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Scott Boras: ¿El rey Midas perdió su toque?

Eric Hosmer (a la derecha) logró un buen contrato en esta temporada baja, pero algunos clientes de Scott Boras (a la izquierda) no corrieron con igual suerte. John Sleezer/Kansas City Star/TNS/Getty Images

No hubo una marca en el calendario, ni decretos gubernamentales. Sin embargo, muchos agentes consideraron al viernes pasado como fecha de júbilo, un momento de celebración. Los mensajes de texto casi que contenían globos en ascenso y fuegos artificiales en explosión. Las voces en las llamadas telefónicas en celebración estaban llenas de felicidad sin contener.

Todo ello ocurrió porque durante la jornada del viernes, se hizo evidente que Scott Boras, el agente de peloteros más prominente del béisbol y quien cuenta con una larga historia de victorias en sus negociaciones a finales del invierno, perdió ante las fuerzas del mercado y por paliza.

El tercera base Mike Moustakas, uno de los muchos clientes de Boras, había rechazado una oferta calificada por $17.4 millones extendida por los Reales de Kansas City en el otoño y tras meses de espera que se materializara una oferta mayor, no tuvo otra opción sino regresar a Kansas City por un tercio de dicha cantidad: $6.5 millones en dinero garantizado. El jardinero Carlos González, quien también es representado por Boras, firmó un pacto por un año y $8 millones con los Rockies de Colorado, tras haberle dicho a amigos ligados al béisbol que tenía una oferta por parte de los rocallosos por tres años y $45 millones.

El estilo de Boras es muy distinto al de la mayoría de los agentes en el mundo del béisbol, debido a su forma directa de decir las cosas y su prominencia, lo cual causa que sea el agente cuyos pasos son seguidos con mayor interés por parte de sus colegas, gracias a las batallas que ha librado en el pasado a fin de obtener el máximo beneficio económico posible para sus clientes. En el mundo aguerrido y feroz de la representación de deportistas, otros agentes ahora esperan ansiosos la definición del destino de otros dos clientes de Boras aún sin pactar con equipo alguno, a saber, el abridor Jake Arrieta y el cerrador Greg Holland, porque están esperando que estos peloteros deban conformarse con menos de lo inicialmente anticipado.

Prever el comportamiento del mercado de agentes libres puede ser algo muy similar a pronosticar el clima. Las condiciones cambian constantemente y para el Sindicato de Peloteros, esta temporada baja ha representado una tormenta de eventos desastrosos. La cantidad de equipos que están dispuestos a ser mediocres a propósito o que se han decidido a no participar en contención está creciendo, lo cual ha retirado millones de dólares de circulación en el mercado, luego que la unión laboral no logró darle prioridad a medidas para evitar esa situación dentro de las conversaciones que resultaron en el actual contrato colectivo que rige en las Mayores. Equipos que históricamente han sido dispendiosos en el mercado, como Yankees y Dodgers, decidieron ver los toros tras la barrera en esta ocasión, motivados por el sistema de penalidades e incentivos anexo al Impuesto pro Equilibrio Competitivo negociado por el sindicato. La actual generación de ejecutivos en el béisbol está mejor informada y cuenta con mejor disciplina que sus predecesores y cada vez menos dueños de equipos se sienten dispuestos a intervenir y desestimar la asesoría de sus gerentes.

Igualmente, es evidente que en este juego anual de "Sillas musicales y agentes libres invernales", los peloteros que actuaron temprano lograron mejor resultado, comparado con la gran cantidad que decidió sentarse a esperar y ahora no tienen contratos adecuados a sus aspiraciones. En el pasado, Boras hacía caminos y anticipaba que el mercado para sus talentosos clientes eventualmente cedería. Esto les dio resultados a jugadores como Carlos Beltrán, Prince Fielder y muchos otros.

Este año, eso no ocurrió. Los jugadores que decidieron tomar tiempo en el mercado de agentes libres, como fue el caso de Moustakas y González, en su mayoría han quedado económicamente disminuidos tras haber decidido dejar varias ofertas en la mesa. Eric Hosmer, cliente de Boras, tuvo buen resultado en un mercado en el cual pocos inicialistas parecían tener vacantes, al conseguir un pacto por ocho años y $144 millones. Sin embargo, los agentes que vaticinaron en diciembre que se produciría un baño de sangre para muchos agentes libres demostraron con el tiempo tener toda la razón. Al final, los relevistas que no esperaron mucho tiempo para firmar, como fue el caso de Luke Gregerson ($11 millones), Tommy Hunter ($18 millones) y Pat Neshek ($16.25 millones), recibieron mejor compensación que Moustakas. Yonder Alonso firmó por dos años y $16 millones a principios del invierno, lo cual se puede comparar con los casos de Logan Morrison y Lucas Duda, quienes decidieron firmar tarde y recibieron, respectivamente, las cantidades de $6.5 millones y $3 millones. Welington Castillo ($15 millones), Chris Iannetta ($8.5 millones) y Alex Ávila ($8.25 millones) firmaron todos antes del mes de febrero, mientras que Jonathan Lucroy acordó este fin de semana por $6.5 millones.

