencia de Óscar Freire), Thor Hushovd (quien se cayó en la recta final del Tour de Flanders), su compañero del Cervélo Heinrich Haussler y el suizo Fabian Cancellara (Saxo Bank), quien no ha tenido muchos kilómetros en las piernas debido a una enfermedad y la semana pasada terminó con la bici al hombro en Flanders.

A 61 kilómetros de la meta el grupo de los más fuertes alcanzó a la fuga y entonces empezó la lucha de poder a poder. El primero en quedar fuera de la contienda fue George Hincapié pues al sufrir una falla mecánica tuvo que esperar a que le reemplazaran la rueda trasera y perdió segundos invaluables que lo retrasaron y desgastaron fatalmente. Boonen había tenido una caída al inicio de la carrera pero aunque venía arañado del brazo izquierdo la bici había soportado el castigo, por el momento. Con la forma y la confianza en su más alto nivel, Boonen atacó al resto del grupo de punta a menos de 55 kilómetros de la meta para decantar a los 6 que se disputarían el podio: Boonen (QST), Pozzato (KAT), Hushovd (CER), Flecha (RAB), Hoste y Van Summeren (SIL)

Con autoridad el Tornado Tom observaba a sus compañeros y poco a poco los fue desgastando a golpe de pedal y con algunos ataques. Solo un momento pudo haberle asustado a Boonen: un cambio de bicicleta que se dio a 30 kilómetros de la meta, pero no duró ni 20 segundos por lo que el belga pudo regresar de inmediato. Con menos de 20 kilómetros para llegar, en la sección de adoquín del Carrefour de l'Abre, Juan Antonio Flecha calculó mal una curva a la izquierda y se derrapó, una caída que tampoco pudieron evitar los hombres del Silence Lotto. Con solo tres al frente la carrera estaba casi sentenciada. Pero vino el diablo y le puso el tridente al noruego Hushovd quien se enganchó con el manillar en las barreras del sector 3 de pavé Gruson. El hombre del Cervélo cayó con toda su humanidad sobre el costado derecho y por segundo fin de semana consecutivo, una caída no le permitió ganar.

Boonen iba bien dirigido por Wilfried Peeters desde el auto y al saber que Thor estaba eliminado por el triunfo solo la distancia y su cadencia le preocuparon al campeón defensor porque Pippo Pozzato (Katusha) acusó el cansancio de la animada temporada que ha llevado hasta el momento, además de los crueles abucheos de los aficionados belgas en el camino.

Tom se fue en solitario y aumentó a 51 los triunfos de Bélgica en la París-Roubaix. Con polvo en el rostro pero con una gran sonrisa señaló con ambas manos el número tres al cruzar la meta en el velódromo de Roubaix y es el primero en tener tres trofeos con el adoquín desde que lo hizo su compatriota Johan Museeuw en 2002. Además nadie había repetido victorias en años consecutivos desde Gilbert Duclos-Lassalle en 92 y 93.

El colombiano Marlon Pérez del Caisse d'Epargne terminó 100º pero fuera del límite de tiempo (5% del tiempo ganador) con más de 18 minutos de retraso. Oficialmente la clasificación de la carrera terminó en 99 casillas. Una lástima.

Goga :)