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Charla con Robinson Canó sobre "Sugar"

Robinson Canó estaba sentado cómodamente en la silla delante de su casillero en el Yankee Stadium esta semana cuando me acerqué para hacerle una entrevista.

Robinson Canó

Canó

"Robinson, ¿Tienes un momento?", le pregunté.

"Seguro", me dijo, vagamente asintiendo con su cabeza. Ni siquiera se molestó en correr la silla hacia mí. El tono de su voz era apenas más fuerte que un susurro.

"Me preguntaba si habías visto la película, 'Sugar'", le dije.

Canó rápidamente levantó la cabeza, se sentó derecho y, como si lo hubiera tocado un rayo, dijo, "Cuenta la historia completa. Es exactamente lo que vivimos a diario".

La reacción de Canó demuestra el potencial que "Sugar" tiene. Los directores Anna Boden y Ryan Fleck han creado la primera película sobre la vida de los peloteros dominicanos, enfocándose en su ascenso desde el béisbol dominicano como prospectos hasta su lucha por dar el salto en las ligas menores de Estados Unidos. Es una película hermosa, incluso aunque detalla las cosas horribles de la travesía: la falta de integración, el aburrimiento, las dificultades del juego a la vez potenciadas por las dificultades para aprender una nueva cultura.

La película habla a través de los ojos del protagonista Miguel "Sugar" Santos y su experiencia golpea. Cuando se enamora de la nieta blanca de la familia que lo aloja en Iowa. Cuando se pelea en un bar de Iowa por estar bailando con una muchacha local. Cuando asiste a las reuniones con el manager, quien no puede comunicarle nada porque no habla español.

Y obviamente, cuando debe comer todos los días tostadas francesas para desayunar porque no sabe cómo ordenar ninguna otra cosa.

"Creo que todos hemos atravesado por eso", dijo Canó. "Recuerdo sólo poder comer en McDonalds, Wendy's, Burger King y Subway. Teníamos el dinero para ir a otro lado, pero no podíamos obtener lo que realmente queríamos: comida dominicana".

Si la película tiene una falla es quizás el hecho de no haber abundado en la explotación existente en los procesos de reclutamiento.

Luego de ver la última película de Boden y Fleck, "Half Nelson", la historia de un maestro de escuela de Brooklyn adicto a la heroína, uno esperaba que "Sugar" se enfocara en el trasfondo del negocio del béisbol dominicano: los entrenadores despiadados, los rapaces cazatalentos, la manipulación de edad y obviamente, el uso de esteroides. Pero este aspecto de la película parece de alguna manera anestesiado.

A los 10 minutos de la película ya vemos al ex ejecutivo de los Nacionales de Washington, José Rijo, en el rol del cazatalentos que está a cargo del desarrollo de Santos cuando juega en la liga de verano dominicana.

Por si no sabían, Rijo fue recientemente despedido por los Nacionales por su relación con un prospecto que le mintió a los equipos sobre su edad. Rijo además ha sido asociado con la investigación federal respecto a los cazatalentos que le quitaban parte del bono al firmar a los jugadores extranjeros. De hecho, un hombre dominicano en el cine donde vi la película dijo en voz alta, "¡Oigan, ese es José Rijo!", cuando lo vio aparecer por primera vez en escena.

La presencia de Rijo en la película (que se hizo antes que lo despidieran) es una falla del casting. Es una interesante mirada sobre cuán profunda ha llegado la corrupción, aunque hubiera sido pasado por alto por los espectadores a menos que supieran quién era Rijo.

Canó, a quien le encantó la película, dijo: "No puedes culparlos porque son gente que no está involucrada en el béisbol, por lo que no pueden saberlo todo".

Luego está el dramático giro en el argumento durante el tercer acto; su credibilidad es debatible. No arruina la película, pero Canó elige ver ese giro final como una lección para todos los dominicanos que se ganan la vida con el béisbol: El béisbol es un juego hermoso, pero también es difícil y cruel, por lo que nada debería darse por sentado.

Canó dijo que no sabía nada de la película cuando recibió una invitación especial para verla en Santo Domingo este invierno. Se sorprendió cuando al comienzo el personaje de Santos dijo que su jugador favorito es Robinson Canó.

"Que un niño diga eso, incluso en una película, me da mucha satisfacción", dijo Canó.

Canó se dio cuenta que realmente había llegado no cuando entró a las Grandes Ligas, ni cuando dio su primer imparable, ni cuando jugó su primer partido de playoffs (muchos han hecho eso), sino cuando vio su nombre referenciado en una película.

"Sugar". Eso fue lo que más satisfacción le dio, en algún sentido, el hecho de haber dejado su marca. Se dio cuenta que todos esos días difíciles en las menores, donde experimentó los mismos dilemas que el personaje de ficción Santos, habían servido para algo. Y hay cierta belleza en ello también.

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