Mientras los últimos peloteros disponibles están envueltos en una refriega para conseguir contratos dentro del mercado de agencia libre más volátil en reciente memoria, quizás haya muchos arrepentidos, tanto agentes, jugadores e incluso dentro de los mismos equipos.

Lucroy: Hay informes que indican que los Rockies le ofrecieron al receptor $21 millones y tres años de contrato, consiguiendo menos de la tercera parte de dicha oferta al haber firmado por solo una temporada con Oakland.

Jon Jay: A principios de la temporada baja, los Marineros se encontraban en la búsqueda de un jardinero para que éste asumiera gran parte de los turnos al bate dejados por Leonys Martín. Entonces, Seattle le presentó una oferta a Jay por tres años. Tras la no concreción de un pacto, Seattle dirigió su mirada a los Marlins, que estaban en la búsqueda de deshacerse del contrato de Dee Gordon, y los Marineros ahora convertirán a Gordon en jardinero central. Jay terminó pactando con Kansas City por un año.

Los Rays y el jardinero Corey Dickerson: Tampa Bay le ofreció un contrato a Dickerson en diciembre y terminaron pactando por un salario de $5.95 millones antes de ir al arbitraje. Pero a medida que se desploma el mercado por jardineros en las esquinas, los Rays vieron mejor valor en otros sitios y luego de poco más de un mes tras la firma de Dickerson, lo despacharon mediante una negociación por el relevista Daniel Hudson y luego hicieron otro movimiento para firmar al jardinero Carlos Gómez por un año y $4 millones.

Logan Morrison: Los Indios tuvieron interés en Morrison a principios de la temporada baja, pero cuando la petición inicial fue muy superior a lo que estaban dispuestos a pagar, rápidamente se decantaron por Alonso.

Greg Holland: Existen diversas informaciones que indican que los Rockies le extendieron una firme oferta por tres años y $51 millones al cerrador. Otras fuentes afirman que las conversaciones con Colorado fueron muy preliminares y que las preferencias de los Rockies se inclinaban por Wade Davis sobre Holland. Los Rockies, al final, decidieron ir por Davis y a finales de invierno, ahora no queda claro a donde irá a parar Holland. Ejecutivos y agentes especulan en privado que el dinero garantizado en cualquier contrato por un año quedaría en el rango entre $7 millones y $10 millones, basándose en los niveles en los que se encuentre el mercado.

Moustakas: Un informe afirma que los Angelinos le ofrecieron $45 millones durante tres años. Sin embargo, fuentes dentro de los Angelinos dicen que esa cifra no es correcta y que no extendieron oferta alguna. Se han concentrado en mejorar su defensiva en temporadas recientes y la conversión de Zack Cozart de campocorto a antesalista fue prioridad, antes que éste pactara por tres años y $48 millones. Lo mejor que pudo conseguir Moustakas fue la oferta calificada.

Padres: Al final, su pacto por Hosmer fue, de lejos, la mejor cantidad de dinero pagada a un pelotero de posición en un mercado cuya lentitud llega a niveles históricos, superando por $86 millones el contrato más cercano en cuanto a cifras extendido a un primera base. Los Filis son el otro equipo que han pagado más de $16 millones por un inicialista. Los Padres pagaron una gran cantidad de dinero en un invierno en el cual muchos otros clubes pudieron cazar gangas.

Lance Lynn: Rechazó una oferta calificada por $17.4 millones por parte de los Cardenales y terminó firmando por un año y $12 millones con los Mellizos.

Gigantes: Asumieron $60.5 millones de la cantidad que falta por pagar al tercera base Evan Longoria, de 32 años, y luego vieron como los precios de agentes libres de esa posición cayeron dramáticamente. Antes que Moustakas consiguiera su contrato, Todd Frazier firmó por dos años y $17 millones. Ahora que podemos analizar con visión más amplia, el costo asumido por Longoria (en cuanto a dólares y prospectos entregados) parece excesivamente alto.

En un clásico ejemplo de oferta y demanda, los grandes números de poder en el terreno no se traducen necesariamente a conseguir suntuosas cantidades de dólares por el alto volumen existente de jonroneros. 13 lanzadores relevistas consiguieron dinero garantizado de por lo menos $10 millones durante este invierno, mientras que solamente 10 peloteros de posición cuentan con dinero garantizado por dicha cantidad. Moustakas, Morrison y Duda sumaron más de 30 jonrones cada uno, y recibieron un total de $16.5 millones.